PERU: La CIA teme estar en los vídeos de Montesinos

El ex jefe de inteligencia peruano Vladimiro Montesinos siempre se jactó de sus estrechos lazos con la CIA, de Estados Unidos, y ahora, detenido en Perú, podría revelar datos embarazosos sobre esa relación comenzada en los años 70.

La vinculación de Montesinos, detenido el sábado en su escondite de un barrio marginal de Caracas, con la CIA (Agencia Central de Inteligencia), terminó en 2000, al caer el gobierno de Alberto Fujimori.

Durante la administración de Fujimori, instalada en 1990, Montesinos actuó como principal socio andino de la CIA y la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos, en la «guerra contra las drogas» que libra Washington.

A cambio, ambas agencias guardaron silencio ante la corrupción que le permitió al asesor de Fujimori construir un imperio personal de cientos de millones de dólares gracias al tráfico de armas, escuadrones de la muerte, chantaje y cobro de protección.

«¿Revelará información adicional sobre su relación con el gobierno de Estados Unidos y especialmente con la CIA? Hay mucho que no sabemos y que él puede contarnos», señaló Coletta Youngers, de la no gubernamental Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos.

«La CIA tiene mucho que perder en un juicio abierto a Montesinos», sostuvo Peter Kornbluh, experto en inteligencia de la no gubernamental Archivo Nacional de Seguridad, que en los últimos meses obtuvo varios documentos de Washington sobre el asesor de Fujimori, anteriormente secretos.

«Es posible que quiera desviar la atención sobre sus propios delitos diciendo que Estados Unidos sabía y aprobó lo que él hacía», agregó.

El FBI (Buró Federal de Investigaciones), tradicionalmente rival de la CIA, especialmente en América Latina, tuvo un papel fundamental para localizar a Montesinos en Venezuela, según funcionarios de Washington y Lima, aunque este lunes se negó a comentar la detención del sábado.

Este año, el FBI comenzó a investigar el tráfico de armas de Montesinos y obtuvo una pista sobre su paradero en Venezuela a través de uno de sus socios en Miami, al cual detuvo la semana pasada.

Eso permitió a las fuerzas de seguridad peruanas y venezolanas cerrar el cerco sobre el hombre que se había ubicado detrás de Fujimori para controlar el poder, indicó el procurador especial peruano José Carlos Ugaz.

El arresto fue anunciado en la noche del sábado en la cumbre de la Comunidad Andina por el presidente venezolano Hugo Chávez, cuyo gobierno era acusado por fuentes peruanas de ocultar a Montesinos. El detenido llegó a Perú temprano en la mañana de este lunes, a bordo de un avión de la policía peruana.

«Que el FBI haya desempeñado un papel importante en todo esto debería ayudar considerablemente a rehabilitar la imagen de Estados Unidos en Perú», dijo Cynthia McClintock, especialista en Perú de la Universidad George Washington.

«Los peruanos no creían a los funcionarios estadounidenses que decían 'hacemos todo lo que podemos', y muchos pensaban que la CIA intentaba ocultarlo», agregó.

De hecho, la embajada de Estados Unidos tuvo mucho que ver cuando Montesinos consiguió el asilo en Panamá, durante la crisis política desatada en septiembre por la trasmisión por televisión de un video en que el jefe de inteligencia aparecía sobornando al congresista Alex Kouri para que éste se pasara al oficialismo.

La intervención de Washington irritó a organizaciones de derechos humanos de Perú y de Estados Unidos, que argumentaron que el gobierno de Bill Clinton intentaba proteger a Montesinos de una futura investigación y de un posible proceso judicial.

Así mismo, sostenían que los antecedentes de Montesinos como violador de derechos humanos en su condición formal de asesor del Servicio de Inteligencia Nacional de Perú, un cuerpo que le obedecía, lo inhabilitaban para el asilo político.

El Departamento de Estado (cancillería estadounidense) explicó que había facilitado la partida de Montesinos para impedir un golpe de Estado de oficiales leales al prófugo.

Luego de aceptarlo inicialmente, Panamá advirtió que cancelaría la visa otorgada, y Montesinos volvió brevemente a Perú, para desaparecer en seguida.

En los meses siguientes, se dijo que Montesinos se había sometido a cirugía plástica en Venezuela para alterar su apariencia.

No hay que olvidar la larga relación de Montesinos con Washington, sostienen activistas estadounidenses.

«Es poco sincero que Washington quiera recibir el crédito por su arresto. Estados Unidos dirigió las gestiones para conseguirle asilo político. ¿Qué habrán hecho otras agencias del gobierno para ayudarlo?», se preguntó Youngers.

Montesinos llamó la atención de la CIA cuando era capitán del ejército durante el gobierno militar de izquierda del general Juan Velasco Alvarado. Fue destituido de la fuerza tras ser procesado por venderle secretos a la agencia estadounidense.

En los años 80 Montesinos ejerció la abogacía, especializándose en la defensa de acusados de narcotráfico. Representó a Fujimori en un caso de impuestos en 1990, el mismo año que éste ganara la presidencia.

Montesinos se convirtió en la mano derecha de Fujimori, al crear el SIN, orquestar el golpe de 1992 que disolvió el Congreso e imponer su autoridad sobre los militares. Al mismo tiempo, reactivó sus conexiones con la CIA y las extendió hasta el Pentágono (Departamento de Defensa de Estados Unidos).

Entonces, las mayores preocupaciones de Washington en Perú eran el creciente poder de la organización insurgente Sendero Luminoso, la producción de cocaína y el narcotráfico.

Aunque funcionarios del Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional objetaron la violación de derechos humanos del gobierno peruano, Montesinos tenía muchos defensores en la CIA, el Pentágono y la DEA, conformes con su gestión.

Ese equilibrio de poder en el gobierno de Clinton siguió sin cambios en la década de 1990, aunque el apoyo a Fujimori comenzó a menguar en las distintas agencias cuando éste y Montesinos comenzaron a preparar un tercer período presidencial.

El apoyo de Washington desapareció cuando en 2000 surgieron pruebas de que Montesinos traficaba armas a las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

Washington teme que existan videos de posibles reuniones entre Montesinos y funcionarios de la CIA y otros organismos del gobierno, similares a los hallados en las oficinas de Montesinos y que han desacreditado a decenas de políticos, jueces y militares peruanos desde que el jefe de inteligencia huyera del país.

«La gente cree que él tiene muchos videos más en su control», precisó Youngers. Su costumbre de registrar las reuniones con peruanos probablemente se extendió a los funcionarios extranjeros, agregó.

Montesinos no es el único jefe latinoamericano de inteligencia vinculado a la CIA. En septiembre, Kornbluh publicó documentos que revelaron que el general Manuel Contreras, ex jefe de la policía secreta chilena, fue colaborador de la CIA a mediados de los años 70.

Entonces, Contreras dirigía la Operación Cóndor, que coordinó la represión de las dictaduras militares del Cono Sur y fue utilizada para secuestrar y atentar contra disidentes en el exterior, como Orlando Letelier, el ex canciller del gobierno de Salvador Allende, asesinado en 1976 en Washington.

El agregado del FBI en Buenos Aires fue el primero en presentar evidencias de que Contreras y la Operación Cóndor organizaron el asesinato de Letelier, mientras la CIA, que sabía de la coordinación represiva, obstaculizó la investigación posterior.

Montesinos es considerado en Washington como una especie de Manuel Noriega, el dictador panameño que colaboró durante más de 20 años con la CIA a cambio de tener las manos libres para traficar drogas y armas y controlar el país.

Washington retiró su apoyo a Noriega en 1987, invadió Panamá en 1989 y lo detuvo en enero de 1990. Noriega fue condenado en 1992 a 40 años de prisión en Estados Unidos. (FIN/IPS/tra-en/jl/aq/ip/01

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