FILIPINAS: Extrema izquierda llega al parlamento

La extrema izquierda de Filipinas se prepara para una nueva etapa, de acción parlamentaria, tras décadas de menospreciar las elecciones.

El partido Bayan Muna (Primero el País, en filipino) obtuvo en las elecciones del 14 de mayo tres bancas en la Cámara de Diputados, el máximo posible mediante el mecanismo utilizado desde 1998 para elegir hasta 50 diputados por representación proporcional de listas.

Los restantes 200 diputados son elegidos por el sistema de circunscripción, en el que el candidato más votado se lleva el escaño en juego y los otros participantes no obtienen representación.

El doble sistema de elección fue aprobado en 1992, aunque no se aplicó hasta seis años después, para permitir el acceso al parlamento de grupos políticos o representativos de sectores sociales, relegados en forma sistemática por el sistema de elección en circunscripciones.

Los diputados electos de Bayan Muna son Satur Ocampo, ex periodista, ex guerrillero y principal dirigente del partido, quien pasó años en prisión, Crispín Beltrán, dirigente sindical, y Liza Masa, activista por los derechos de la mujer.

Los tres participarán por primera vez en una sesión parlamentaria a fines de julio.

La lista encabezada por Ocampo logró seis por ciento de los votos emitidos en todo el país, el mayor porcentaje obtenido por una lista partidaria.

La decisión de Byan Muna de participar en las elecciones, tras considerarlas durante décadas como un ejercicio inútil, y el apoyo que obtuvo en mayo son vistos por muchos como un indicio de que el país está listo para una «nueva política».

«La gente está lista y las condiciones están dadas para que la política radical ingrese a la arena parlamentaria», sostuvo la esposa de Ocampo, Carolina Malay, ex dirigente del Partido Comunista de Filipinas (PCF) y ex presa política.

El PCF pasó a la lucha armada hace 30 años y es el principal partido del Frente Democrático Nacional (FDN), cuya dirección reside en Holanda y mantiene conversaciones de paz con la presidenta Gloria Macapgal Arroyo, pero el Nuevo Ejército del Pueblo, brazo armado del PCF, aún realiza esporádicas acciones militares.

«Vimos en elecciones anteriores que la gente no dejaba de participar, pese a nuestra insistencia en que los comicios no podían causar ningún cambio significativo», explicó Ocampo en un artículo publicado por la revista política Newsbreak.

Malay consideró significativo que Bayan Muna haya recibido en mayo apoyo electoral y económico de una parte de la clase media, de tradición conservadora.

«Era esperable que nos apoyaran los pobres organizados, de los cuales Bayan Muna es el mayor representante. Lo inesperado fue el apoyo de la clase media», comentó.

La clase media se ha politizado, desengañada de los políticos tradicionales a quienes muchos consideran responsables de la corrupción y la desigualdad social en el país, afirmó.

En 1987, poco después de que una oleada de protestas masivas determinara la renuncia del dictador Ferdinand Marcos, la extrema izquierda participó con escasa convicción en las elecciones, mediante el Partido Popular, que logró 1,7 millones de votos pero no obtuvo bancas en ninguna circunscripción.

Bayan Muna ha reconocido que la política parlamentaria es «la avenida central» para impulsar reformas sociales, opinó el general retirado José Almonte, quien fue asesor de seguridad nacional del ex presidente Fidel Ramos (1992-1998).

El Nuevo Ejército del Pueblo alcanzó su máximo desarrollo durante la dictadura de Marcos, pero fue diezmado tras la recuperación de la democracia, además de verse perjudicado por problemas internos de fraccionalismo y por la crisis mundial de las ideas comunistas y socialistas, añadió.

De todos modos, Ocampo aseguró que la extrema izquierda «no ha abandonado su postura crítica del actual sistema, y aún quiere cambiarlo», y que su presencia en el parlamento será «una expansión del escenario de la lucha».

La plataforma de Bayan Muna incluye cuestiones vinculadas con campesinos, mujeres, jóvenes, comunidades indígenas y trabajadores, incluyendo a los que residen fuera del país.

«Queremos defender y extender las conquistas de la reforma agraria, e impulsar un aumento del salario mínimo», anunció Ocampo.

Malay admitió que alcanzar esos objetivos no será fácil, ya que personas como Ocampo están acostumbradas a trabajar fuera de las instituciones de gobierno, en contacto con movimientos de protesta social y militantes izquierdistas de áreas rurales.

En los últimos años, el parlamento se ha renovado en parte, pero la mayoría de los legisladores aún son terratenientes, importantes hombres de negocios e integrantes de dinastías políticas tradicionales, todos ellos con los recursos económicos y la experiencia política que hacen falta para ganar elecciones.

«El parlamento es terreno minado. No tenemos la ilusión de que lograremos todos nuestros propósitos, y siento un poco de temor ante la perspectiva de los acuerdos que deberemos aceptar», comentó Malay, pero agregó que de todos modos confía en la integridad de su esposo.

Ocampo señaló que la inmunidad parlamentaria le permitirá por primera vez realizar declaraciones políticas radicales sin temor a la represión gubernamental.

Eso no es poco para el diputado electo, quien fue torturado tras su arresto durante la dictadura de Marcos y pasó nueve años en prisión. (FIN/IPS/tra-eng/ms/js/mp/ip/01

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