CHILE: Dudas sobre el futuro de bloque oficialista

La coalición de gobierno de Chile dio por superada la crisis interna creada por un virtual pacto electoral entre el Partido Socialista (PS), al que pertenece el presidente Ricardo Lagos, y el opositor Partido Comunista (PC), pero el episodio deja interrogantes sobre el futuro de la alianza.

La crisis en la oficialista Concertación por la Democracia, que se prolongó por cinco días, fue cerrada en la noche del miércoles con un acuerdo entre los cuatro partidos que la integran al que algunos analistas interpretaron este jueves como una victoria del PS y de su presidente, Camilo Escalona.

Otros observadores, en cambio, señalaron que Escalona fue forzado a dar marcha atrás en su acuerdo con el PC.

El conflicto se desató el viernes, cuando el PS hizo pública su decisión de apoyar a los candidatos comunistas a diputado en dos distritos en los comicios legislativos del 16 de diciembre, a cambio del respaldo del PC a los socialistas en otras cuatro jurisdicciones.

El virtual pacto del PS con el PC provocó la airada reacción de los partidos Demócrata Cristiano, Por la Democracia y Radical Socialdemócrata, que conforman junto al socialismo la coalición gobernante.

El presidente Lagos, un socialista moderado, intervino indirectamente para exhortar a los líderes de los cuatro partidos a buscar una solución.

En una declaración conjunta, los cuatro partidos reiteraron su compromiso de «darse apoyo recíproco y respaldar con los votos de sus militantes a todos sus candidatos y candidatas en cada uno de los distritos (de diputados) y circunscripciones (de senadores) del país».

En las próximas elecciones parlamentarias corresponde renovar los 120 cargos de la Cámara de Diputados, así como 18 de los 38 senadores designados por voto popular.

El Poder Legislativo está estructurado en Chile por 60 distritos representados cada uno por dos diputados y por 19 circunscripciones que eligen cada una a dos senadores.

Según la Constitución promulgada en 1980 por el dictador Augusto Pinochet, existen también nueve senadores designados en representación de las tres ramas de las Fuerzas Armadas y la policía de Carabineros, de ex miembros de la Corte Suprema de Justicia, de ex rectores universitarios, de ex ministros de Estado y de ex contralores de la República.

También de acuerdo con la Constitución, el ex presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000) es senador vitalicio.

Pinochet, investido como senador vitalicio en 1998, está suspendido del cargo desde agosto, en virtud de un juicio por crímenes contra los derechos humanos, del cual fue excluido por razones de salud el 9 de este mes.

El sistema binominal impuesto por la dictadura, con solo dos representantes en cada distrito de diputados o circunscripción de senadores, mantiene al margen del Poder Legislativo a los partidos más pequeños, como el Comunista y el Humanista, que no participan en los dos grandes pactos políticos.

Las grandes coaliciones son la Concertación por la Democracia y el bloque opositor Alianza por Chile, integrado por los partidos derechistas Unión Demócrata Independiente y Renovación Nacional.

En el actual Poder Legislativo hay 20 senadores de representación popular de la coalición oficialista, 17 del pacto opositor de derecha y uno de la Unión de Centro-Centro, un partido populista de derecha.

La mayoría de la Cámara de Diputados está en poder del oficialismo, con 69 cargos, mientras la Alianza por Chile cuenta con 49 y la Unión de Centro-Centro con dos.

La Concertación por la Democracia se declara partidaria de sustituir el sistema binominal por otro como el vigente antes dle golpe de Estado de 1973, de representación proporcional, de acuerdo con el número de electores por distrito o circunscripción.

La coalición gobernante también se declara contraria a la existencia de senadores designados y vitalicios.

Sin embargo, el oficialismo no cuenta con votos suficientes en el Congreso para una reforma constitucional, que requiere de la conformidad de los dos tercios del Senado y la Cámara de Diputados.

La modificación de la ley de elecciones requiere, a su vez, la aprobación de los tres quintos del parlamento, mayoría que tampoco el oficialismo está en condiciones de lograr sin un acuerdo político con la derecha.

La secretaria general del PC, Gladys Marín, ofreció al oficialismo el apoyo de su partido a la Concertación por la Democracia en aquellos distritos donde fuera posible, de ese modo, ganar los dos cargos y desplazar a diputados de la derecha.

A cambio de este respaldo, los comunistas pidieron que los partidos de gobierno se abstuvieran de presentar dos candidatos en unos cuatro distritos donde el PC tiene una presencia electoral significativa, para poder acceder así a la Cámara de Diputados.

Las conversaciones, que se prolongaron más de un mes, concluyeron sin acuerdo por la oposición del Partido Demócrata Cristiano, según el cual un pacto con el PC volcaría hacia la derecha los votos de sectores moderados, con lo cual la pérdida sería mayor a las supuestas ganancias electorales.

Como no hubo acuerdo, el PC inscribió candidatos propios en los 60 distritos de diputados y las 18 circunscripciones senatoriales, pero mantiene la posibilidad de retirarlos en agosto, según los plazos contemplados en la ley electoral.

Fue en estas condiciones que continuó la negociación con el PS, hasta que Escalona aceptó apoyar con los votos de su partido a los comunistas en dos distritos donde no hay candidatos socialistas.

A cambio, el PC se comprometía a retirar sus candidatos en cuatro distritos para apoyar a los postulantes del PS.

La declaración que en la noche de este miércoles puso fin a la crisis en la alianza oficialista fue, para el conservador diario El Mercurio, una revocación del pacto del PS con el PC.

Analistas políticos del diario electrónico El Mostrador y del derechista diario La Tercera dijeron, en cambio, que Escalona emergió triunfador de la crisis, pues en términos reales no cedió ante las presiones de sus socios en la coalición.

Más allá de las interpretaciones, este episodio demostró que en el Partido Demócrata Cristiano persiste un rechazo a los comunistas, en tanto el PS mira con buenos ojos a quienes fueron sus aliados por varias décadas hasta llegar al gobierno con Salvador Allende en 1970.

Las implicaciones futuras de estas diferencias podrían aclararse en los comicios legislativos del 16 de diciembre, si sus resultados abren la puerta del parlamento a los comunistas o, al contrario, muestran un avance de la derecha. (FIN/IPS/ggr/mj/ip/01

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