Las autoridades de Pakistán atribuyeron los deslizamientos de tierra de este mes a «fenómenos naturales», pero varios críticos afirmaron que el trágico saldo de esos desastres se debió a la imprevisión en algunos proyectos de infraestructura y a la desforestación.
Las lluvias monzónicas dificultaban aún este miércoles las operaciones de rescate y ayuda en las zonas del norte devastadas por las lluvias y tormentas que causaron la muerte de al menos 170 personas el lunes en los distritos de Swat, Buner y Mansehra.
Varios deslizamientos de tierra causaron la muerte de cientos de personas y dejaron miles de damnificados en otras zonas.
Los críticos atribuyen esta vulnerabilidad a los desastres a la construcción de caminos en áreas montañosas ambientalmente sensibles, que se vuelven propensas a deslizamientos de tierra.
«No podemos garantizar que no ocurrirán deslizamientos de tierra (en las áreas montañosas donde se construyen caminos) porque se trata de un fenómeno natural; sólo podemos esforzarnos para que el daño sea mínimo», declaró el coronel Muhammad Tajamal, de la Organización de Obras de Frontera (OOF).
La OOF es una rama del ejército responsable por la construcción de rutas montañosas, y en 1978 construyó una carretera de 700 kilómetros de largo en la cadena montañosa de Karakoram, que une el norte de Pakistán con China.
La OOF se ocupa del mantenimiento de la ruta de Karakoram, también llamada «la ruta de la seda».
En el norte de Pakistán se encuentran tres cadenas montañosas: Karakoram, Hindu Kush e Himalaya occidental, con picos de 7.000 a 8.000 metros sobre el nivel del mar.
Casi 90 por ciento del agua del río Indus y sus afluentes procede de la nieve y el hielo de esas montañas, un hecho que subraya su importancia ambiental y económica.
La agricultura nacional depende del Indus, que irriga 80 por ciento de las 21,5 millones de hectáreas de tierras agrícolas mediante una red de canales. El otro 20 por ciento se irriga por lluvias.
La carretera de Karakoram también es considerada un catalizador de la actividad comercial en la región. Los deslizamientos de tierra obstruyen ese tipo de contactos.
En noviembre de 1998, Pakistán, China, Kazajistán y Kirgizstán acordaron promover y ampliar una ruta comercial desde la mediterránea Almaty hasta la ciudad portuaria de Karachi, utilizando la histórica ruta de la seda.
Pero los constantes desprendimientos de tierra obstruyen este proyecto. En 1996, el gobierno encargó un estudio de la empresa alemana Hass Consult para diseñar la ampliación de la carretera y convertirla en un camino para cualquier circunstancia climática.
Uno de los ingenieros, mayor Riaz-ul-Hazan, dijo a IPS que proteger a la ruta de los deslizamientos de tierra es muy difícil debido a la tecnología primitiva utilizada en su construcción.
«Las ondas expansivas de las explosiones penetraron en varias capas de las montañas y afectaron su cohesión. Ahora estas capas reaccionan haciendo ajustes que causan los desprendimientos», explicó.
En esta situación, las lluvias monzónicas sólo agravan el desastre.
El agua no sólo separa la capa superior de tierra, sino que arrastra en su camino piedras, árboles y todo lo que encuentra a su paso.
Además de los defectos de construcción de rutas, la degradación ambiental también incide en los desprendimientos de tierra.
El norte de Pakistán es la zona menos forestada del país, y el ritmo anual nacional de desforestación llega a 0,2 por ciento.
En septiembre de 1992, lluvias torrenciales y deslizamientos de tierra en las áreas del norte causaron enormes pérdidas de propiedades y vidas humanas. El gobierno de aquel entonces prohibió las cosechas e inició un programa de forestación, pero éste no rindió demasiados frutos.
Mientras, habitantes del área de Naran sostienen que las tragedias de este mes fueron causadas por el derretimiento de tres glaciares de lo alto de la montaña.
Sin embargo, el gobierno continúa aferrado a su plan de utilizar tecnología láser para derretir los glaciares en la estación seca para llevar agua al río Indus. (FIN/IPS/tra- en/ni/js/mlm/en-dv/01