AMBIENTE-JAPON: El dilema del Protocolo de Kyoto

El Protocolo de Kyoto para reducir la emisión de gases causantes del efecto invernadero, cuya entrada en vigencia depende de que sea ratificado por Japón, plantea un dilema diplomático al nuevo primer ministro japonés, Junichiro Koizumi.

Dos de los tres grandes centros de poder mundial están enfrentados en relación con el protocolo, aprobado en 1997, ya que Estados Unidos anunció en marzo que no lo ratificará, y la Unión Europea (UE) reiteró su voluntad de lograr que entre en vigencia el año próximo.

El tercer centro de poder es Japón, y su posición sobre el tratado adquiere especial importancia política en las actuales circunstancias.

El protocolo establece que los países industrializados deben reducir sus emisiones de dióxido de carbono y otros gases que retienen calor en la atmósfera, señalados como responsables del recalentamiento del planeta, hasta alcanzar entre 2008 y 2012 niveles 5,2 por ciento inferiores a los de 1990.

El protocolo tomará fuerza de ley internacional cuando tenga la ratificación parlamentaria de 55 países cuyas emisiones de gases invernadero en 1990 hayan sumado por lo menos 55 por ciento del total mundial.

Estados Unidos es el mayor emisor de esos gases, y en 1990 era responsable de 36,1 por ciento del total mundial, mientras la UE emitía 24,4 por ciento, Rusia 17,4 por ciento y Japón 8,5 por ciento.

Eso significa que la ratificación por parte de la UE, Rusia y Japón determinará la entrada en vigencia del protocolo aunque Estados Unidos no lo ratifique.

Se espera que la posición de Tokio sea definida antes del 16 de este mes, cuando comenzará en Bonn la sexta conferencia de los países firmantes del tratado.

Tokio fue uno de los principales artífices del protocolo, y hasta ahora se ha esforzado para que entre en vigencia, pero «al mismo tiempo ha sostenido que el apoyo estadounidense es esencial» para lograr ese objetivo, señaló el analista político japonés Shigeo Matsui en un artículo publicado esta semana.

Japón afronta una difícil elección entre la relación con Estados Unidos, que es la base de su política internacional desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, y la apuesta a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que el centro de su diplomacia multinacional, indicó.

«Las acciones japonesas en la ONU muestran que la cooperación con Estados Unidos ha prevalecido sobre los objetivos nacionales», añadió.

Los movimientos diplomáticos de Koizumi son observados con atención por muchos japoneses, con la esperanza de que el nuevo primer ministro despliegue en el terreno de las relaciones internacionales la misma voluntad de realizar cambios que ha mostrado en cuestiones locales.

Las declaraciones del primer ministro durante su primera gira internacional, que terminó esta semana, jerarquizaron la cuestión del Protocolo de Kyoto pero no aclararon sus intenciones.

Hasta ahora, Koizumi parece reticente a dar la espalda a Estados Unidos, tradicional aliado de Japón.

El domingo, en Washington, el primer ministro reivindicó ante funcionarios de Estados Unidos «el espíritu» del Protocolo de Kioto, luego de que el presidente estadounidense, George W. Bush, reiterara que ese tratado es «defectuoso».

Bush sostiene que el protocolo debería implicar una reducción equitativa de la emisión de gases invernadero en el mundo en desarrollo, y ha afirmado que no está dispuesto a sacrificar sus planes de reactivación de la economía estadounidense para cumplir un acuerdo internacional.

El martes, en Francia, el primer ministro de ese país, Lionel Jospin, instó a su par japonés a ratificar el tratado, y Koizumi afirmó que es muy pronto para abandonar el intento de convencer a Estados Unidos de que revea su posición en la materia, pero no dijo si estaba dispuesto a enfrentarse a Washington.

El científico Haruki Tsuchiya, asesor del Ministerio de Ambiente, dijo que «Koizumi simboliza la reforma» y expresó su esperanza de que «decida a último momento apoyar a la UE e inclinar la balanza hacia la vigencia del Protocolo de Kyoto».

Eso aumentaría aun más la creciente popularidad del primer ministro, opinó.

La población es cada vez más conciente de la importancia de las cuestiones ambientales, y Koizumi lo sabe, aseguró.

El país ha hecho grandes esfuerzos para reducir sus emisiones de dióxido de carbono, y la generación de energía solar mediante paneles instalados en techos, con subsidio gubernamental, aumentó en forma muy significativa durante los últimos tres años, hasta llegar a 110.000 kilovatios anuales, indicó.

Sin embargo, expertos han enfatizado que el país aún está lejos de alcanzar la meta establecida en Kyoto, que implica lograr entre 2008 y 2012 una reducción de 11 por ciento de la actual emisión de gases invernadero.

Según informes periodísticos locales, las industrias tradicionales, entre ellas las del acero y la energía eléctrica, se resisten a la política de reducir la emisión de esos gases, mientras ramas industriales más modernas apoyan con entusiasmo el uso de fuentes limpias de energía.

La Comisión Asesora sobre Recursos Naturales y Energía, afín al gobierno, dio a conocer la semana pasada un informe sobre el uso de recursos energéticos en el país.

El petróleo aporta en la actualidad 45 por ciento de la energía consumida, y el carbón 19 por ciento. El consumo de petróleo y de energía nuclear tiende a disminuir, pero el de carbón tiende a aumentar, y el uso de carbón es una de las principales fuentes de emisión de gases invernadero, informó.

Por lo tanto, muchos especialistas piensan que Japón apelará a la «compra» de reducciones de emisión de esos gases a otros países si debe alcanzar la meta fijada en Kyoto.

Ese procedimiento implica pagar a países cuya reducción de emisiones exceda los objetivos establecidos en el protocolo, y había sido defendida por Estados Unidos como alternativa a la reducción de su propia emisión, antes de que Bush anunciará su voluntad de no ratificar el tratado.

«Esa no es la mejor solución», sostuvo Yurika Ayukawa, experto en recalentamiento del planeta de la filial japonesa de la organización no gubernamental ambientalista Fondo Mundial de la Naturaleza.

Japón puede alcanzar la meta si se esfuerza por desarrollar fuentes limpias de energía e impulsa el uso de automóviles con medios de propulsión alternativos, añadió. (FIN/IPS/tra- eng/sk/js/mp/en ip/01

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