Las organizaciones no gubernamentales de España exigieron hoy frente al Ministerio de Asuntos Exteriores justicia por la muerte de un activista en la ciudad italiana de Génova, mientras se realizaba la cumbre del G-8, y que los países acreedores condonen la deuda del mundo en desarrollo.
La concentración, convocada por el Movimiento de Resistencia Global (MRG) frente a la sede ministerial, en pleno centro de Madrid, se concretó pese a que el gobierno no la había autorizado argumentando que carecía del tiempo suficiente para garantizar la seguridad de los manifestantes.
Entre los centenares de asistentes a la protesta, algunos portaban crespones negros en recuerdo de Carlos Giuliani, el joven italiano muerto el viernes por la policía en la septentrional ciudad italiana de Génova, donde se reunió el G-8 (Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo).
En algunos carteles de la manifestación española se mencionó que en los incidentes de Génova se registraron dos muertes. Fuentes del MRG dijeron a IPS se trató de una joven, aún no identificada, pero las autoridades no lo han confirmado hasta ahora.
Por otra parte, informaciones del consulado español en Génova indican que los 17 españoles detenidos en esa ciudad durante los incidentes y que fueron puesto en libertad este miércoles, presentan fracturas, cortes en la cabeza, con varios puntos de sutura, y múltiples hematomas y contusiones.
En la protesta de este miércoles en Madrid también participaron miembros de la Red por la Abolición de la Deuda Externa (Recade), desconformes con los resultados de la cumbre de Génova.
La necesidad de luchar contra la pobreza en el mundo fue planeada en la reunión que entre el viernes y el domingo realizaron allí los jefes de Estado y de gobierno del G-8, conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia.
«Deseamos hacer funcionar la globalización para todos nuestros ciudadanos, en particular para los pobres del mundo», dijeron los gobernantes de los siete países más industrializados y Rusia en la declaración emitida al finalizar la cumbre.
Además, «continuaremos en el camino de la reducción de la deuda externa», añadieron.
Sin embargo, los responsables de la Campaña «Deuda externa, ¿deuda eterna?», que impulsan decenas de organizaciones no gubernamentales (ONG) españolas, expresaron su desolación ante el balance final de la reunión del G-8.
Los activistas opinan que nada se ha avanzado en la condonación de la deuda, ya que la lista de países beneficiados por las decisiones anunciadas el fin de semana pasado por los líderes del G-8 sigue siendo la misma que presentó el Banco Mundial en diciembre de 2000 y que reiteró en junio de 2001.
El coordinador general de la campaña de la Deuda, Jaime Atienza, señaló que, «tras el avance de la cumbre de Colonia Alemania, en junio de 1999», las reuniones realizadas el año pasado en la ciudad japonesa de Okinawa y ahora Génova «se han quedado en pura retórica».
«Una retórica siniestra, cuando la deuda externa sigue cobrándose las vidas y oportunidades de futuro de millones de personas», aseveró.
Atienza añadió que «queda la sensación de tomadura de pelo a la opinión pública en general y a los activistas en particular, pues es la enésima vez que se anuncian lo mismo».
«Si nos fiásemos de sus declaraciones se habría eliminado toda la deuda, pero es que sólo se reiteran las mismas declaraciones y no se ofrecen señales de su cumplimiento», advirtió.
Para Atienza, los países más poderosos del planeta han vuelto a camuflarse tras la vaguedad de las palabras en el campo comercial, sin abordar vías de solución al problema de fondo: la apertura de los mercados.
«Mientras esa cuestión no se resuelva, a los países pobres se les seguirá exigiendo que abran sus puertas a los productos del Norte, mientras parapetamos nuestros mercados tras férreas medidas de acceso», comentó.
Recade insiste en la urgencia de que se condone la totalidad de la deuda de los más de 50 países más pobres del mundo, y no sólo los 23 consignados por el G-8.
La red por la abolición de la deuda también pide garantías para que, en adelante, las negociaciones se desarrollen en un entorno transparente y justo, y no en un escenario en el que los países acreedores (Club de París) son juez y parte al mismo tiempo.
Los convocantes a la manifestación de este miércoles en Madrid opinan que en el balance de Génova hay que mencionar también la desdichada derrota de los movimientos antiglobalización, que se han convertido en víctimas, por una parte de la acción organizada de una minoría de grupos violentos y, por otra, de la represión indiscriminada por parte las fuerzas de seguridad.
Recade afirmó que en Génova se concentraron más de 200.000 personas y que la violencia fue obra de grupos minúsculos, lo cual fue aprovechado por las autoridades para intentar transmitir «una falsa identificación de la violencia callejera más salvaje con los movimientos contrarios a la globalización».
Por esa razón, dirigentes de Campaña «Deuda externa, ¿deuda eterna?» afirman que al G-8 le ha salido redonda la jugada, en la medida en que las informaciones difundidas de manera más profusa estos días desde Italia han contribuido a difundir una imagen de «violencia antiglobalización».
También a ayudado a criminalizar, por la acción reprobable de unas minorías vandálicas, a una inmensa mayoría de movimientos ciudadanos pacíficos, que han acudido a Génova para contraponer ideas, alternativas y proyectos.
De ahí que la pregunta que desde la Campaña de la Deuda se plantee sea ésta: «¿quién está construyendo qué mundo?». (FIN/IPS/td/dm/ip if/01