(Arte y Cultura) CUBA: El Museo Nacional de Bellas Artes renace

La reapertura del Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba está prevista para el 18 de este mes, luego de una larga restauración que cambió su fisonomía y amplió sus espacio en el casco histórico de La Habana de uno a tres edificios.

La obra está recibiendo los toques finales y estaría lista para su inauguración, dijo a IPS uno de los expertos del museo. El acontecimiento, sin embargo, no ha sido aún confirmado por las autoridades del sector.

Las vallas de metal que cubrían las áreas en restauración ya fueron retiradas, las viviendas aledañas fueron pintadas y las calles de acceso reciben pavimentación, en un intento por crear un ambiente agradable alrededor del predio.

El diseño de la fachada del Palacio de Bellas Artes, el edificio construido en 1956, integró de forma armónica las ruinas de unas arcadas coloniales descubiertas por casualidad en el interior de sus paredes, durante la restauración.

La inversión del Consejo de Estado, máximo órgano del gobierno cubano, fue ejecutada por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y terminada antes de lo previsto. Expertos pronosticaban que las obras iniciadas en 1999 se extenderían al menos hasta 2003.

«Esperemos que el apuro no se revierta en una mala terminación y que después no haya problemas de filtraciones (de agua) o cosas así, típicas en muchas construcciones cubanas de los últimos tiempos», dijo René Arango, coleccionista privado de obras de arte.

La revista Cuba Internacional, publicación de la agencia cubana Prensa Latina, reveló este mes que el programa general para el conjunto de los tres edificios se estimó en un inicio en 31 millones de pesos.

El cambio oficial del peso establece la paridad uno a uno con el dólar, pero en las casas de cambio el dólar se cotiza a entre 20 y 22 pesos cubanos. Del presupuesto total, alrededor de 40 por ciento estaba asignado en divisas extranjeras, afirmó Cuba Internacional.

El proyecto incluyó la remodelación del actual Palacio de Bellas Artes, inaugurado en 1913 y trasladado de lugar en varias ocasiones, hasta su sede definitiva en 1956, así como la reconstrucción y adaptación de dos edificios antiguos.

Se trata del Centro Asturiano, construido entre 1925 y 1927, y del antiguo Cuartel de Milicias, de 1764, este último destinado a las oficinas.

Mientras en el museo original se exhibirá sólo la colección de arte cubano desde el siglo XVI, el antiguo Centro Asturiano se dedicará a las muestras de las colecciones de arte antiguo y contemporáneo extranjero.

El Museo Nacional de Bellas Artes cuenta con una importante colección de arte cubano que incluye obras de artistas clásicos como Wifredo Lam, René Portocarrero y Antonia Eiriz y piezas de la mayoría de los artistas contemporáneos de renombre.

El museo atesora además obras norteamericanas del siglo XIX y de los años 70, obras europeas, piezas de arte colonial latinoamericano y de numerosos exponentes del muralismo mexicano de los años 30 y 40, como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.

En el nuevo conjunto, 12.000 metros cuadrados serán destinados en exclusiva a la exhibición de obras de arte, permitiendo la exposición de más de 2.500 pinturas, esculturas, obras gráficas y la colección de arte de la antigüedad del Conde de Lagunillas.

Las obras en exhibición representarán 37 por ciento de la colección total del museo. Expertos aseguran que en el pasado, en los momentos de mayor cantidad de obras en exhibición, sólo podía mostrarse 11 por ciento.

Las instalaciones incluirán también almacenes y talleres para la conservación y restauración de obras, espacios de participación y de servicios al público, un auditorio para 300 personas y sala para programas audiovisuales.

Según el arquitecto José Linares, encargado del proyecto, tanto la iluminación como los parámetros ambientales estarán controlados por un sistema automatizado que considera las variables de orientación del edificio y las diferentes épocas del año.

Además, el museo contará con un moderno sistema de protección y de seguridad integral.

Entre sus principales fines, el proyecto tuvo la finalidad de corregir imperfecciones del Palacio de Bellas Artes, como la carencia de espacios para el almacenamiento de obras, talleres de conservación y de restauración, museología o curaduría, y adecuadas condiciones ambientales y de iluminación.

«Se hacía cada vez más evidente la imposibilidad de dar respuesta espacial a los nuevos requerimientos programáticos y funcionales del museo contemporáneo, que impone nuevas categorías espacio-funcionales diversificadas de uso socio-cultural y público», comentó Linares. (FIN/IPS/da/mj/cr/01

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