/Integración y Desarrollo/ COMERCIO: Piratas y contrabandistas prosperan con globalización

La industria y el comercio ilegales, que se alimentan de contrabando y falsificaciones, prosperan en América Latina junto con la globalización económica.

Casi la mitad de los anteojos vendidos en Brasil son de contrabando, mientras que en América Latina, la piratería ya dominó el mercado musical de casetes y provocó una fuerte reducción de la venta de discos.

Los preferidos para esta actividad son los productos pequeños y de bajo peso, de fácil producción y transporte, en especial si están fuertemente gravados por tributos sobre su fabricación y comercio, como es el caso de los cigarrillos,

Las diferencias de tributación entre los países estimula el tráfico ilegal de cigarrillos, que se calcula llega a un tercio del consumo mundial, al que se suman las falsificaciones que aprovechan la popularidad de ciertas marcas.

El problema se agrava por extenderse a sectores directamente vinculados a la salud, como el de productos oftalmológicos.

En Brasil, el contrabando controla 47,5 por ciento de las ventas de espejuelos y de sus componentes, lentes y armaduras, aseguró Synesio Batista da Costa, presidente de la Asociación Brasileña de la Industria de Productos y Equipos Opticos.

La mayor parte es de baja calidad y puede dañar la visión de los usuarios, advirtió Batista da Costa, quien asistió a la feria internacional del sector que se realizó esta semana en Sao Paulo.

Millones de anteojos de protección contra el sol o corrección de la llamada «vista cansada», que sobreviene con la edad, son vendidos en el comercio informal, en general con marcas falsificadas.

El impuesto sobre la fabricación, de 10 a 15 por ciento, y los recargos comerciales encarecen la producción legal de anteojos, cuyas ventas este año alcanzarán a 28 millones de unidades, tres cuartos de ellas por recomendación oftalmológica y un cuarto para protección solar.

Las cifras indican que la mayor parte de los brasileños que necesitan corregir su visión no pueden hacerlo debido a la pobreza, otro factor que favorece el contrabando y el comercio callejero, que ofrecen espejuelos a menos de un dólar.

Esa competencia ilegal y el proceso de globalización de la economía, que intensificó las importaciones, golpearon la industria óptica brasileña, que en los últimos 10 años redujo 15 por ciento su personal, hoy limitado a 45.800 trabajadores, informó Batista da Costa.

El empresario lamentó que la industria óptica brasileña sólo atiende a 33,7 por ciento del mercado local, ya que los productos importados cubren 18,7 por ciento del consumo y el contrabando al restante 47,6 por ciento.

En tanto, la producción y venta ilegales de productos culturales afrontan complicaciones adicionales, como los derechos de propiedad de los autores, otro costo eludido por la actividad ilegal.

Se calcula que cerca de 30 por ciento del mercado de vídeos de Brasil es atendido por productos falsificados, indicó a IPS el vicepresidente del Sindicato de Distribuidores de Vídeo, Roberto Mendes.

Ese nivel es similar en el resto de América Latina y en Estados Unidos.

La cinematografía estadounidense, pese a ser una de las principales víctimas de esta piratería, no ha reaccionado contra ese tipo de delito a través de campañas y medidas judiciales, comentó Mendes, dueño de la distribuidora Sagres, especializada en vídeos de cine brasileño.

Mendes entiende que una explicación posible a esa actitud es que el cine de Estados Unidos «convive muy bien con esas pérdidas», mientras que la piratería amenaza la cinematografía de otros países, como los europeos y los latinoamericanos, añadió.

De esa forma las copias ilegales acentúan la hegemonía mundial de Hollywood, apuntó.

También señaló que otra razón de la omisión por parte de Estados Unidos puede ser la sustitución del vídeo por el DVD (disco de vídeo digital), que se encuentra más avanzada en ese país.

Pero la reducción de la piratería en la nueva tecnología tiende a ser efímera, tal como ocurrió con el disco compacto (CD) en la industria fonográfica.

Las productoras de discos ya desistieron de combatir contra la avalancha de casetes piratas que, por ejemplo, ocupan todo el mercado brasileño desde 1999.

La esperanza de que el CD sería más difícil de copiar duró poco. Hoy en Brasil las copias ilegales de CD ya alcanzan a la mitad de la producción nacional, admitió Marcio Cunha Gonçalves, director general de la Asociación Brasileña de Productores de Discos.

La piratería contribuyó a reducir las ventas de discos en América Latina, que el año pasado sumaron 1.860 millones de dólares, 30 por ciento menos que en 1997. Otra causa de esta merma fue la crisis económica que se abatió sobre varios países.

Algunas de las medidas estudiadas para reducir la piratería son abaratar el producto legal y gravar de alguna forma el CD virgen, en un claro reconocimiento que extinguir la industria de la falsificación es imposible. (FIN/IPS/mo/dm/if/01

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