Los líderes de India y Pakistán podrían acordar este fin de semana la construcción de un gasoducto que contribuya con la paz y la prosperidad de Asia meridional, si el problema de Cachemira no se interpone en el camino.
La construcción de un gasoducto de 2.500 kilómetros que llevaría gas natural iraní a India, atravesando 707 kilómetros de territorio paquistaní, podría ser decidida por el presidente paquistaní Pervez Musharraf y el primer ministro indio Atal Behari Vajpayee, en la cumbre que celebrarán del sábado al lunes.
Pero la disputa sobre el estado de Cachemira podría dominar la reunión e incluso impedir la discusión de otros acuerdos.
Musharraf reiteró que el diferendo territorial —que subsiste desde 1947, cuando la independencia del imperio colonial británico dio lugar a la creación de India y Pakistán— debe ser el primer asunto de las conversaciones, prioridad con la cual India no está de acuerdo.
Tras enfrentarse por la posesión del estado de Cachemira en 1948, 1965 y 1971, los dos países acordaron crear una zona de alto el fuego a ambos lados de la línea fronteriza, que en los hechos dividió el territorio y separó a la población local.
Desde entonces organizaciones separatistas cachemiras reclaman la creación de un estado independiente.
Cuando Musharraf aceptó la invitación india al diálogo, sostuvo que la situación de Cachemira debía resolverse «por el interés de un quinto de la población mundial condenada a la pobreza, y por el crecimiento económico de esta región». India tiene 1.000 millones de habitantes y Pakistán 155 millones.
El mandatario paquistaní culpó igualmente a gobiernos anteriores por no impulsar la participación del país en el proyecto gasífero que India e Irán comenzaron a negociar en 1993.
Si se logra el acuerdo Pakistán, agobiado por una deuda externa de 37.000 millones de dólares, podría obtener 500 millones de dólares anuales por el pago de derechos de tránsito del combustible en su territorio.
Pero el conflicto político y la desconfianza que existe entre las dos potencias nucleares socavó la negociación sobre el gasoducto.
India, que acusa a Pakistán de dar apoyo a grupos armados separatistas en su porción del territorio cachemir, teme que un gasoducto en suelo paquistaní sea un blanco fácil para el sabotaje.
Pero Nueva Delhi e Islamabad no pueden negarse a concluir el acuerdo, sostuvo R K Pachauri, experto en energía y director del Instituto de Investigación Energética Tata, con sede en Nueva Delhi, para quien la obra es «el gasoducto de la paz».
Mucho menos se negaría el gobierno de Irán, consciente de que India es el único gran mercado al que puede acceder rápidamente debido a la ubicación geográfica de sus depósitos de gas, en las llanuras sureñas de Assuliyeh.
«Un gasoducto a India es importante para Irán y para Pakistán pues el volumen de las importaciones indias permitiría alcanzar economías de escala», dijo Pachauri.
India produce actualmente 65 millones de metros cúbicos de gas natural por día, pero necesita un mínimo de 115 millones de metros cúbicos, y en 2010 requerirá 279 millones de metros cúbicos diarios.
Una parte de la demanda india, en particular la región oriental, podría satisfacerse con otro gasoducto que corriera desde los yacimientos aún no explotados de Bangladesh. Pero esa posibilidad fue bloqueada por el Partido Nacional de Bangladesh, principal fuerza opositora contraria a estrechar vínculos con India.
La compañía estadounidense Unocal Corporation ya destinó 750 millones de dólares para esta obra y prometió una inversión de 2.500 millones si Dacca acepta exportar gas a India.
Según varios estudios, Bangladesh podría obtener 600 millones de dólares por año exportando gas a su vecino, con los cuales podría comprar energía hidroeléctrica barata a Nepal, integrando los sectores energéticos de los tres países.
Los ríos nepalíes que fluyen del monte Himalaya tienen capacidad para generar 83.000 megavatios de electricidad. Pero la mera idea de explotar esta energía obligaría a Nepal a establecer una necesaria cooperación con India. Ambas naciones se han enfrentado por el uso compartido de sus recursos hídricos.
La clave para lograr esa cooperación regional es establecer un clima de confianza, factor perdido en las relaciones de India con sus vecinos en la zona más poblada y empobrecida del mundo.
El control de actores internacionales podría minimizar los incidentes producidos por exigencias políticas internas o bilaterales. Deberían participar las empresas estadounidenses, dijo Pachauri aunque esto no sería bien visto por Irán en el acuerdo por el gasoducto.
Como alternativa, India podría importar volúmenes mayores de gas y transformar el sobrante en gas de petróleo licuado para exportar a países como Japón y Corea del Sur, a cambio de hacerlos garantes internacionales del acuerdo.
India también podría emplear el gas para alimentar centrales generadoras de electricidad que podrían abastecer de energía a la región paquistaní cercana a su frontera, en «un acuerdo recíproco que impediría cualquier posible sabotaje de Pakistán al gasoducto», dijo Pachauri.
El ministro de Energía de India, Jaswant Singh, afirmó que su país preferiría acordar directamente con Irán y pagar sólo por el gas suministrado. «En definitiva será responsabilidad de Irán abastecer de gas a India», dijo ante un grupo de periodistas.
Singh también se refirió a la posibilidad de optar por un gasoducto submarino a través del mar de Arabia, eludiendo así el pasaje por Pakistán. Pero este recorrido sería tres veces más costoso que el terrestre.
Islamabad, afectado por el archivo de otro proyecto internacional para construir un oleoducto procedente de Turkmenistán que atravesaría Afganistán hasta el puerto de Karachi, deberá esforzarse en la cumbre para garantizar la seguridad del gasoducto.
El ministro de Petróleo de Pakistán Usman Mainuddin anunció que su gobierno es «totalmente favorable» al gasoducto Irán-Pakistán- India.
Este mes, Mainuddin dijo a la prensa en Washington que su país se vería «inmensamente beneficiado» con el proyecto, pues el mismo incluiría 700 millones de dólares de inversión externa y permitiría a Pakistán explotar el gas para su propio consumo.
El acuerdo en la cumbre India-Pakistán para impulsar el gasoducto haría mucho más por la confianza recíproca que la discusión de cualquier otro asunto, incluso el de Cachemira, finalizó el experto Pachauri. (FIN/IPS/tra-en/rd/js/dc/aq/if ip/01