Las tres centrales sindicales de Argentina lograron hoy una masiva adhesión a una huelga general contra la rebaja de jubilaciones y salarios del sector público anunciada por el gobierno.
Fue la sexta huelga contra el gobierno de Fernando de la Rúa, que en sus 19 meses de gestión ya implementó siete ajustes para acabar con una recesión que ya lleva tres años y para evitar la suspensión de pagos a los tenedores de bonos de deuda externa pública.
El ajuste anunciado la semana pasada incluirá desde este mes un recorte de salarios públicos y de jubilaciones, cuya magnitud se determinará una vez que se deduzca de la recaudación fiscal mensual el monto de los pagos de la deuda externa. El Estado no pagará una suma superior a lo que recaude, aseguró el gobierno.
La huelga coincidió con la difusión de los datos de desempleo de mayo. La encuesta del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos indica que la desocupación alcanzó a 16,4 por ciento de la población económicamente activa, dos puntos porcentuales más que en la última medición, realizada en octubre.
El organismo indicó además que los subocupados (los que trabajan menos de lo que quisieran) constituyen otro 14,9 por ciento. Así, casi cinco millones de personas sufren problemas de empleo, una cifra sin precedentes en la historia de este país.
Como en anteriores oportunidades, la adhesión de los sindicatos del transporte fue clave en la masividad de la respuesta a la convocatoria de este jueves. En la madrugada, un tren, dos ómnibus y un taxi que intentaron circular fueron incendiados por manifestantes.
La protesta se hizo sentir con más fuerza en los centros de enseñanza que en el sector comercial y en los bancos privados.
La huelga fue convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT) «dialoguista», que reúne a sindicatos del sector industrial, la CGT «disidente», donde predominan, entre otros, los obreros del transporte, y el Congreso de Trabajadores Argentinos, que nuclea a educadores y a empleados públicos.
El líder de la CGT dialoguista, Rodolfo Daer, sostuvo que la protesta tuvo una adhesión de 90 por ciento en todo el país y de 85 por ciento en la capital argentina.
Esta medida, que no incluyó actos ni manifestaciones callejeras, fue precedida el miércoles por una huelga de la Asociación de Trabajadores del Estado, que congrega a uno de los sectores más perjudicados por el último ajuste, con una masiva adhesión.
Las proyecciones de la recaudación fiscal permiten estimar que la rebaja de salarios y jubilaciones de este mes será de 13 por ciento, tanto para los trabajadores retirados que cobran más de 300 dólares mensuales como para todos los empleados públicos.
Esta determinación, que surgió luego que el gobierno encontró serias dificultades para endeudarse a tasas de interés razonables, fue resistida y criticada por todos los partidos del oficialismo y de la oposición, y llevó a las tres centrales sindicales dejar de lado sus diferencias y convocar la huelga.
El ex presidente Raúl Alfonsín, líder de la Unión Cívica Radical —principal partido de la coalición gobernante— señaló este jueves que la huelga pudo evitarse de haberse mantenido abiertos los caminos de diálogo, pues los sindicalistas estaban, dijo, dispuestos a colaborar.
Mientras, los legisladores debaten alternativas para alcanzar el «déficit cero» (equilibrio fiscal) proclamado por el gobierno pero sin rebajar salarios del Estado ni jubilaciones. Varias iniciativas apuntan a gravar la actividad de bancos y grandes empresas y a suspender exenciones tributarias. (FIN/IPS/mv/mj/lb if/01
