CUBA: La crisis persiste en La Habana

Los más de dos millones de residentes en la capital de Cuba sufren a diario las secuelas de la crisis que sufrió este país en los años 90, a pesar de la reanimación de algunos indicadores económicos.

El producto interno bruto crece, aumentan las obras en el sector turístico y también los turistas que recorren las calles de La Habana, se redujo la frecuencia de apagones, diarios hace un decenio, y se amplían los servicios de gas y teléfono.

Pero, al mismo tiempo, trasladarse en guagua (ómnibus) sigue siendo una verdadera tortura, la situación del sector de vivienda se mantiene compleja y la mayoría de la población no logra vivir del salario que obtiene por su trabajo.

«No es fácil», la frase que se popularizó en este país socialista durante los años 90 como la definición más espontánea sobre la vida cotidiana, mantiene este año toda su vigencia.

Más de 77 por ciento de las familias habaneras aseguran que «no les alcanzan los ingresos para cubrir sus gastos», según una encuesta sobre la situación económica de los hogares en la capital realizada en 2000 por el gubernamental Centro de Estudios de la Economía Cubana.

La investigación reveló que 53,4 por ciento de los hogares tiene un ingreso por persona de entre 50 y 150 pesos (un dólar se cotiza a 20 pesos cubanos), y que 59,3 por ciento recibe de algún modo cierta cantidad de dólares.

Casi 60 por ciento de las viviendas visitadas presentaban problemas de construcción, 98,3 por ciento tenían servicio de agua potable pero sólo 49,8 la recibían diariamente, 90,1 por ciento poseía ventiladores y 87,5, refrigeradores.

Detalles más precisos de la situación social y económica en La Habana y en todo el país se conocerán el próximo año, cuando se realice el censo nacional de población y viviendas que, según los expertos, debió efectuarse a inicios de los años 90.

«Los hogares capitalinos poseen buena atención social, se les garantiza servicios públicos, entre ellos los de salud y de educación, pero los ingresos» no garantizan «una dieta balanceada», sostuvo el economista Omar Everleny.

En su estudio «Ciudad de La Habana, desempeño económico y situación social», publicado este año por el Centro de Estudios de la Economía Cubana, el experto aseguró que la capital «muestra síntomas de una recuperación sostenida».

La Habana concentra 43 por ciento del producto interno bruto del país a precios constantes de 1996. La producción mercantil, la venta de mercancías y la recaudación tributaria crecieron, según el estudio.

El crecimiento promedio del ingreso del sector turístico en La Habana fue de 24,7 por ciento desde 1994, hasta alcanzar 529,7 millones de dólares en 2000. De los 1,7 millones de turistas que visitaron este país el pasado año, 947.216 (54,2 por ciento) estuvieron en la capital.

Al mismo tiempo, Everleny alertó que La Habana no logró superar los indicadores de 1989, previos a la crisis, en algunos renglones económicos y de calidad de vida.

Expertos atribuyen la crisis económica de la pasada década a la combinación de los efectos del bloqueo de Estados Unidos, la pérdida de los socios comerciales del hoy disuelto bloque socialista y a errores en la dirección de la economía.

La caída del producto interno bruto, de 34,8 por ciento entre 1990 y 1993, golpeó duramente a La Habana, que, según Everleny, se «sumergió en una crisis profunda».

«Los salarios de los trabajadores en 2000 son superiores a los de 1989, pero sólo en términos nominales, ya que el nivel adquisitivo de este salario está muy por debajo» del anterior a la crisis, afirmó Everleny.

Cifras oficiales citadas por el experto indican que la desocupación en la capital descendió de 8,8 por ciento en 1996 a 4,7 en 2000, por debajo del promedio nacional de alrededor de cinco por ciento.

A inicios de 2001, la Dirección Provincial de Trabajo y Seguridad Social controlaba a 24.719 personas que ejercían algún trabajo por cuenta propia, cifra que no incluye 4.560 transportistas privados y 3.614 arrendadores de viviendas.

Sobre la «difícil situación de vivienda», Everleny explicó que el ritmo de construcción se duplicó en 2000 respecto de 1994, pero observó que eso «es aún insuficiente para mitigar el atraso de periodos anteriores y las necesidades de la población».

A nivel nacional se superó la cifra de 39.941 viviendas construidas en 1989, pero no sucede así en la capital. Según fuentes oficiales, la construcción en La Habana fue de 4.831 viviendas en 2000, contra 5.795 en 1989.

La Oficina Nacional de Estadísticas informó que la capital concentra 20 por ciento de los más de 11,1 millones de habitantes de Cuba, con 3.008 habitantes por kilómetro cuadrados.

Tras alcanzar cifras superiores a los 20.000 personas del resto del país residiendo en la capital a mediados de los 90, la población habanera disminuyó en los últimos cuatro años como consecuencia de la aplicación en 1997 de una ley para controlar la migración interna.

La emigración al extranjero también habría ayudado a detener el crecimiento de La Habana.

El factor económico y la reunificación familiar predominan por encima de las razones políticas a la hora de emigrar, según estudios realizados entre personas que deciden o expresan su deseo de irse del país. (FIN/IPS/da/mj/if dv/01

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