UNION EUROPEA-ESTADOS UNIDOS: Los gases de la discordia

Los líderes de la Unión Europea (UE) y el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se comprometieron a «abordar los asuntos bilaterales, regionales y mundiales más acuciantes», pero mantuvieron desacuerdo sobre el recalentamiento planetario.

«Lo que nos une supera, por lejos, lo que nos divide», dijeron Bush y sus pares europeos en una declaración conjunta firmada luego de un día de reuniones en Gotemburgo, Suecia.

La declaración menciona acuerdos entre Estados Unidos y la Unión Europea sobre comercio internacional, salud, migración, derecho de asilo y criminalidad y en torno de los conflictos en Medio Oriente y los Balcanes, pero también incluye una admisión de las discrepancias, concentradas en el cambio climático.

Ambas partes reafirmaron sus posiciones previas respecto del Protocolo de Kyoto firmado en 1997, que compromete a los países industrializados a reducir su emisión de gases invernadero, causantes del recalentamiento del planeta, según la mayoría de los científicos.

Esos gases, entre ellos el dióxido de carbono, se liberan a la atmósfera con la quema de combustibles fósiles (carbón, gas y petróleo), la mayor parte por la actividad industrial y el transporte automotor. La reducción de las emisiones tendrá efecto en la economía mundial.

Bush, que instaló su gobierno en enero, anunció que no propiciará la ratificación del protocolo en el Congreso legislativo, a pesar de que su país es firmante del convenio. Esta actitud originó críticas de otros gobiernos, entre ellos los de la UE, y de ambientalistas.

El presidente estadounidense reiteró su creencia en que el Protocolo de Kyoto es «imperfecto» y se comprometió a destinar más fondos para la investigación científica sobre los gases invernadero. La cuarta parte de la emisión mundial de estos gases corresponde a Estados Unidos.

«Reconocemos que el cambio climático es un asunto apremiante que requiere una solución mundial. Tenemos desacuerdos en torno del Protocolo de Kyoto y sobre su ratificación, pero estamos decididos a trabajar juntos en todas las instancias importantes para abordar el cambio climático», dice la declaración.

Bush, el primer ministro sueco Goran Persson —en ejercicio de la presidencia rotativa de la UE— y Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea —órgano ejecutivo del bloque—, se refirieron en la conferencia de prensa conjunta del jueves tanto a los acuerdos como a las divergencias.

Sus declaraciones se concentraron en la exhortación a convocar una nueva ronda de negociaciones comerciales multilaterales y en la necesidad de un trabajo conjunto en materia de paz y seguridad.

«El cambio climático no es un problema sólo de Europa o de América: es una amenaza mundial. Por lo tanto, tanto los opositores como los partidarios del Protocolo de Kyoto tienen que actuar», dijo Persson.

«La UE respaldará el protocolo y participará en el proceso de ratificación. Estados Unidos eligió otra política», agregó el jefe del gobierno sueco.

Bush dijo comprender la preocupación de Europa, y aseguró que también los estadounidenses están preocupados por reducir las emisiones de gases invernadero. «No sentimos que el Protocolo de Kyoto sea equilibrado. No incluye a los países en desarrollo. Las metas no son realistas», explicó.

El acuerdo establece que los países industrializados deben disminuir sus emisiones antes que los países en desarrollo, entre ellos grandes contaminantes como China e India, que se sumarían al programa de reducción en una segunda etapa.

Bush se dirigió este viernes a Polonia, país cuyo ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) propicia Estados Unidos, y se reunirá este viernes en Ljubljana, capital de Eslovenia, con el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

Bush sostuvo en Gotemburgo que la competencia entre su país y la Unión Europea es saludable, y que «cuanto más fuerte sea Europa, mejor para Estados Unidos».

Washington mantendrá sus compromisos con la UE y con la OTAN, agregó el mandatario, con la intención de aventar el temor de que su país se retire de las misiones de paz en los Balcanes, presionado por la derecha aislacionista estadounidenses.

La declaración conjunta incluye una exhortación a convocar «una ambiciosa ronda de negociaciones comerciales multilaterales» en el marco de la Organización Mundial de Comercio, que contemple «las necesidades y prioridades de los países en desarrollo».

Este propósito resultó frustrado en la reunión ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 1999, en que se preveía la apertura de la denominada «ronda del milenio».

Los líderes también se comprometieron a formar un frente unido contra el virus de inmunodeficiencia humana y el sida, la malaria y la tuberculosis, tres enfermedades contagiosas que afectan en particular a los países pobres, en particular Africa.

«Respaldamos el establecimiento de un fondo mundial para combatir esas enfermedades y trabajaremos con la industria farmacéutica y con los países afectados para facilitar el suministro más amplio posible de medicamentos», agregaron.

Ambas partes prometieron también trabajar en estrecho contacto en cuestiones relativas al derecho de asilo y migración, sobre la base del respeto de los derechos humanos, y coordinar acciones contra la delincuencia organizada, incluidas las bandas dedicadas al tráfico de personas.

Bush y los líderes europeos aplaudieron el actual cese del fuego entre palestinos e israelíes, así como el plan de paz para Medio Oriente presentado por el director de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA), George Tenet.

También manifestaron respaldo pleno al informe de la comisión internacional presidida por el ex senador estadounidense George Mitchell, cuyas recomendaciones deben ser implementadas sin condiciones por Israel y por la Autoridad Nacional Palestina, señala la declaración conjunta.

El texto también confirma que Estados Unidos y la UE continuarán promoviendo de forma coordinada una solución política a la actual crisis en Macedonia, donde rebeldes albaneses combaten contra el gobierno mayoritariamente eslavo.

Unos 15.000 manifestantes tomaron las calles de Gotemburgo para protestar contra la falta de medidas contra el recalentamiento planetario, la globalización y la pena de muerte en Estados Unidos.

Pero la manifestación no pudo acercarse a la sede de la cumbre, al ser repelida por la policía. (FIN/IPS/tra-eng/bk/mn/mj/en ip if/01

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