/Integración y Desarrollo/ AGRICULTURA: ONU recomienda producción orgánica a países pobres

La producción agrícola exportable de los países en desarrollo, acorralada por el proteccionismo de las naciones industriales, puede abrirse un lugar en el mercado mundial a través de los alimentos orgánicos, estimaron expertos.

El mercado de alimentos y bebidas orgánicas, producidos sin empleo de pesticidas, plaguicidas o abonos químicos, crece con rapidez en la mayoría de los países industriales e incluso en algunos en desarrollo, dijo Rudy Kortbech-Olesen, del Centro de Comercio Internacional (CTI), una agencia de la ONU.

La venta anual de esos productos suma 17.500 millones de dólares, un monto semejante al del mercado mundial de café.

Las previsiones favorables de expansión están respaldadas no sólo por una sólida y creciente conciencia de los consumidores sobre cuestiones ambientales y sanitarias, sino también por el mercadeo y la promoción agresiva de los grandes comerciantes minoristas.

También han contribuido al significativo aumento del mercado órganico los temores originados por la aparición de la enfermedad de las vacas locas, la aftosa, la dioxina en alimentos e inclusive los alimentos modificados por ingeniería genética, dijo Kortbech- Olessen.

Un estudio de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) expuso también la influencia que ha tenido la evolución del mercado agrícola mundial en el auge de los productos orgánicos.

Con un aumento destinado en su mayoría al consumo interno, la producción agrícola creció en los países en desarrollo a ritmo superior al de las naciones industriales, que en cambio lo orientan en forma predominante a la exportación.

Desde comienzos de los años 70, el valor del comercio mundial aumentó 15 veces, pero el comercio agrícola sólo se multiplicó por 7,5.

La participación de los países en desarrollo en sus mercados traicionales de productos básicos declinó en una quinta parte desde comienzos de los años de 1970.

Sólo una grupo reducido de países en desarrollo se ha beneficiado con el crecimiento de algunos productos más dinámicos, como aceites vegetales, pescado, hortalizas, flores y aves.

El documento de la UNCTAD observa que parece existir una cierta correlación entre los productos subvencionados y la pérdida de participación en el mercado por parte de los países en desarrollo.

Cada agricultor de Estados Unidos, Japón y la Unión Europea recibió de sus estados ayudas en 1998 por valor de 20.000 dólares anuales. En conjunto, los países industriales destinan casi 1.000 millones de dólares diarios a sostener sus agriculturas ineficientes.

Esos recursos fiscales de las naciones industriales han sido empleados para provocar una penetración de importaciones de alimentos en los países en desarrollo, causando un desequilibrio significativo de sus balanzas comerciales.

La liberalización del sector agrícola y el papel más importante desempeñado por la compañias extranjeras en los mercados locales fortalecieron la competitividad de los productos importados y expusieron al riesgo de los precios a las compañias nacionales, describió la UNCTAD.

En el plano internacional, se registra una creciente concentración del comercio y un mayor énfasis en la calidad del producto y en el mercadeo, lo que reduce la importancia de los precios diferenciados.

Respecto a la concentración, Geoff Tansey, un consultor de la UNCTAD, observó que el comercio mundial de granos ha quedado en manos de sólo tres compañías privadas, Dreyfus, de Francia, y Cargill y Bunge, de Estados Unidos. Se agrega una cuarta empresa pública, Mitsui/Cook, de Japón.

Hace sólo un año las grandes cerealeras eran seis, pero Continental, de Estados Unidos, fue absorbida por Cargill, y la centenaria Andre/Garnac, de Suiza, quebró.

En cuanto a la calidad de los productos, el nuevo concepto incluye preocupaciones por la inocuidad de los alimentos y por las exigencias ambientales.

Las ventas de alimentos y las bebidas orgánicas oscilan en la mayoría de los países industriales entre uno y dos por ciento del total del sector.

Estados Unidos figura a la cabeza de las ventas con 8.000 millones de dólares anuales y 1,5 por ciento del total del comercio de alimentos. Le sigue Alemania, entre 2.200 y 2.400 millones, y un porcentaje de sus ventas totales que oscila entre 1,25 y 1,5.

Pero los países con mayor expansión relativa del consumo de orgánicos son Dinamarca, entre 2,5 y tres; Suiza, entre dos y 2,5, y Austria, con dos por ciento.

La producción orgánica certificada de alimentos existe actualmente en más de 140 países, incluidos 90 países en desarrollo, de los cuales 20 pertenecen al grupo de menos adelantados.

A pesar de esas cifras absolutas tan reducidas, el mercado de los alimentos orgánicos creció en los últimos años a tasas que oscilaron entre 10 y 30 por ciento, observó Kortbech-Olesen en una reunión de expertos realizada por la UNCTAD esta semana en Ginebra.

La agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aconsejó la adopción de medidas relacionadas con los productos que ocupan nichos en el mercado, en particular los alimentos y bebidas orgánicas.

La primera sugerencia se orienta a la creación de una mayor conciencia sobre las oportunidades comerciales para los productos orgánicos, asi como sobre los beneficios ambientales, económicos y sociales de esa modalidad de producción.

También propone una mayor labor de investigación y desarrollo para promover la agricultura orgánica en los países en desarrollo, mediante la individualización o el desarrollo de variedades de plantas resistentes a las plagas y enfermedades y de más alto rendimiento.

Los expertos de la ONU se preocupan asimismo por el alto costo de la certificación de los productos orgánicos, que constituye un impedimento importante para el aumento de la producción agropecuaria certificada en los países en desarrollo. (FIN/IPS/pc/mj/dv en/01

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