AMERICA CENTRAL: Año de terremotos, sequía y hambruna

La naturaleza ha sido inclemente este año con los 35 millones de centroamericanos, azotados por dos terremotos y una prolongada sequía, con la consecuente pérdida de cosechas y creciente hambruna.

Los más afectados por los estragos naturales han sido El Salvador, Honduras y Nicaragua, países donde además la pobreza afecta a más de la mitad de la población.

«América Central tiene un clima de extremos y este año el extremo ha estado en la falta de lluvias», explicó a IPS el meteorólogo Max Campos, funcionario del Sistema de Integración Centroamericana (SICA).

Campos, secretario ejecutivo del Comité Regional de Recursos Hidráulicos, añadió que los productores agrícolas han sido los que más han sufrido con la sequía y los terremotos, lo cual revela la gran fragilidad del sector en la región.

Un estudio del SICA señala que en junio —cuando por lo general ocurren los aguaceros más fuertes de la estación lluviosa— cayeron 150 litros de agua menos por metro cuadrado de lo que se esperaba.

La sequía ha sido un golpe para la llamada «primera siembra», que es la época en América Central en que se planta maíz, frijol, arroz y otros granos básicos.

«La disminución de las lluvias provocó que las plantas brotaran tempranamente y se murieran. Esa es la causa de las pérdidas de muchas cosechas», detalló a IPS Patricia Ramírez, coordinadora del Foro Climático Regional.

Ramírez informó que un grupo de científicos del SICA estudia las tendencias climatológicas actuales de América Central para conocer por cuantos meses más se prolongará la sequía.

Los expertos calculan que la falta de agua en Nicaragua durante el primer ciclo productivo del año causó la pérdida de 72.608 hectáreas de arroz, maíz, frijol, sorgo y ajonjolí de un total de 490.000 hectáreas sembradas.

Esto ha causado hambre en la población del departamento de Matagalpa, a 130 kilómetros al nordeste de Managua, donde centenares de familias huyen hacia las ciudades en busca de comida.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) calcula que en América Central más de 610.000 campesinos sufren hambre, 470.000 de los cuales habitan el norte de Nicaragua, con una población de cinco millones de personas, y 140.000 viven en Honduras, con 6,3 millones de habitantes.

Para algunos expertos, la caída de los precios internacionales del café, el mal momento del mercado internacional del banano y otros factores económicos llevará a que el hambre afecte en la región a alrededor de un millón de personas.

«La situación es realmente grave», aseguró a IPS Rosa Antolín, directora adjunta del PMA para América Central y el Caribe.

Antolín puntualizó que en Nicaragua las pérdidas en algunas áreas han perjudicado a 100 por ciento de las cosechas y en la mayoría de los casos del istmo los más golpeados han sido los campesinos con producción de subsistencia.

«Las reservas de alimentos que teníamos en bodega para tres meses nos podrían durar un mes», acotó la funcionaria.

El gobierno de Honduras declaró esta semana en estado de emergencia a 104 municipios del país, 57 de los cuales han perdido 80 por ciento de los cultivos a causa de la sequía.

En Honduras se perdieron 38.000 hectáreas de granos básicos, de un área sembrada de 51.000 hectáreas.

También se registran pérdidas importantes en El Salvador y en Guatemala, pero las autoridades de esos países aseguran que aún no existe una situación de hambruna.

En tanto, el gobierno costarricense de Miguel Angel Rodríguez teme que la sequía que se registra en Nicaragua provoque una nueva oleada de inmigrantes indocumentados, que en la actualidad ya suman medio millón de personas, según datos extraoficiales.

La no gubernamental Red de Promotores de Pequeños Productores de Santa María de Nueva Segovia, en el norte de Nicaragua, informó el día 20 que cinco campesinos habían muerto a causa del hambre.

Campesinos de esa región nicaragüense también indicaron a la prensa local que la severa sequía que afecta la zona llevó a la muerte a muchos cerdos y vacunos de su propiedad.

Esta ausencia de lluvias que soporta buena parte de América Central se suma a otros golpes de la naturaleza asestados este año, lo cual ha contribuido a incrementar en forma sustancial la pobreza en la región.

El primero de ellos ocurrió el 13 de enero, cuando un terremoto de 7,6 grados en la escala de Richter sacudió a El Salvador y acaparó la atención mundial por los estragos que causó.

Un mes después, el 13 de febrero, otro terremoto, este de 6,6 grados de intensidad, volvió a asolar El Salvador. Los dos sismos dejaron un saldo total de 1.259 muertos y 1.600 millones de dólares en pérdidas económicas.

Como consecuencia directa de los dos terremotos, 225.000 salvadoreños se sumaron a la fila de pobres y 220.000 cayeron al rango de extrema pobreza, según un informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. (FIN/IPS/nms/dm/dv pr/01

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