DESARROLLO: Africa es prioridad del G-8

La situación de Africa figurará entre las prioridades de la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo, que comenzará este viernes en Génova, mientras que América Latina recibirá escasa atención.

La situación en Colombia constituye la única preocupación en América Latina manifestada por los cancilleres del G-8, que concluyeron este jueves las deliberaciones preliminares a la cumbre.

En las 150 líneas del informe de cinco páginas que condensa los intereses de los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Japón, Italia y Rusia, apenas ocho se refieren a Colombia, único país latinoamericano que figura en el documento.

Al término de la reunión de dos días realizada en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia, en Roma, los cancilleres dieron a conocer en conferencia de prensa el informe sobre la agenda de la cumbre que concluirá este domingo.

El canciller italiano Renato Ruggiero anunció que los problemas de Africa concentrarán buena parte del trabajo en Génova. Existe consenso en la necesidad de acabar con las guerras en ese continente y en construir una cultura de prevención de conflictos, dijo.

Cuatro presidentes africanos —Abdelaziz Bouteflika, de Argelia, Oumar Konare, de Malí, Olesegun Obasanjo, de Nigeria, y Thabo Mbeki, de Sudáfrica— asistirán a la cumbre para pedir apoyo a un programa de desarrollo elaborado por la Organización de Unidad Africana.

La reunión de los líderes del G-8 en Génova tendrá como marco las protestas convocadas por distintas organizaciones opuestas al actual curso del proceso de globalización y que, según distintas previsiones, contarán con la presencia de unas 100.000 personas.

Las crisis en Medio Oriente y en los Balcanes, la prevención de conflictos y asuntos vinculados con la globalización y con la seguridad estratégica integran el orden del día de la cumbre.

Los ministros expresaron su «apoyo total» al «irreversible» al proceso de paz en Colombia, y urgieron «a todas las partes a entablar negociaciones para poner fin al conflicto» y basadas sobre «el respeto de los derechos humanos».

Los cancilleres reclamaron la liberación de los rehenes capturados por grupos armados irregulares y solicitaron al gobierno de Andrés Pastrana el mantenimiento de sus esfuerzos dirigidos a desmantelar los grupos paramilitares.

También invitaron a la comunidad internacional y a los países vecinos de Colombia a promover iniciativas de lucha contra la pobreza y contra la producción y el tráfico de drogas.

Ruggiero informó que la presencia del ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Guillermo Fernández de Soto, no estaba prevista, a pesar de que había sido anunciada, porque ese país «no integra el G-8».

Los cancilleres no consideraron la cuestión de la deuda externa que pesa sobre los países en desarrollo, uno de los problemas más importantes de la actualidad, como reconoció Ruggiero, quien informó que ese asunto será de exclusiva competencia de los jefes de Estado y de gobierno.

En respuesta a una pregunta sobre la política de aislamiento impuesta por Estados Unidos contra Cuba, el secretario de Estado (canciller) Colin Powell insistió en que ese país e Iraq se ubicaron «al margen de la globalización y de la democracia, pues sus dictaduras le niegan el progreso a sus pueblos».

«Espero que entiendan sus errores y que decidan participar en la globalización, que constituye una solución al problema de la pobreza, a través de la libre circulación de bienes y capitales», aseguró Powell.

Los cancilleres del G-8 coincidieron en la necesidad de enviar observadores internacionales para controlar la violencia en territorio palestino, siempre y cuando así lo soliciten Israel y la Autoridad Nacional Palestina.

«Se hará solo cuando las dos partes lo pidan», dijo un portavoz de la delegación estadounidense al término de la conferencia de prensa. Los palestinos reclaman la misión de observadores, cuyo envío es rechazado por Israel.

El secretario de Estado del Vaticano, cardenal Angelo Sodano, exhortó a los líderes del G-8 a sellar acuerdos concretos para luchar contra el sida en Africa, como la constitución de un fondo especial.

El Vaticano espera que «aumente la globalización de la solidaridad, como el compromiso (de los países industriales) de otorgar 0,7 por ciento del producto interno bruto a los países en desarrollo» en concepto de asistencia, según un acuerdo de 1970.

Ese porcentaje asciende en la actualidad a 0,24 por ciento promedio en los países ricos.

«Esperamos algo concreto sobre la anulación de la deuda externa», dijo Sodano, quien informó que el Vaticano comparte la propuesta de Michel Camdessus, ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), de establecer un impuesto a la exportación de armas porque «la guerra es la madre de todas las pobrezas».

Antes de partir a Génova, el director de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf, anunció que solicitará a los líderes del G-8 apoyo a la creación de un fondo fiduciario de 500 millones de dólares para combatir el hambre. (FIN/IPS/jp/mj/ip dv/01

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