Los familiares y amigos del nepalés Tirtha Lal Maharjan se rieron de él en 1980, cuando decidió instalar una fábrica de ladrillos con antigua tecnología tradicional, pero la iniciativa fue exitosa.
«Pensaron que estaba loco al invertir para resucitar un procedimiento pasado de moda, en el que ya no había interesados», dijo a IPS Maharjan, propietario de la fábrica Om Shree Machhindra Nath de Katmandú, que administra junto con sus hermanos Hira Kaji y Bikki.
Pero «quienes se burlaron de mí tuvieron que comerse sus palabras», comentó mientras se afanaba por satisfacer pedidos de «dacchin appa», los tradicionales ladrillos que caracterizan a la arquitectura nepalesa junto con las tejas de arcilla y las ventanas con enrejado de madera.
Cada vez más personas optan por los beneficios estéticos y económicos de las fachadas tradicionales, sin renunciar a las comodidades modernas dentro de residencias privadas, hoteles y locales comerciales.
La mayoría de los clientes de Maharjan han empleado los ladrillos tradicionales para levantar fachadas de unos cuatro centímetros de espesor que cubren el frente de la estructura original.
La construcción de esas fachadas es un trabajo delicado, y la firma proporciona experimentados albañiles para realizarla.
Maharjan es hijo de agricultores y fue durante 15 años, hasta 1991, funcionario del Departamento de Arqueología, donde comprendió la importancia de preservar el patrimonio cultural de su país.
Su hipótesis fue que muchas personas cooperarían para conservar la apariencia tradicional de la ciudad si contaran con los materiales necesarios, y recorrió el país en busca de artesanos que conocieran los antiguos procedimientos de fabricación de ladrillos, para aprender de ellos.
En la actualidad, su compañía ofrece 300 tipos de ladrillo, con o sin ornamentación, cuyos precios oscilan entree menos de un dólar a poco más de dos dólares.
«Mis ladrillos pueden ser más caros que los modernos, y construir con ellos lleva más tiempo, pero son una opción más económica en el largo plazo, pues se trata de materiales más resistentes a los fenómenos climáticos, que no necesitan pintura y son de mantenimiento barato», explicó.
La fabricación de los ladrillos se realiza en forma manual, mediante procedimientos de envoltura de cada pieza con paja, prensado, secado y horneado. Uno de cada cuatro se dañan en el proceso y deben ser descartados.
«El aceite que recubre los ladrillos los hace resistentes al agua, y mantiene el interior de los edificios fresco en verano y cálido en invierno», explicó el ingeniero Laxman Kisiju, jefe de planificación municipal de la ciudad de Bhaktapur, a menos de 50 kilómetros al este de Katmandú.
Kisiju y otros funcionarios municipales tratan de estimular la construcción de fachadas tradicionales en el centro de Bhaktapur, una de las ciudades más antiguas del mundo, cuya conservación ha sido considerada ejemplar por la Organizacion de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Sin embargo, un tercio de las fachadas del centro de la ciudad son de cemento y no combinan con el resto.
El gobierno municipal otorga subsidios que cubren 75 por ciento de la compra de madera, y 100 por ciento del costo de tejas y ladrillos para construir fachadas tradicionales, con la intención de aumentar el atractivo turístico de la ciudad.
El costo de construir una pequeña vivienda es de unos 6.000 dólares, y añadirle una fachada tradicional costaría casi 2.000 dólares más sin subsidios, explicó Kisiju.
«No es posible ser moderno sin mantener la cultura propia. Corea del Sur, Gran Bretaña y Japón poseen programas de mantenimiento y recreación de fachadas tradicionales», apuntó el empresario Gajananda Vaidya, quien está dedicado a transformar la apariencia de su fábrica de vestimenta.
La estructura original era un feo bloque de cemento, y Vaidya espera que la nueva fachada atraiga clientes y sea un ejemplo para otros empresarios. (FIN/IPS/tra-eng/rl/js/mp/cr dv/01