La escritora mexicana Elena Poniatowska ha subido a tantos aviones en los últimos tres meses que ni tiempo tuvo para ir a México, y en todos los vuelos viajó junto a la ventanilla para apreciar el firmamento, al igual que Lorenzo de Tena, el protagonista de «La piel del cielo», su última novela.
Poniatowska pasó por Caracas a comienzos de este mes, tras 90 días de peregrinar por América y Europa gracias al premio Alfaguara 2001 obtenido por «La piel del cielo».
«El hombre contemporáneo aún observa el firmamento con miedo, porque, definitivamente, no lo conoce», dijo la escritora de 69 años y una de las figuras contemporáneas más reconocidas de México por su vasta obra literaria y periodística.
«El libro se va haciendo a medida que escribes. 'La piel del cielo' es sobre científicos. Escogí la astronomía porque es la más romántica de las ciencias. Entrevisté a muchos científicos, compré una infinidad de libros de ciencia que naturalmente no los leí y, finalmente, me puse a escribir», relató la escritora.
La novela tuvo casi tres años de preparación, tiempo en el cual Poniatowska trabajó también en periodismo, produjo otro libro y siguió muy de cerca el escenario político mexicano.
«Estoy del lado de los zapatistas», recalcó, como para despejar cualquier duda sobre su militancia política.
Poniatowska, nacida en 1932 París y descendiente del último rey de Polonia, Estanislao Augusto Poniatowski, vive desde los nueve años en México y ha registrado en trabajos periodísticos y recreaciones literarias los principales acontecimientos sociales y políticos de su país adoptivo ocurridos en las últimas décadas.
El galardón de la editorial Alfaguara, además de «convertirme mi vida en un torbellino, me ha significado una gratificación de 175.000 dólares», informó.
«Mi madre murió poco después de que recibiera la noticia del premio (en marzo) y allí se cruzaron dos sentimientos. Alcancé a decirle que había obtenido un galardón muy importante. Pero ella me dijo: qué bueno, así no tendrás que escribir más», cuenta con una sonrisa.
La escritora se reconoce muy exigente consigo misma. «Nunca estoy completamente satisfecha de lo que escribo. Quizá porque soy muy autocrítica con el trabajo de la escritura. Antes de que se anunciara el galardón pensé que, si no pasaba nada, retomaría la novela y me dedicaría a pulirla más», comentó.
«La piel del cielo» es la historia que recrea la vida de un astrónomo incomprendido.
Según la crítica literaria de Venezuela, la novela tiene una particularidad que «reside en que le otorga a la cabeza del lector dos tipos de movimientos: uno hacia abajo para la lectura concentrada y comprometida, y el otro hacia arriba para la contemplación vertical de todo cuanto existe en la bóveda celeste».
Poniatowska no traza fronteras entre el periodismo y la literatura y, de hecho, tiene una relación permanente con cada una de estas expresiones.
Recuerda que el periodismo, cuando empezó a ejercerlo a mediados de la década del 50, fue para ella «un aprendizaje maravilloso», y se recuerda como «una reportera apasionada».
En sus comienzos hizo 365 entrevistas en un año. «Entrevisté a los grandes de la época y muchos de ellos se convirtieron en mis maestros», rememoró en un encuentro con el público caraqueño, a propósito de la presentación en esta capital de «La piel del cielo».
En la edición 2001 del premio Alfaguara de novela participaron 594 obras inéditas, escritas en español.
Esta distinción ha sido entregada tres veces anteriormente, la primera fue obtenida en forma compartida por el cubano Eliseo Alberto y el nicaragüense Sergio Ramírez, en 1999 la recibió el español Manuel Vicent y el año pasado la también española Clara Sánchez. (FIN/IPS/ac/dm/cr/01