NICARAGUA: El sandinismo cambia de piel

El izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua pregona, rumbo a las elecciones generales del 4 de noviembre, su apego al libre mercado, a los empresarios y a la inversión extranjera.

Expertos y dirigentes sostuvieron que el FSLN, definido desde sus estatutos como «partido revolucionario, socialista, solidario democrático y antiimperialista de composición plural», ha cambiado de piel de cara a las elecciones, en las que su líder, Daniel Ortega, aspira a regresar a la Presidencia.

«Si ganamos las elecciones, nuestro gobierno le dará mucha importancia al fortalecimiento del sector privado y al saneamiento de la economía», dijo a IPS Agustín Jarquín, candidato a la vicepresidencia en la fórmula del FSLN, partido que es miembro pleno de la Internacional Socialista.

La guerrilla sandinista acabó en 1979 con la dictadura de Anastasio Somoza, cuya familia ejercía el poder desde 1937. El FSLN impuso hasta 1990 una política asistencialista, expropió tierras a personas y compañías extranjeras y se enfrentó con una guerrilla financiada por Estados Unidos.

Esta será la cuarta candidatura consecutiva de Ortega a la Presidencia por el FSLN. Triunfó en 1984, cinco años después del derrocamiento de Somoza. En 1990, cayó frente a Violeta Chamorro, y en 1996, ante Alemán.

Jarquín, encarcelado en 1999 tras denunciar supuestos actos de corrupción en el gobierno de Arnoldo Alemán en su carácter de contralor general, es considerado por su reputación de honestidad una de las principales cartas de triunfo del sandinismo.

Sin embargo, no es sandinista, pues forma parte del Partido Unidad Social Cristiana, agrupación hoy aliada con el FSLN. Pero Jarquín considera que el sandinismo no seguirá las huellas de su pasado si retorna al gobierno.

Jarquín aseguró que el FSLN no tolerará invasiones de haciendas privadas ni confiscará propiedades, reducirá los gastos del gobierno y procurará tener buenas relaciones con Estados Unidos y con la Iglesia Católica.

«El sandinismo está identificado con la democracia y por eso el mundo no tiene por qué temerle», dijo Jarquín en el local central de su campaña electoral, ubicada en un exclusivo barrio de Managua.

Un gobierno sandinista fijaría entre sus prioridades propiciar una economía con rostro humano, impulsar el proceso de integración centroamericana y generar confianza para atraer a la inversión extranjera, explicó el candidato.

El actual mensaje político del FSLN procura calmar los miedos que atizan sus adversarios.

La última encuesta conocida, publicada este mes por la empresa CID-Gallup, ubica a Ortega como favorito, con 29 por ciento de las intenciones de voto, pero seguido muy de cerca por Enrique Bolaños, vicepresidente y candidato del gobernante Partido Liberal Constitucionalista (PLC), de derecha, con 26 por ciento.

Para ganar la batalla en la recta final, el sandinismo trata de ahuyentar los fantasmas de su pasado y aseguran que, de retornar al poder, no reinstaurarán el servicio militar obligatorio ni restringirán la actividad de las empresas privadas.

«Estamos para hacer propuestas. La de hoy es otra cara del sandinismo», sostuvo Silvio Mora, portavoz oficial del FSLN, quien anunció una campaña contra la corrupción y un periodo de austeridad económica con el regreso del grupo al poder.

«No es cierto que Daniel Ortega sea un marxista-leninista sin corazón. Al contrario, es un hombre bautizado», añadió Mora.

El sandinismo es víctima de una campaña de desprestigio a manos de sus adversarios, sostuvo.

A pesar de que todavía faltan cuatro meses para los comicios, a los que están convocados dos millones de votantes inscriptos, en los medios de comunicación ya se nota una creciente efervescencia.

«Soy sandinista por gracia de Dios. Vote por el FSLN», rezan las calcomanías adheridas a los vehículos utilizados por la campaña del sandinismo.

En las calles de Nicaragua la polarización en torno del sandinismo es evidente. Unas personas hablan muy bien de Ortega, mientras otras que no ocultan su profundo rencor contra el líder izquierdista.

«¡Qué va! Yo no creo que Ortega vuelva con buenas intenciones, pues perro que come huevos, no aprende ni quemándole el hocico», dijo a IPS Benito Bellorín, un campesino de Estelí, ciudad ubicada 150 kilómetros al norte de Managua.

Incluso, algunos antiguos militantes del sandinismo sostienen que muchos de los ideales por los que lucharon en el pasado hoy están desvirtuados.

Así piensa el cantautor Carlos Mejía Godoy, uno de los artistas nicaragüenses más reconocidos en el extranjero, quien dice que Ortega es como anteojos bifocales.

«En la parte de arriba del anteojo se le ve como un héroe guerrillero que combatió por causas justas, pero en la parte de abajo se le ve como un líder que hace todo lo que los sandinistas criticamos de los dictadores: los pactos y el continuismo», dijo Mejía Godoy a IPS.

Sin embargo, otros creen que «el comandante» p-como algunos todavía llaman a Ortega— es la gran esperanza del país.

«Cuando el Frente (Sandinista) gobernó, los pobres recibimos mucha ayuda, por eso queremos que gane», dijo Carmen Rugama, vendedora de artesanía en el mercado central de Managua.

El FSLN se declaró oficialmente un partido socialdemócrata apegado al pluralismo ideológico.

Virgilio Godoy, vicepresidente en el primer tramo del gobierno de Violeta Chamorro (1990-1996), consideró que, en el pasado, el FSLN fue el «chico malo» de Nicaragua, por lo que ahora quiere proyectar una imagen de «chico bueno».

«Ya no hay sandinismo. Lo que hay es un grupo de antiguos sandinistas que se volvieron capitalistas feroces. Lo que ahora quieren es defender sus intereses y privilegios», dijo Godoy a IPS.

Para el ex vicepresidente es insólito que Ortega haya aparecido en público meses atrás con un crucifijo en su pecho y que se declare cristiano.

Godoy no descartó una alianza a última hora entre los dos partidos de la derecha tradicional —el gobernante Partido Liberal Constitucionalista y el Conservador—, hoy divididos, para enfrentar al sandinismo.

El FSLN logró congregar a grandes multitudes en las últimas conmemoraciones de fechas históricas de la revolución sandinista. En esos actos, la consigna más coreada, a ritmo tropical, dice: «Votemos por el Frente/ votemos por Daniel/ el 4 de noviembre/ vamos a ganar con él».

Las próximas semanas serán decisivas en la campaña electoral, pero los analistas coinciden en que la mayoría de los ciudadanos definirá su voto en el último momento. (FIN/IPS/nms/mj/ip/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe