La deuda externa de América Latina equivale a 201 por ciento de las exportaciones y crece a un ritmo acelerado sin que se avizore una solución, contribuyendo con el recrudecimiento de la pobreza, según el Sistema Económico Latinoamericano (SELA).
En el marco de la Cumbre de la Deuda Social y la Integración Latinoamericana que se celebra en la capital venezolana, diversos expertos coincidieron en señalar el peso de la deuda externa en la pobreza y en la desigualdad, y llamaron a implementar políticas económicas para superar el problema.
La reunión organizada por el Parlamento Latinoamericano (Parlatino) comenzó el martes y concluirá este viernes en la sede del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG), en Caracas.
El diplomático chileno Otto Boye, secretario permanente del SELA, calculó que la deuda externa latinoamericana, hoy de 750.000 millones de dólares, se duplicó en la última década, y le atribuyó a su incidencia la existencia de más de 200 millones de pobres en la región.
«En promedio, cada habitante de nuestra región debe 1.550 dólares al nacer», dijo Boye. La deuda externa latinoamericana equivale «a 39 por ciento del producto interno bruto y a 201 por ciento de las exportaciones de la región», gregó.
La región «está condenada a la pena de cadena de deuda perpetua, que además seguirá creciendo y haciéndose cada vez más difícil de pagar, si seguimos enfrentando el tema como lo hemos hecho hasta ahora», recalcó Boye.
El secretario del SELA criticó a las autoridades de los países latinoamericanos por no haber logrado posturas comunes en cuestiones importantes como la deuda externa y el crecimiento de la pobreza.
«Esto fue desastroso para la región. Afectó el proceso de integración. El único camino a seguir que podría revertir la situación consistiría en reunir el poder disperso de los deudores para negociar, esta vez unidos, con los acreedores» indicó.
De acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), la deuda externa casi se duplicó entre 1990 y 2000, pues pasó de 439.000 millones de dólares a 750.000 millones.
Bernardo Kliksberg, director del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dijo en el foro del Parlatino que se debe salir de la «trampa» de la desigualdad en que se encuentra sumida América Latina para superar la pobreza.
El experto señaló la educación como «una diferencia decisiva en las oportunidades laborales y los sueldos».
La creciente desigualdad se observa en el acceso a la educación: el 10 por ciento más rico de los habitantes de América Latina tienen 13 años de escolaridad promedio, y solo cinco años el 30 por ciento de los más pobres.
De acuerdo con investigaciones del instituto dirigido por Kliksberg, «se necesitan 10 años de educación para no ser pobres», pero en América Latina el promedio de escolaridad es de 5,2 años.
Según investigaciones de organismos internacionales, América Latina es la región más desigual del planeta. «Cuanto más desigual (una sociedad), peor para el desarrollo», afirmó Kliksberg.
El experto del BID recalcó que invertir en educación y en salud «no es hacerle un favor a los pobres» sino «hacerle un favor al crecimiento económico, que está basado en la calidad humana de un país».
Sin embargo, recalcó que «no basta con asignar recursos, tiene que haber una excelente gerencia social» que permita maximizar el rendimiento de cada moneda invertida.
La primera Cumbre de la Deuda Social, la cual el Parlatino aspira a convertir en anual, congrega en Caracas a unos 150 expertos de América Latina, Europa y Estados Unidos.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, criticó el martes, al inaugurar la reunión, la aparente falta de voluntad política para cumplir el compromiso asumido por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de reducir a la mitad en 15 años el actual nivel de pobreza en el mundo.
Tras recordar los compromisos, Chávez dijo tener la impresión de que «no hay mucha voluntad para cambiar de camino», y que estas reuniones de alto nivel sólo sirven para que «la conciencia no nos atosigue tanto» a los gobernantes.
El presidente venezolano reclamó a los expertos la «autocrítica» necesaria para superar el drama social que agobia a América Latina y el Caribe. (FIN/IPS/ac/mj/if dv/01
