ESTADOS UNIDOS: Congreso vuelve a discutir comercio con China

El Congreso de Estados Unidos se dispone a comenzar un nuevo debate sobre la normalización de relaciones comerciales con China, que es resistida por legisladores izquierdistas y derechistas.

En 2000, el Congreso decidió por 297 votos contra 197 incluir a China entre los países con los cuales el país mantiene relaciones comerciales normales y permanentes, con la condición de que Beijing ingresara a la Organización Mundial del Comercio (OMC) antes de junio de este año.

El plazo se ha cumplido sin que se produzca ese ingreso, y el Congreso debe reconsiderar la cuestión.

La mayoría de los observadores piensan que volverá a triunfar la posición de quienes apoyan el comercio normal con China, por la importancia de su enorme mercado potencial para los intereses agrícolas, industriales, comerciales y financieros estadounidenses.

La oposición, formada por el ala derecha del gobernante Partido Republicano y el ala izquierda del opositor Partido Demócrata, es apoyada por una laxa coalición de sindicatos, activistas humanitarios y organizaciones religiosas conservadoras.

Ambos bandos volverán a plantear sus opiniones sobre el proceso en curso de liberalización de la economía china y las relaciones de ese proceso con el respeto de los derechos humanos y la democratización.

«No será la última vez que discutamos el asunto», aseguró el martes el congresista demócrata Sander Levin, durante una reunión preparatoria del debate.

Levin perdió en 2000 a muchos de sus votantes por apoyar la normalización de relaciones comerciales, con el argumento de que era «la única opción realista para acelerar la liberalización de la economía china».

La republicana Dana Rohrbacher no piensa lo mismo, y presentó junto con varios demócratas un proyecto de ley para dejar sin efecto la decisión del año pasado.

«Hace pocos meses, el actual gobierno chino intentó asesinar a los tripulantes de un avión estadounidense, a quienes retuvo luego como rehenes. China comunista es una amenaza monstruosa. Es el adversario potencial más peligroso de Estados Unidos. Todos lo sabemos», sostuvo el martes.

Rohrbacher se refería al incidente del 1 de abril en el cual un avión espía de Estados Unidos fue interceptado y obligado a aterrizar en China por la fuerza aérea de ese país. Uno de los pilotos chinos que participaron en la operación desapareció luego de que su aeronave chocó con la estadounidense y cayó al mar.

El 11 de junio, tras la crisis diplomática causada por ese incidente, Estados Unidos y China lograron un acuerdo en cuestiones clave, entre ellas subsidios a la agricultura, mercados de servicios y derechos comerciales, que alanó el camino para el ingreso de Beijing a la OMC.

Beijing asumió numerosos compromisos en ese acuerdo, negociado por el representante comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick, y por el ministro de Comercio Exterior y Cooperación Económica de China, Shi Guangsheng.

Algunos de esos compromisos fueron reducir sus subsidios agrícolas a niveles inferiores que los que la OMC permite a países en desarrollo, no «restringir en forma inapropiada» la distribución de mercaderías por parte de cadenas comerciales estadounidenses, y disminuir sus exigencias para autorizar actividades de compañías de seguros.

«Parece que el Congreso sólo deberá extender la vigencia de su decisión del año pasado, por unos meses y por última vez, hasta que China ingrese a la OMC como miembro pleno», y su comercio con Estados Unidos pase a regirse por los acuerdos de esa organización, comentó el martes el republicano Philip Crane.

Jeffrey A. Bader, representante comercial asistente de Estados Unidos para China, Hong Kong, Mongolia y Taiwan, dijo el martes que China ha concluido la mayor parte de sus negociaciones con otros países sobre el ingreso a la OMC, con excepción de las que mantiene con México y con representantes de América Central.

Este fin de semana, Bader participará en Ginebra en una reunión de la comisión de la OMC que considera el caso chino.

La comisión prevé dar redacción definitiva a un informe sobre la forma en que se aplicarían a China las normas de la OMC, las últimas cuestiones pendientes para el ingreso y los plazos de apertura de los mercados chinos de bienes y servicios.

Se espera que a comienzos de este otoño (boreal) el acuerdo final esté listo para que las autoridades de la OMC lo ratifiquen y lo trasladen a la consideración de los Estados miembros.

«De acuerdo con la decisión del Congreso en 2000, una vez que China ingrese a la OMC, el presidente informará al Congreso sobre la entrada en vigencia de la normalización permanente de relaciones comerciales, y dejará de ser necesario discutir el asunto cada año», indicó Bader.

Sin embargo, Rohrbacher y otros tres congresistas sostuvieron que la resolución del año pasado debe ser anulada.

La republicana Nancy Pelosi sostuvo que «todo ha cambiado» tras el incidente de abril y el arresto ese mes en China de un académico con ciudadanía estadounidense, bajo cargos de espionaje.

Pelosi señaló que sus principales objeciones se relacionan con los antecedentes de China como proveedora de armas de destrucción masiva a Irán, Iraq, Libia y Pakistán, y con el enorme incremento de las ganancias chinas en el intercambio comercial con Estados Unidos.

Esas ganancias fueron 2.000 millones en 1989, y se prevé que llegarán a 100.000 millones de dólares este año.

Ese dinero se destina a gastos militares, «para que sea más sencillo derribar aviones estadounidenses», afirmó Rohrbacher, quien comparó a los gobernantes chinos con Adolfo Hitler.

«Cometimos errores muy graves al negociar con tiranos en los años 30, y en la actualidad volvemos a cometerlos con China», arguyó.

«Con el debido respeto, debo decir que China no es la Alemania nazi», replicó el demócrata Earl Blumenauer.

Crane sostuvo que rechazar el comercio normal con China sólo serviría para aislar más a ese país.

«Nuestras relaciones con Beijing aún están dominadas por la aspereza y el rencor, pero abofetear a China (al anular la decisión del año pasado) no conducirá a los cambios en ese país que todos queremos. Cortar las vías de comunicación y comercio no ayudará al pueblo chino a crear el futuro que le deseamos», dijo. (FIN/IPS/tra-eng/ts/aa/mp/if/01

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