BOLIVIA: Banzer resigna el poder

Hugo Banzer, el único dictador sudamericano de los años 70 que logró recuperar el poder por la vía electoral, admitió hoy que su estado de salud le impide gobernar, y el 6 de agosto formalizará su renuncia.

Un cáncer de pulmón con metástasis en el hígado mantiene a Banzer, de 75 años, hospitalizado en Estados Unidos desde el 1 de este mes. Elegido en 1997, aún tenía un año de gobierno por delante.

Su propósito es viajar a Sucre, capital constitucional de Bolivia, para pronunciar el discurso de dimisión y ceder el mando al vicepresidente Jorge Quiroga, de 41 años. Lo hará el 6 de agosto, día de la independencia de Bolivia, y luego volverá al hospital Walter Reed, de Washington, para seguir bajo quimioterapia.

El anuncio, realizado este viernes desde Miami por el ministro de Información boliviano Manfredo Kempf, tal vez sea un alivio para Quiroga, un presidente interino a quien la hija mayor de Banzer le tiene prohibido el ingreso al Palacio Quemado, sede del Poder Ejecutivo.

«El presidente renunciará por voluntad propia, sin presiones de ninguna clase», aseguró Kempf. Es que los empresarios habían solicitado la dimisión de Banzer, para evitar el vacío de poder y permitir que la administración del país siguiera su marcha.

Quiroga necesita un mandato formal, aunque sólo sea por un año, para entrar en el Palacio Quemado y reemplazar a algunos «dinosaurios» leales a Banzer por los «pitufos» , como se conoce a sus propios partidarios en la gobernante Alianza Democrática Nacionalista (ADN).

Banzer supo adaptar su discurso y su conducta a las transformaciones que comenzaron en Bolivia en 1982, cuando se interrumpió la serie de golpes militares y dictaduras que habían marcado al país casi desde su independencia en 1825.

Dictador en 1971, después de un sangriento golpe de Estado, reprimió con dureza toda resistencia. Derrocado en 1978, debió presentarse seis veces a elecciones para recuperar el poder.

Ganó los comicios de junio de 1997, pero sólo con 22 por ciento de los votos, y hubo de realizar una difícil negociación con otros cuatro partidos para que el Congreso lo consagrara presidente dos meses después.

Banzer había adherido a la resucitada democracia, y pagó su conversión con el apoyo al gobierno de Víctor Paz Estenssoro (1985- 1989) y al de Jaime Paz Zamora (1989-1993). Pero el año pasado impuso el estado de sitio para enfrentar dos estallidos sociales que causaron 13 víctimas.

Bolivia, el país de América Latina en el que la organización Transparencia Internacional percibe más corrupción, es también uno de los más pobres de la región. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el producto interno por habitante se situó por debajo de los 1.000 dólares el año pasado.

El estaño era la principal riqueza nacional en 1952, cuando el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) encabezó una triunfante insurrección popular que llevó al gobierno a Paz Estenssoro por primera vez. El MNR nacionalizó las minas, entregó tierras a los campesinos e impuso el voto universal.

Banzer, que ya había egresado de la escuela militar, logró eludir la purga que el gobierno revolucionario realizó en el ejército, y en 1966 formó parte del régimen de facto del general René Barrientos.

Cinco años después se sublevó contra el general Juan José Torrres, que gobernaba desde 1970 con apoyo de la Central Obrera Boliviana y de los campesinos. Torres fue asesinado en Buenos Aires, donde se había exiliado, y donde campeaba la Operación Cóndor, lanzada por las dictaduras sudamericanas para exterminar a sus opositores.

Así mismo, la hija de un guerrillero uruguayo muerto en Bolivia acusó en diciembre último a Banzer ante el Congreso boliviano de su secuestro y de su madre en 1976 y dijo que no descartaba denunciarlo ante el juez español Baltasar Garzón, que persigue penalmente al ex dictador chileno Augusto Pinochet.

El cuerpo del guerrillero, Enrique Lucas, muerto por fuerzas de seguridad bolivianas luego de ser capturado en Cochabamba, fue identificado en mayo de este año en el cementerio general de La Paz por grupos humanitarios.

Rutila Artes, esposa de Lucas, fue llevada junto con su hija Carla a un centro de detención clandestino en Argentina, donde ambas desaparecieron. Carla fue localizada finalmente en 1985 por la organización Abuelas de Plaza de Mayo y devuelta a su abuela materna, con quien vive en España.

Los mineros bolivianos han luchado desde 1952 por sus derechos con cartuchos de dinamita, pero hay desde los años 80 a otra fuerza de resistencia popular en Bolivia. Se trata de los campesinos cultivadores de coca, protagonistas de los disturbios de 2000.

Bolivia era en 1998 el tercer productor mundial de coca, después de Colombia y Perú, según la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos.

Banzer prometió erradicar los cultivos no autorizados en 2001 y, aunque luego llevó el plazo hasta 2002, ya el año pasado sólo restaban en el Chapare, la principal región productora, cercana a La Paz, 2.000 de las 37.000 hectáreas sembradas que había al comenzar su gobierno.

Los campesinos cocaleros afirman que las autoridades no les ofrecen alternativas ciertas para reemplazar los cultivos ilícitos con los que se han ganado la vida. Y la economía del Chapare se derrumba al ritmo de la destrucción de las plantaciones. (FIN/IPS/ff/ip/01

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