PALESTINA: Demoliciones en nombre de la seguridad

El ejército de Israel destruyó 500 viviendas en la franja de Gaza desde el comienzo de la intifada (insurgencia palestina contra la ocupación israelí) en septiembre, aseguraron activistas israelíes.

Unas 150 de esas viviendas fueron demolidas mediante topadoras con el fin de limpiar el área de edificios palestinos por razones de seguridad, mientras las restantes quedaron inhabitables tras bombardeos sobre áreas residenciales.

El ejército «usa cualquier excusa para destruir tantas casas como pueda. La idea es detener la construcción de edificios palestinos y abrir terreno para edificaciones israelíes civiles y militares», aseguró Jeff Halper, director del Comité Israelí contra la Demolición de Viviendas.

Por su parte, el teniente coronel Olivier Rafowicz, portavoz militar israelí, sostuvo que «las casas (demolidas) casi siempre están vacías». Rafowicz dijo no disponer de cifras sobre las demoliciones.

«Cuando las viviendas son utilizadas como posiciones militares por francotiradores se convierten en objetivos. Los francotiradores son responsables de la demolición, porque las usan para disparar», afirmó Rafowicz.

La casa de Mohammed Barhoum en el poblado de Rafah —en el sur de la franja de Gaza sobre la frontera con Egipto— es una de las últimas víctimas del conflicto: una topadora militar la convirtió a fines de junio en una montaña de hierros retorcidos y trozos de concreto.

«Mis libros de estudio están debajo de los escombros», dijo el joven de 17 años, que debía rendir exámenes en los próximos días.

Barhoum señaló una rueda de bicicleta que se asomaba entre los restos. «Usaba la bicicleta para ir a la escuela y a trabajar. Me costó 100 dólares. ¿Quién me dará el dinero para comprar otra?», se preguntó.

El joven no es el único en Rafah que quedó sin hogar por la demolición israelí. En un solo día, 17 viviendas fueron derribadas y más de 100 personas quedaron sin hogar.

«Uno vive en una casa, pero luego debe vivir en una tienda de campaña. ¿Cómo se supone que debemos sentirnos?», cuestionó Jaled Barhoum, junto a los restos de lo que fue su hogar hasta que llegaron al vecindario tres tanques y dos topadoras israelíes.

Al escuchar el estruendo, las familias reunieron a los niños y salieron, contaron los pobladores. En dos horas, la maquinaria había terminado de demoler las viviendas de Rafah más cercanas a la frontera con Egipto.

Unas horas después, funcionarios de la Organización de Naciones Unidas (ONU) acudieron al lugar y entregaron 17 tiendas a las familias. Para algunos resultó una cruel ironía: muchos palestinos vivieron en campamentos cuando llegaron a la franja de Gaza como refugiados tras la creación de Israel en 1948.

Desde que se desató el conflicto en septiembre, los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza, ocupados por Israel en 1967, fueron cercados por el ejército israelí.

Al mismo tiempo, el gobierno que encabeza el derechista Ariel Sharon en Israel decidió iniciar las demoliciones, por lo cual las carpas son cada vez más habituales en Gaza.

Unos 5.000 colonos judíos se instalaron en la franja de Gaza desde 1967, ocupando un cuarto del territorio. En los restantes tres cuartos viven 1,2 millones de palestinos, en una de las áreas más densamente pobladas del mundo.

Rafah es un lugar de enfrentamientos cotidianos.

«Cuando vi como destruían mi hogar, se fue el temor de mi corazón. Quería ir hasta la topadora y matar al soldado que la manejaba. Temo que van a volver a seguir destruyendo», dijo el joven Wahid Barhoum.

Debido al rechazo internacional que despiertan estas medidas, el gobierno israelí, que antes derribaba varias casas por semana, decidió reducir la frecuencia de las demoliciones, a gran escala y concentradas en un solo día, como ocurrió en Rafah, dijo Halper.

En abril, 70 viviendas cayeron bajo las topadoras en el campamento de refugiados Jan Yunis, al norte de Rafah. El gobierno israelí argumentó que su intención era eliminar escondites de francotiradores que amenazaban el asentamiento judío de Katif.

Pero los residentes palestinos negaron que sus casas fueron utilizadas por francotiradores.

«Israel cree que sólo los colonos judíos tienen problemas de seguridad», dijo Mustafá Barghouti, director del Instituto de Políticas e Información para el Desarrollo Sanitario, de Ramalá, Cisjordania.

Las demoliciones de Rafah fueron conceidas para ampliar la zona que Israel controla entre el área residencial palestina y la frontera con Egipto, aseguró Barghouti.

El mismo principio se aplica en Gaza y en Cisjordania: a medida que avanzan las posiciones militares en las áreas palestinas, se demuelen viviendas para crear cordones sanitarios. «Israel empuja y rodea a la comunidad palestina y cuanto más se acerca, más casas derriba», concluyó Halper. (FIN/IPS/tra-en/bl/mn/dc/mj/pr hd/01

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