TIMOR ORIENTAL: Perspectiva de grandes ingresos petroleros

Timor Oriental aumentará su participación en beneficios de la explotación de yacimientos marinos de gas y petróleo ubicados entre ese país y Australia, por un acuerdo firmado hoy que promete a los timorenses la ansiada independencia económica.

Australia abandonó tras duras negociaciones su pretensión de conservar durante 20 años la mitad de los beneficios que se destinan a los dos países por la explotación de un área de 75.000 kilómetros cuadrados conocida como la Brecha de Timor.

Otra parte de esos beneficios corresponde a las compañías que explotan los yacimientos, cuyos costos operativos se deducen de los ingresos brutos. El anterior acuerdo en la materia fue firmado en 1989 por Australia e Indonesia, cuando Yakarta controlaba Timor Oriental.

El nuevo Acuerdo del Mar de Timor, firmado en Dili y cuya redacción se concluyó a fines de la semana pasada en Canberra, implica el reparto en partes iguales de las ganancias nacionales hasta 2004. Pero Timor Oriental se llevará 90 por ciento de las mismas en los restantes 17 años de vigencia del tratado.

Según las autoridades australianas, Timor Oriental puede recibir a partir de 2004 un total de 7.000 millones de dólares.

La Autoridad Transitoria de las Naciones Unidas en Timor Oriental (UNTAET, por sus siglas en inglés), calculó en forma conservadora que el acuerdo aportará unos 104 millones de dólares anuales al gobierno timorense, cuyo presupuesto anual actual es apenas unos 57 millones de dólares.

Los negociadores timorenses fueron los ministros de Relaciones Exteriores, José Ramos-Horta, y Mari Alkatiri, de Economía. También participó en el proceso Peter Galbraith, representante de la UNTAET.

Alkatiri dijo este jueves en Dili que el acuerdo marca el inicio de una nueva relación entre su país y Australia.

El interés australiano en los yacimientos de petróleo de la Brecha de Timor fue una causa principal de que Australia apoyara en forma tácita la invasión de Indonesia a Timor Oriental el 7 de diciembre de 1975, nueve días después de que los timorenses proclamaran su independencia del dominio colonial de Portugal.

En agosto de ese año, el embajador australiano en Indonesia, Richard Woolcott, envió un mensaje a Canberra en el cual instó a apoyar los planes de Yakarta para anexar Timor Oriental.

«Me parece que el Departmento (de Minerales y Energía australiano) puede tener interés en superar las actuales discrepancias sobre fronteras marítimas, y la negociación correspondiente sería mucho más fácil con Indonesia que con Portugal o con un Timor Oriental independiente», indicó.

«Sé que recomiendo una posición más pragmática que principista, pero de eso se tratan el interés nacional y la política exterior», añadió.

Australia no comentó la invasión indonesia ni las violaciones de los derechos humanos que la siguiron, y fue uno de los pocos países que reconocieron la soberanía de Yakarta sobre Timor Oriental.

En 1989, el ministro de relaciones exteriores australiano, Gareth Evans, y su par indonesio, Ali Alatas, alzaron copas de champaña para celebrar la firma de un tratado que dividió la Brecha de Timor entre sus países.

Ese tratado estableció una «zona de cooperación» binacional en el área con mayores probabilidades de contar con yacimientos de petróleo, y asignó a cada país la mitad de los beneficios nacionales provenientes de la explotación de esos yacimientos y los de gas.

Luego se descubrieron grandes yacimientos que se explotan en la actualidad.

Indonesia se retiró de Timor Oriental a fines de 1999, tras un plebisicito de autodeterminación realizado el 30 de agosto de ese año con supervisión de la Organización de las Naciones Unidas, en el cual más de 78 por ciento de los votantes optó por la independencia total de Yakarta.

Las autoridades indonesias transfirieron entonces los derechos adquiridos por el tratado con Australia a la UNTAET, establecida por el foro mundial para ordenar la transición hacia la plena independencia de Timor Oriental.

Australia pretendía que los términos del acuerdo sobre la Brecha de Timopr siguieran vigentes, pero dirigentes timorenses y de la UNTAET insistieron en que debía negociarse un nuevo tratado, porque el de 1989 era ilegítimo e injusto.

Galbraith afirmó a comienzos de esta semana, en declaraciones para una radio australiana, que el tratado no es tan generoso con Timor Oriental como sostiene el gobierno de Australia, el cual recibirá parte de los beneficios obtenidos del lado timorense de las aguas limítrofes.

El representante de la UNTAET trató de lograr un acuerdo que incluyera la definición de límites en forma favorable a Timor Oriental, pero Ramos-Horta aceptó la propuesta australiana de postergar ese asunto hasta el fin de la vigencia del nuevo tratado.

El investigador Tim Anderson, de la organización no gubernamental (ONG) australiana Aidwatch, pronosticó que Timor Oriental no obtendrá ingresos significativos si no se ejerce fuerte presión sobre las firmas petroleras.

«Nos gustaría que se examinaran los procedimientos empleados por las compañías para establecer sus costos de producción. Tras 10 años de actividades de esas firmas, debería ser posible evaluar si calculan costos en forma correcta», señaló.

El nuevo tratado fue elogiado por Jim Redden, director de políticas del Consejo Australiano para la Asistencia de Ultramar, una coalición de ONG.

Redden opinó que ese acuerdo garantiza a Timor Oriental «una fuente independiente de recursos», y señaló que «la dependencia excesiva de asistencia y préstamos externos conduce a menudo a los países en desarrollo a quedar atrapados en el círculo vicioso de la pobreza y el endeudamiento», explicó.

La responsable de asuntos internacionales de la oposición australiana, Laurie Brereton, dijo que los potenciales ingresos petroleros de Timor Oriental no deben hacer olvidar que ese país necesita ayuda urgente, para reconstruir infraestructura devastada por milicias proindonesias tras el plebiscito de autodeterminación.

«Los ingresos provenientes de la explotación de petróleo y gas tardarán varios años en llegar, y Timor Oriental necesitará apoyo australiano durante mucho tiempo», enfatizó. (FIN/IPS/tra- eng/bb/js/if ip/01

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