NORUEGA: Globalización genera pobreza en el Norte industrial

Los efectos de la globalización ya se perciben en Noruega, el paraíso petrolero del Norte industrial que lucha por mantener su imagen de igualitario a medida que recrudece la pobreza.

Las últimas encuestas revelan que la población noruega no confía en los políticos, mientras la prensa considera catastrófica la escasa credibilidad del gobernante Partido Laborista (DNA), afiliado a la Internacional Socialista.

La caída de la popularidad del DNA es atribuida al altisímo costo de la vida. Cada vez más noruegos manifiestan dificultades para satisfacer sus necesidades básicas.

El fenómeno es atribuido por los expertos al descenso de los precios internacionales de petróleo desde 1997, que fue corregido en parte con recortes en la producción por los países exportadores desde marzo de 1999.

Casi 10 por ciento de la población no recibe beneficio alguno del Estado benefactor, según el Instituto Estatal de Investigaciones del Consumo (SIFO). Unas 160.000 familias, que suman ocho por ciento de los 4,4 millones de habitantes de este país, ya están por debajo del nivel de pobreza.

«Este país es cada vez más rico, y por lo tanto es muy preocupante que la brecha entre pobres y ricos se profundice cada vez más», dijo Christian Poppe, investigador de SIFO.

El decaimiento de la infraestructura de la educación y de la salud también son objeto de crítica.

El cientista político Oyvind Osterud dijo a IPS que la globalización tuvo consecuencias negativas tanto en el Estado como todos los sectores del país.

«Los servicios públicos, entre ellos el mantenimiento de las escuelas públicas y del sistema de salud, descendieron en la escala de prioridades», dijo Osterud, autor del libro «Hacia la globalización de Noruega».

«Todo esto se relaciona con una reorientación política e ideológica. El espacio de la política oficial se redujo y el Estado ya no controla las grandes transacciones de dinero. La actividad de las empresas privadas no tienen limitaciones para llevar a cabo movimientos de capital», explicó.

La industria tradicional se ha debilitado, y, de forma paralela, se redujo la tradicional clase obrera industrial y surgió una nueva clase media burócrata, a medida que la globalización dejó sin responsabilidad a los políticos, según Osterud.

Mientras, los ricos se hicieron considerablemente más ricos y un grupo quedó en los márgenes de la sociedad, dijo el académico.

Los grandes recursos de petróleo son la primera fuente de ingresos de Noruega, décimo productor de crudo del mundo. La industria petrólera esta todavía bajo control del Estado, aunque el primer ministro Jens Stoltenberg promueve la venta de parte del sector a compañías transnacionales.

En los primeros años de la década del 70 el sector naviero era tan importante, en términos comparativos, como el petrolero en la actualidad.

El crecimiento del sector petrolero comenzó a mediados de la década del 60, y su avance dio origen a una economía vulnerable y expuesta a los vaivenes del mercado internacional, así como a la disminución del poder del Estado y de los políticos, según Osterud.

El DNA, base del Estado benefactor en Noruega, afrontará grandes desafíos en las próximas elecciones generales, el 10 de septiembre.

El Partido Conservador (Hoyre) lograría hoy 34,5 por ciento de los votos, mientras el DNA obtendría apenas 22 por ciento, según la encuesta a comienzos de mes por el diario VG y el canal de televisión TV2.

Hoire obtendría, de acuerdo con esos resultados, 50 por ciento más escaños parlamentarios que el DNA. Además, la mayoría de las mujeres, otrora mayoritariamente socialdemócratas, se inclinan hoy por los conservadores, según la encuesta. (FIN/IPS/gw/mj/ip dv/01

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