MEXICO: Con el discurso no alcanza

La propuesta del presidente de México, Vicente Fox, de negociar un acuerdo político con la oposición para consolidar la transición iniciada tras la salida del PRI del gobierno, va a la deriva, igual que sus principales proyectos legislativos.

El mundo político de armonía, concertación y cooperación entre rivales, prometido periódicamente por el mandatario desde que asumió en diciembre, es hoy un escenario de reclamos y amenazas.

El acuerdo nacional está cerca, aseguró Fox el 21 de este mes. Eso es «mentira», no haya nada, respondieron dirigentes del PRI (Partido Revolucionario Institucional) y del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), las dos principales fuerzas opositoras en el Congreso legislativo.

Los proyectos de ley de cultura indígena, de reforma fiscal y el referido al sector eléctrico, las tres iniciativas más importantes presentadas por Fox al Congreso, han sido objetadas duramente por la oposición.

Hasta ahora sólo se aprobó la ley indígena, con el apoyo del PRI, un sector del PRD y del centroderechista Partido Acción Nacional (PAN), de Fox, pero con tantos cambios que ahora no convence al gobierno y tampoco a las organizaciones indígenas ni a la guerrilla zapatista ni a las fuerzas políticas de izquierda.

El presidente Fox aseguró que pronto se llegará a un acuerdo sobre la reforma fiscal, que busca aumentar las recaudaciones tributarias. Sin embargo, el secretario general del PRD, Jesús Zambrano, dijo que eso son «falsedades y engaños, pues no hay ningún avance al respecto».

La reforma fiscal es fundamental para el país, si se quiere equilibrar los ingresos del Estado, advirtió el gobierno.

México capta vía impuestos recursos que equivalen a 16,5 por ciento de su producto interno bruto, la mitad de lo que logran los países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, que reúne a las economías desarrolladas del mundo.

El gobierno presentó sus propuestas al Congreso sin haber realizado negociaciones previas y en un ambiente que acumulaba tensiones, sobre todo frente al PRI, que afronta por estos días denuncias de un pasado de corrupción, espionaje a opositores y guerra sucia.

En cuanto a la propuesta gubernamental del pacto, formulada durante la campaña y reiterada a comienzos de este mes, cada uno de los sectores opositores la entiende de diversa forma.

Amalia García, líder del PRD, señaló que un acuerdo nacional debería ser para cambiar la política «neoliberal» del gobierno.

Sin embargo, el ex candidato presidencial del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, declaró que su fuerza política jamás firmará un pacto para «fortalecer un régimen que está cediendo soberanía y que pone de rodillas al pueblo».

Por su parte, la presidenta del PRI, Dulce María Sauri, sostuvo que al gobierno le falta visión para conducir el país y que se está usando el tema del combate contra la corrupción para golpear a su partido.

Se manifiesta una discusión desordenada, sin cauce y en la que cada partido interpreta de manera distinta el impacto de la caída del PRI, luego de 71 años de poder, opinó Jaime Sánchez, columnista del diario Reforma.

La propuesta de pacto «patina entre quedar como quimera o seguir como pesadilla», apuntó.

Sauri insiste en que el gobierno no tiene dirección ni ideas, y «lo único que tenemos del presidente son palabras».

Fox ha reiterado en sus casi ocho meses de gestión que en México reinan la tolerancia, el diálogo y la concertación política, ingredientes que considera necesarios para negociar un acuerdo nacional, que corone el cambio político derivado del fin de la era del PRI.

«El presidente debería hacer más y hablar menos para no generar tantas expectativas», recomendó Rafael León, obispo católico de ciudad Guzmán, en el septentrional estado de Jalisco.

Fiel a su estilo de campaña, el mandatario mantiene una fuerte presencia en los medios de comunicación. Desde que asumió la presidencia son contados los días en que no ha realizado alguna declaración.

Fox, ex ejecutivo de Coca-Cola, utiliza siempre un tono optimista y continuamente compara el país con una empresa, en la que todos deben poner su trabajo y esfuerzo. Es el típico discurso del motivador empresarial, apuntan los observadores.

Pero las palabras chocan con los hechos. Fox no tiene mayoría en el Congreso y los partidos opositores le niegan hasta el beneficio de la duda.

México logró la alternancia en el gobierno, pero aún no logra la transición política, ha reconocido el propio presidente.

Así, diversos observadores sostienen que México requiere un pacto político nacional sobre asuntos económicos, políticos y de seguridad.

«Dadas las circunstancias políticas, los enconos, las divergencias y los desacuerdos, un pacto superficial no haría más que contribuir a la erosión de la política», señaló el Consejero de Seguridad del gobierno, Adolfo Aguilar.

«Es necesario buscar la vía para construir acuerdos ciertos que modifiquen de manera perceptible la dinámica de dispersión y segregación de esfuerzos, revierta la tendencia a la polarización de posturas y den confianza en que el gobierno, los partidos y la sociedad avanzan en atención a los problemas nacionales», añadió. (FIN/IPS/dc/dm/ip/01

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