/Integración y Desarrollo/ MERCOSUR: Crisis alimenta nuevas disputas

La crisis económica de Argentina causa la continua caída de la moneda de Brasil y los dos países, principales socios del Mercosur, han vuelto a enzarzarse en una disputa de índole comercial.

El dólar alcanzó una cotización de 2,56 reales en la mañana del viernes en Brasil, para luego retroceder a 2,43 reales. Eso representa más de 27 por ciento de depreciación desde enero, en contraste con el cambio fijo argentino en que el peso se cotiza a la par del dólar.

Los expertos coinciden en atribuir a la crisis económica y política de Argentina la condición de principal factor inmediato de la debilidad del real, acentuada desde marzo. La dependencia brasileña de inversiones extranjeras, la crisis energética y la desaceleración de la economía estadounidense serían otras causas.

El real depreciado sirve, por otro lado, como una justificación para las medidas y declaraciones con que el ministro argentino de Economía, Domingo Cavallo, hostiga a Brasil y al Mercosur (Mercado Común del Sur, bloque también integrado por Paraguay y Uruguay).

Su última decisión, publicada el martes, concede un descuento a los aranceles de camiones, máquinas agrícolas y bienes de informática y telecomunicaciones procedentes de fuera del Mercosur, para compensar la diferencia de 7,7 por ciento aplicada en el cambio de divisas para los exportadores.

En respuesta, Brasil suspendió las negociaciones bilaterales en curso, que incluyen una reducción del arancel externo común del Mercosur, el régimen de comercio de automóviles y la armonización de los mecanismos antidumping (comercio desleal).

La decisión argentina, unilateral y sin aviso al Mercosur, perjudica las exportaciones brasileñas, al anular las preferencias que se conceden los socios de un bloque definido como unión aduanera, dijo el vicecanciller brasileño Luis Felipe Seixas Correa al justificar la reacción.

La diplomacia brasileña reafirmó así que no acepta un retroceso del Mercosur a una simple zona de libre comercio, modificación defendida varias veces por Cavallo.

La unión aduanera supone la exención de aranceles al intercambio entre miembros del bloque, pero una protección común contra importaciones de terceros, a través de aranceles uniformes.

Desde que asumió el Ministerio de Economía hace tres meses, Cavallo intenta rebajar los aranceles de todas las importaciones de vehículos pesados, máquinas agrícolas y productos de informática y telecomunicaciones, reduciendo la ventaja de la industria brasileña de esos sectores en el Mercosur.

Un primer intento de incluirlos entre los bienes de capital, sobre los cuales Argentina fue autorizada a no aplicar el arancel externo común, encontró firme oposición brasileña.

Cavallo retrocedió y se alivió la tensión, que vuelve ahora ante la nueva medida que, en la práctica, tiene el mismo objetivo de abaratar la adquisición de esos bienes por los productores argentinos, rompiendo la dependencia del suministro brasileño.

Pero eso viola acuerdos y el espíritu del Mercosur, según el gobierno de Brasil.

El nuevo conflicto estalla en medio a graves dificultades que afrontan las economías de ambos países, reflejadas principalmente en la persistente depreciación del real y en la recesión argentina, con gran aumento del interés de los bonos, que encarece la deuda del país.

A mediados de junio, cuando el dólar llegaba a cerca de 2,48 reales, el presidente del Banco Central brasileño elevó 1,5 puntos porcentuales su tasa de interés e intervino fuertemente en el mercado cambiario, con venta de divisas y de títulos indexados al dólar.

La cotización del dolar retrocedió a 2,30 reales, pero volvió a subir este mes. El anuncio del jueves, por el director de Asuntos Internacionales, Daniel Gleizer, de que el Banco Central venderá 6.000 millones de dólares hasta fin de año, en sumas regulares, no tranquilizó el mercado, sino que lo agitó más aún.

La moneda está «sin control» y bajo riesgo de sufrir un «ataque especulativo», según el consultor Natan Blanche, experto en mercado cambiario.

Los recursos anunciados, 6.000 millones de dólares en seis meses, representan solo 50 millones de dólares por dia, «casi nada» en un mercado que negocia 1.500 millones de dólares diarios, según operadores de cambio.

Las reservas cambiarias brasileñas, de 36.458 millones de dólares el jueves, tampoco alcanzan para satisfacer la fuerte demanda.

Por eso se debe recurrir también a títulos de la deuda pública corregidos por el dólar, alza de intereses y reducción de la liquidez del mercado, sugirió Blanche.

Pero son medidas que inhiben el crecimiento económico, ya afectado por la crisis energética y la consecuente retracción de las inversiones nacionales y extranjeras.

El problema es que grandes empresas nacionales endeudadas en dólares y las extranjeras atemorizadas por la incertidumbre tanto en Argentina como en Brasil buscan protección, es decir, activos en monedas extranjeras fuertes, evaluó Mailson da Nóbrega, ex ministro de Hacienda.

La fuerte depreciación del real eleva la inflación y las deudas interna y externa de Brasil, además de afectar la economía real, especialmente las empresas que dependen de importaciones de bienes e insumos.

La desaceleración de la economía brasileña, tal como la depreciación del real, representa mayores dificultades para Argentina, pues Brasil absorbe cerca de 30 por ciento de sus exportaciones. Ese trasfondo tiende a agravar las divergencias en el Mercosur. (FIN/IPS/mo/mj/if/01

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