SOMALIA: Tras guerra, plagas

Somalia presenta atisbos de estabilidad institucional por primera vez en 10 años, pero la retracción de los países donante impidió mejorar la situación social y humanitaria en este país asolado por enfermedades transmisibles.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) advirtió que se requieren recursos con urgencia para atender a la población necesitada de servicios de salud, educación y provisión de agua.

La agencia especializada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) demanda 700.000 dólares para actividades de salud preventiva y curativa, en un país donde las enfermedades diarreicas, las infecciones respiratorias y el paludismo causan la mitad de las muertes entre la población infantil.

La inmunización en Somalia apenas alcanza a 30 por ciento de la población y los brotes de sarampión ocasionan numerosos decesos.

Somalia, donde el cólera es endémico, figura como uno de los países del mundo con mayor propagación de la tuberculosis.

Todos los planes elaborados por la ONU para atender la salud, la educación y el suministro de agua en Somalia han sido postergados debido a la estrechez de recursos financieros en un país cuyo último gobierno constituido se extinguió a comienzos de 1991.

La anterior solicitud de aportes presentada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que ascendía a poco más de 23 millones de dólares, solo fue cubierta por los donantes en nueve por ciento.

El mayor riesgo consiste en una escasez de alimentos que se puede presentar a fines del año, previno Gianfranco Rotigliano, representante de Unicef en Somalia, que esta semana procurará conmover en la ciudad suiza de Ginebra a los países donantes.

Entre las medidas apremiantes, Unicef estima que se necesitan 800.000 dólares para asegurar el aprovisionamiento de agua a las meridionales regiones de Gedo, Bakol, Bay e Hiran.

Esas zonas afrontan el riesgo de pérdida de cosechas debido a la sequía. Ante esas condiciones, las reservas de alimentos han comenzado a desaparecer.

La agencia de la ONU propuso un programa para rehabilitar las perforaciones de agua. Las áreas afectadas por la sequía se caracterizan por la elevada y persistente proporción de la desnutrición entre sus habitantes. Otra partida, de 600.000 dólares, integra la solicitud urgente de Unicef para sufragar los gastos de un programa de educación concebido especialmente para poblaciones infantiles de sociedades sacudidas por conflictos armados.

Somalia, un país de casi siete millones de habitantes, tiende a abandonar un estado de anarquía dominante desde 1991, precipitado por enfrentamientos entre bandas comandadas por los «señores de la guerra», que frustraron intervenciones armadas de la ONU con tropas de Estados Unidos.

Pero en el último año se registró un acontecimiento institucional con la creación del Gobierno Nacional de Transición (GNT), como culminación del proceso de pacificación de Ayrta, que tomó el nombre de la pequeña ciudad donde se concertó el acuerdo entre sectores facciosos.

El entendimiento favoreció la elección del parlamento, la ratificación de la Constitución y la designación del GNT, que se estableció en Mogadiscio, la antigua capital.

El proceso de pacificación de todo el país todavía es lento, reconoció Rotigliano, funcionario de Unicef destacado en Somalia. El resto del territorio todavía se encuentra dividido.

En la región septentrional coexisten dos entidades. Una de ellas, la República de Somalilandia, en la parte noroccidental limítrofe con Djibouti, goza de una paz relativa y controla su territorio.

Pero al oriente de Somalilandia ha surgido el Estado Puntland de Somalia, que no proclama la independencia, pero se presenta como la base para una futura reunificación federal de todo el territorio somalí.

Somalilandia, en cambio, desecha toda idea de volver a la situación anterior, a pesar de que el flamante estado, nacido hace cuatro años, todavía no ha sido reconocido por ninguna nación.

En las zonas central y meridional de Somalia, donde viven dos tercios de la población, la situación es más confusa pues junto al GNT coexisten algunos de los tradicionales «señores de la guerra», los caudillos que lidiaron durante una década hasta ocasionar el caos institucional en el país.

En la zona central del país actua también otro grupo, el Consejo de Reconstrucción y Rehabilitación de Somalia (CRRS), con apoyo de los jefes de algunos clanes de la región.

Rotigliano recordó que la actividad de los funcioanrios internacionales se vio amenazada cuando en marzo fueron secuestrados seis representantes de la ONU y tres miembros de la organización no gubernamental Médicos sin Fronteras.

Las nueve personas fueron liberadas luego, pero el episodio copmplicó las posibilidades de trabajar en Mogadiscio, dijo el experto de nacionalidad italiana. (FIN/IPS/pc/mj/dv ip/01

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