La liberalización de la economía en el meridional estado de Andhra Pradesh, en India, lleva al suicidio a cientos de tejedores artesanales arruinados por el surgimiento de una moderna industria y huérfanos de todo respaldo oficial.
Varias generaciones de la casta de tejedores de Padmashali de Andhra Pradesh fabricaron sus tradicionales telas coloridas de diseños exóticos con la colaboración del Estado, lo que les permitía sobrevivir.
Pero el sorpresivo retiro de los subsidios a las cooperativas de tejedores, la llegada de maquinaria moderna para la producción a gran escala y la creciente demanda de productos manufacturados llevó a cientos de tejedores manuales a la pobreza y aun la muerte.
El gobierno federal no dio aún datos oficiales sobre el número de suicidios, pero las cooperativas estiman entre 300 y 400 las muertes en los últimos dos años, por envenenamiento o inmolación.
El gobernador estadual, Chandrababu Naidu, finalmente se decidió a tomar medidas luego de que este año se suicidaran cientos de tejedores en la septentrional región de Telengana.
El mes pasado, el gobierno de Naidu movilizó 6,5 millones de dólares para evitar el colapso de la debilitada Cooperativa de Tejedores Artesanales de Andhra Pradesh y pagar las deudas de los trabajadores, al borde de la quiebra.
Pero los tejedores parecen haber llegado a un punto sin retorno, debido a que los costos de producción son cada vez más altos.
El gobierno está comprometido en la apertura del mercado a las importaciones textiles y tiene poco interés en apoyar el tejido artesanal, otrora principal rubro de exportación. Por lo tanto, se limita a observar silencioso la muerte natural del sector.
«La demanda de ropa hecha a mano cayó hasta 80 por ciento en algunas regiones», indicó Viswanathan, comerciante de la oriental ciudad portuaria de Visakhapatnam.
«Los artesanos no pueden vender sus productos y se quedan sin trabajo», apuntó por su parte Venkat Rao, del Centro de Tejedores Guntur, en la misma ciudad.
Cada equipo electrónico de tejido remplaza seis de tejido a mano y deja a una docena de artesanos sin trabajo, mientras que cada equipo de motor a reacción hace el trabajo de 40 equipos electrónicos.
Cuesta poco más de medio dólar producir 91,44 centímetros de tela con un equipo moderno, pero más de un dólar la misma medida en uno de tejido a mano.
Para fabricar seis metros de tela, los artesanos trabajan dos o tres días, en tanto que los equipos electrónicos demoran apenas dos horas para producir la misma cantidad, según miembros de la Sociedad del Khadi de Andhra Pradesh, en la localidad de Ponduru, a 200 kilómetros de Visakhapatnam.
Además de los diseños característicos que colocaban en toda India, los tejedores de Andhra Pradesh también producían vestidos tradicionales de algodón fino, pero estos podrían desaparecer para siempre del mercado, dado que los artesanos apuestan a otras profesiones.
«No tengo trabajo por cuatro o cinco días a la semana, y como debo alimentar a mi familia, recurro a la construcción cada vez que tengo una oportunidad», dijo Appalla Raju, un tejedor de la localidad de Ponduru.
«Para competir con las fábricas, incluso bajamos el precio de la tela hecha a mano a 25 centavos cada 91,44 centímetros. Pero tuvimos más pérdidas», explicó Narsing Swami, tejedora del pueblo de Ichchaapuram.
El suicidio es la única salida que los tejedores encuentran cuando caen en grandes deudas, luego de vender sus joyas y sus tierras para pagar a los prestamistas que explotan a los artesanos en ausencia de instituciones de crédito que los ayuden.
Los expertos atribuyen la crisis del sector a la ausencia de estrategias de mercadeo y de políticas efectivas de desarrollo, así como a la imposición de altos impuestos al ingreso de algodón crudo.
Una comisión especial que estudió los casos de suicidio en la localidad de Sircilla, en las afueras de Hyderabad, indicó que el pueblo pagaba 1,5 millones de dólares por año en impuestos al algodón.
La mayoría de las 50.000 personas que trabajaban en la industria del tejido, ya sea manual o industrial, están ahora desocupadas o absorbidas por las deudas, informó la comisión.
Hace dos años, Andhra Pradesh fue sacudida por una ola de suicidios entre los productores de algodón, luego de que sus cosechas fracasaran, como ocurrió en muchos otros estados algodoneros de India. Ahora parece ser el turno de los tejedores.
Los artesanos que pidieron préstamos a los bancos para adquirir maquinaria moderna sufren ahora para poder pagar las altas tarifas de electricidad, como resultado directo de la liberalización del suministro de energía, antes administrado por el Estado.
Muchos critican la ausencia total de programas estaduales para modernizar el sector artesanal y ayudar a los tejedores a seguir adelante en este nuevo orden económico.
«(El fronterizo estado de) Tamil Nadu, por ejemplo, ayudó a sus tejedores artesanales a adaptarse al cambio a una economía dirigida por el mercado», subarayó Raghunatha Rao, ex profesor de historia en la estadual Universidad de Tirupati.
Tiempo atrás, el gobierno estadual compró equipos de tejido a mano para distribuirlos a precios baratos bajo un sistema de subsidios destinado a los pobres. Pero «ahora, el sistema de subsidios fue abandonado y nadie se molesta en buscar una alternativa», dijo Kistaiah, de Ponduru.
«Los tejedores de Telengana dependen exclusivamente de las cooperativas y no tienen otra salida», afirmó Venkat Rao, de Visakhapatnam.
La Cooperativa de Tejedores Manuales de Andhra Pradesh está en una severa crisis financiera, y su nivel de facturación cayó a un quinto del que tenía hace una década. Las deudas de la cooperativa ascienden a 10 millones de dólares.
La última esperanza de los tejedores está en apuntar a las principales casas de moda de grandes ciudades como Nueva Delhi o Mumbai, antes que a los compradores de clase media.
Irónicamente, los productos textiles artesanales de Andhra Pradesh se siguen vendiendo como artículos tradicionales en los círculos de la moda india. (FIN/IPS/tra-en/tvp/rdr/js/rp/mlm/dv/01