Carlos Mejía Godoy, uno de los músicos nicaragüenses más reconocido en América Latina por su aporte a la cultura popular, está empecinado a los 58 años en mantener vivas las canciones, la poesía y las comidas tradicionales de su país.
«En los últimos tiempos me he convertido en un sociólogo, un paleontólogo y un antropólogo de la cultura», contó Mejía Godoy, mientras saboreaba un vaso de refresco de fruta para aplacar el sofocante calor de Managua.
El cantautor, considerado uno de los principales folcloristas de América Latina, concedió una entrevista a IPS en un pequeño pero fresco restaurante de la capital de Nicaragua, donde el único platillo que se sirve es el típico «vaho», carne de res con vegetales cocinada al vapor.
«Yo no tengo nada contra las hamburguesas, pero a mí me encanta comer vaho en lugares como éste, porque la globalización los está extinguiendo… tenemos que tratar de que sobrevivan», dijo.
Mejía Godoy, célebre en América Latina y Europa por canciones como «Quincho Barrilete», que en 1977 ganó el Festival Internacional OTI (Organización de la Televisión Iberoamericana) de la Canción, «El Cristo de Palacagüina», «Credo» y «Son tus perjúmenes», aún sigue explorando nuevos estilos en sus raíces.
«Hundimos la mano en la tradición de nuestros campesinos, como el paleontólogo lo hace con civilizaciones antiguas», explicó sonriente este músico que adhirió a la revolución armada liderada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que en 1979 terminó con 42 años de dictadura de la familia Somoza.
El artista lleva seis años sin grabar discos porque ninguna compañía se ha interesado en decenas de canciones que ha compuesto en ese lapso y que sigue haciéndolo junto con su grupo Los de Palacagüina.
Sin embargo, este creador de canciones llenas de picardía, drama y denuncia social no se detiene en sus proyectos culturales pese a la falta de apoyo de la industria discográfica.
En la actualidad reside en su Nicaragua natal, donde ha conformado junto con sus seis hermanos la Fundación Mejía Godoy, una organización sin fines de lucro que lucha por la infancia y la juventud.
La Fundación ayuda a niños de la calle a mantenerse lejos de las drogas y enseña a jóvenes a tocar guitarra, mandolina, acordeón, la marimba y otros instrumentos típicos del país.
«Nuestro mayor sueño es construir un taller para fabricar instrumentos tradicionales de Nicaragua», detalló el cantautor. Es por eso que los hermanos Mejía Godoy buscan interesados locales o en el exterior para poder financiar ese proyecto cultural.
Mientras encuentran ese apoyo, Carlos Mejía Godoy no se queda cruzado de brazos y ha encarado una labor de rescate de poesía, canciones, artesanía y leyendas populares de los pueblos rurales de Nicaragua.
El principal canal de televisión de Nicaragua emite cada sábado «El clan de la picardía», un programa que Mejía Godoy graba con un grupo de amigos en distintos pueblos rurales.
En ese espacio muestra a los poetas y personajes populares, así como las bellezas turísticas, comidas típicas, historia, danza, música y curiosidades de los lugares que visitan.
El programa cuenta con una fuerte dosis de investigación previa y una prolija producción, realizada por profesionales que antes de la grabación de los vídeos visitan el pueblo escogido para recopilar información y seleccionar el mejor material.
El trabajo social y cultural de Mejía Godoy se da en momentos en que el gobierno nicaragüense de Arnoldo Alemán ha decidido un fuerte recorte presupuestario para los programas de cultura.
Alemán anunció este mes una reducción entre un millón y 1,3 millones de dólares del presupuesto asignado al estatal Instituto Nicaragüense de Cultura (INC).
Como consecuencia de esa decisión, se considera el cierre de varios centros culturales, la merma de los trabajos de la editorial estatal y de las investigaciones arqueológicas y paleontológicas, además de la eliminación de 400 becas para alumnos de escuelas de arte.
«La cultura sigue siendo el 'patito feo' de los presupuestos de muchos países de América Latina, y eso significa que los artistas vivimos en una orfandad absoluta», dijo Mejía Godoy.
Conocido en el pasado por su apoyo a FSLN, el folclorista sostiene que no se arrepiente del trabajo cultural que realizó para ese movimiento político.
«Durante el gobierno sandinista (1979-1990), la cultura en Nicaragua dejó de ser un artículo de lujo y se convirtió en algo masivo, accesible a todos», apuntó.
Mejía Godoy consideró que un gran legado del periodo sandinista fue la alfabetización nacional, la apertura de decenas de bibliotecas y la sed de conocimiento que provocó entre los estratos más pobres de la población.
Explicó que su separación del FSLN se debió a que muchos de los líderes del partido se convirtieron en empresarios y se alejaron de la sustancia popular. «La piñata es un hecho, no una leyenda», afirmó en forma vehemente.
En Nicaragua se llamó «la piñata» al proceso que vivió el país tras la inesperada derrota electoral del FSLN en 1990. Muchos dirigentes sandinistas fueron acusados de desviar fondos y bienes públicos en su beneficio, antes de dejar el gobierno.
Mejía Godoy opinó que los artistas de América Latina deben emprender una lucha ética a favor de la honestidad, ante la corrupción imperante en la región.
«La lucha ahora no debe ser entre la izquierda y la derecha, sino entre la ética y la corrupción», sentenció el músico. (FIN/IPS/nms/dm/cr/01
