AFRICA: Guerras y corrupción obstaculizan proyecto de unión

La futura Unión Africana sólo promoverá el desarrollo económico si crea mecanismos eficaces contra los conflictos bélicos e impone principios de buen gobierno, señaló el jefe de economistas del grupo Standard Bank de Sudáfrica.

«La creación de la Unión Africana tendrá efectos económicos positivos, pero si fracasa sufrirá los mismos problemas que la Organización de la Unidad Africana (OAU)», sostuvo Iraj Abedian, del Standard Bank, uno de los mayores grupos financieros de Sudáfrica, con grandes inversiones continentales.

Los líderes continentales acordarán los plazos para crear los organismos de la Unión Africana durante la próxima asamblea y cumbre de jefes de Estado y de gobierno, entre el 9 y el 11 de este mes, en Lusaka, Zambia.

El proyecto de unión fue aprobado el 28 de mayo por 36 de los 52 estados miembros de la OAU, creada a su vez en 1963 por los gobernantes africanos que encabezaron la lucha anticolonial.

El propósito de aquellos líderes fue «fortalecer el continente y promover el autogobierno». Pero las reiteradas crisis económicas y la proliferación de conflictos armados de la última década erosionaron el foro regional.

Sudáfrica asumió el compromiso de impulsar la Unión Africana, que tendrá objetivos económicos y comerciales más amplios que la OUA.

El gobierno de Sudáfrica manifestó su compromiso en la reconstrucción africana. El presidente Thabo Mbeki sostuvo que la recuperación económica y política de Africa es una de las metas principales de su gestión gubernamental.

Sudáfrica considera a la Unión Africana un vehículo para poner en marcha el Programa de Recuperación Africana del Milenio (MAP), concebido por Mbeki y los presidentes Abdelaziz Bouteflika, de Argelia, Olusegun Obasanjo, de Nigeria.

Sus impulsores esperan que el MAP, combinado con dos planes anteriores, sea adoptado por la cumbre de la OAU como base para la reconstrucción continental.

El programa compromete a los gobernantes a terminar con los conflictos y a manejar adecuadamente sus gobiernos, a cambio de mejores acuerdos comerciales y de asistencia con los países industrializados.

El mes pasado, Mbeki explicó los fundamentos del programa al Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo, integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia, con vistas a su reunión cumbre de agosto en Italia.

No obstante, Sudáfrica no puede realizar grandes inversiones en el MAP. El país intenta cumplir con sus obligaciones económicas ante las instituciones políticas, sociales y financieras africanas para asegurar su continuidad.

Pero a pesar de la solidez de su economía, la pobreza, el desempleo y el ritmo de crecimiento económico que no despega de tres por ciento anual son un importante freno para que el país ponga en marcha el programa por su cuenta.

«Sudáfrica puede contribuir con su experiencia para fortalecer la arquitectura de la Unión Africana. Por ejemplo, en el área de la buena administración, el país puede aportar la formación de agentes de control independientes, como los auditores generales», dijo el banquero Abedian.

«El sector privado está en condiciones de suministrar administración de proyectos e ingeniería civil. Esos son aportes esenciales y no necesariamente implican inversiones», afirmó.

Las empresas sudafricanas privadas y estatales han reaccionado favorablemente al impulso gubernamental para invertir en infraestructura y otros emprendimientos en el continente.

No obstante, en varios países han surgido quejas de que las compañías sudafricanas acaparan los recursos de otros países del continente.

El Departamento de Comercio e Industria de Sudáfrica promueve la reducción de barreras comerciales en proyectos de generación y distribución de energía eléctrica, telecomunicaciones, infraestructura de transporte, agua potable y petróleo, gas, minería y producción agrícola.

La Unión Africana deberá luchar con las mismas dificultades que enfrentó la OAU pese a que el panorama económico continental mejora lentamente.

Entre 1995 y 2000 el PIB de Africa creció promedialmente cuatro por ciento anual. Pero el crecimiento sigue siendo frágil y se avanzó muy poco en la reducción de la pobreza absoluta, según un informe de la Comisión Económica para Africa publicado en abril.

«El progreso debe basarse en el compromiso de los gobiernos nacionales con las reformas políticas y económicas necesarias para su despegue», señaló el informe.

Pero «los países ricos deben apoyar esas reformas mediante acuerdos a largo plazo en ayuda más efectiva, reducciones más profundas de las deudas y mayor acceso a sus mercados», afirmó el estudio. (FIN/IPS/tra-en/ps/mn/dc/aq/if ip/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe