Khoder Jader aún se pregunta por qué murieron sus hijos Faisal, Elías y Mustafá, que fueron alcanzados por un misil em un campo de fútbol en la septentrional ciudad iraquí de Tellafaar. El menor tenía cuatro años, y el mayor 29.
La tragedia ocurrió el 16 de junio y causó la muerte de 23 personas y heridas a 11, según las autoridades iraquíes. Uno de los heridos fue otro hijo de Jader, Adel, quien perdió una pierna debido a la explosión.
Saber qué pasó es difícil, porque hasta una semana después de la explosión, la estatal emisora de televisión iraquí fue el único medio de comunicación al que se permitió entrar en el lugar.
Las autoridades iraquíes sostienen que el misil provino de un avión estadounidense, y Washington alega que fue disparado desde tierra por Iraq.
El ruido de los aviones de guerra forma parte de la rutina en Tellaafar desde que Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia impusieron en 1991 una zona de exclusión de vuelos sobre la región septentrional de Iraq, con el objetivo declarado de impedir la represión de Bagdad contra la población kurda.
En 1992, las mismas potencias impusieron una zona de exclusión de vuelos en la región meridional del país, con la intención de evitar la represión de población musulmana chiíta.
Tales zonas de exclusión no han sido avaladas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Francia abandonó pronto las patrullas aéreas en esas zonas, mientras aumentaban las críticas internacionales a las mismas por su falta de base legal.
En 1998, tras conflictos entre Bagdad e inspectores de armas de la ONU, el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, impulsó criterios más severos para las patrullas sobre las zonas de exclusión, que autorizan a los aviones británicos y estadounidenses a atacar cualquier defensa antiaérea iraquí.
El impacto del misil sobre el campo del fútbol se produjo «un martes a las 11.30, mientras los jóvenes jugaban, y el proyectil fue disparado desde un grupo de aviones estadounidenses», aseguró el sobrino de Jader, Hussein.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, sostuvo que ese día no se lanzó ningún proyectil sobre Tellafaar desde aviones de su país o de Gran Bretaña, pese a que fuerzas iraquíes dispararon varios misiles tierra-aire.
«En caso de que alguien haya muerto, fue a consecuencia del un disparo falido desde tierra», afirmó Rumsfeld.
«Ellos nunca lo admitirán, pero son mentirosos y culpables», replicó Hussein Jader.
«¿Acaso no matan a cientos de civiles cada día con sus sanciones (económicas)? ¿Acaso no bombardearon el refugio de civiles de Aamiriyaa (en Bagdad, durante la guerra del Golfo de 1991) y causaron la muerte de cientos de civiles allí?», añadió.
Bagdad asegura que 300 civiles han muerto y otros 900 resultaron heridos debido a bombardeos de aviones de patrullaje estadounidenses y británicos, y ordenó a sus Fuerzas Armadas disparar contra ellos.
Washington sostiene que esas cifras son muy exageradas, pero informes de la ONU y de otras organizaciones han indicado que aviones de Estados Unidos y Gran Bretaña atacaron con misiles áreas residenciales en varias ocasiones.
En mayo de 1999, Estados Unidos admitió que había causado la muerte de 14 civiles al bombardear por error un campamento de nómades cerca de la ciudad septentrional de Mosul, que sus pilotos confundieron con una base de lanzamiento de misiles.
Algunos sospechan que el Ejército iraquí emplaza armas antiaéreas en zonas residenciales, y hay antecedentes de fuego antiaéreo que cayó sobre áreas civiles, de modo que nadie parece libre de culpa por la muerte de población civil en zonas de exclusión.
Habitantes de Tellaafar que el 16 de junio estaban en un mercado de verduras cercano al campo de fútbol dijeron que habían escuchado sólo una explosión. Eso descartaría que se haya producido fuego antiaéreo iraquí, que debería haber sonado como una sucesión de disparos.
«No escuché nada, y de pronto me encontré en el hospital», dijo a IPS Ammar Hamidi, de 13 años y paralítico debido a la poliomielitis, quien miraba el juego de fútbol cuando se produjo la explosión.
Hamidi aún está internado, en recuperación de quemaduras y heridas producidas por esquirlas.
Hussein Jader también dijo que hubo una sola explosión. «No hubo disparos previos. No hubo disparos antiaéreos iraquíes», enfatizó.
Pero antes de cada respuesta, Hussein miraba al guardaespaldas asignado por el Ministerio de Información para acompañar a cada periodista extranjero. Durante la visita de IPS a la familia Jader estuvieron presentes dos agentes de seguridad, uno proveniente de Bagdad y otro del gobierno local de Mosul. (FIN/IPS/tra- en/kg/aa/dc/ip/01