PAKISTAN-EEUU: Nuevo acercamiento requiere realismo

Comentario de Mushahid Hussain

ISLAMABAD, 13 jun (IPS) La visita esta semana a Washington del canciller de Pakistán, Abdul Sattar, será el primer contacto de alto nivel del régimen militar de este país con el gobierno de George W. Bush y la mayor interacción bilateral desde que el entonces presidente Bill Clinton llegó a Islamabad en marzo de 2000.

Con una nueva administración instalada en Washington, los paquistaníes deberán descartar varios mitos y enfocar sus relaciones con Estados Unidos con más realismo.

Uno de esos mitos es que el Partido Republicano es propaquistaní.

Eso ya no es así desde que el presidente George Bush, padre del actual mandatario, lanzó las actuales sanciones contra Pakistán en octubre de 1990, poco después del retiro del ejército soviético de Afganistán.

Así mismo, son los republicanos los que procuran un mayor entendimiento con India, a la que consideran un potencial contrapeso para China.

Un segundo mito es que Estados Unidos ayudará a Pakistán a restaurar la democracia. Eso nunca ocurrió así.

Si bien la democracia y los derechos humanos son valores importantes dentro de la sociedad estadounidense, la política exterior de Washington no se basa en esos valores, sino en la promoción de sus propios intereses, sin importar si el gobierno de Pakistán es democrático o una dictadura militar, como ahora.

Otra falsa creencia es que Pakistán ya no es estratégicamente importante.

Una vez más, los paquistaníes olvidan que su país está situado en la parte más estratégica de una región vital para la política estadounidense en Asia.

Los vínculos de Pakistán con China e Irán, además de su papel en cuestiones vitales como el combate al terrorismo, la contención de la proliferación nuclear y misilística y el control del extremismo religioso, hacen que Pakistán siga siendo un actor clave en la política regional y mundial.

Dos tendencias regionales quedarán en evidencia en las conversaciones siguientes a la llegada de Sattar a Washington, el sábado 16.

En primer lugar, el relajamiento de la tensión en Asia meridional, reflejado por el plan de reunión el mes próximo en Nueva Delhi entre los mandatarios de los rivales India y Pakistán.

Incluso el ministro del Interior de India, L.K. Advani – considerado un radical-, declaró el día 9 que percibe «un cambio positivo» en la actitud de Pakistán, al que Nueva Delhi acusa de respaldar a los separatistas del estado de Cachemira.

Asia meridional, alguna vez calificada por Clinton como «el lugar más peligroso del mundo», finalmente se encamina hacia un diálogo sobre la cuestión de Cachemira, la principal causa de la tensión entre India y Pakistán, ambos con capacidad nuclear.

El jefe del ejército indio, Sundarrajan Padmanabhan, manifestó esperanzas en un «resultado positivo de la cumbre» de Nueva Delhi.

Otro punto principal de las negociaciones en Washington será el del gobierno del grupo fundamentalista islámico Talibán en Afganistán, al que Pakistán respalda.

Estados Unidos y Rusia declararon el 24 de mayo, al final de la tercera ronda del grupo de trabajo bilateral sobre Afganistán, que «el apoyo de Talibán al terrorismo sigue siendo una amenaza para los intereses de ambos países y para la estabilidad regional e internacional».

Además, las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas al régimen talibán en diciembre de 2000, se volverán más estrictas con el despliegue de observadores a lo largo de las fronteras de Afganistán, para asegurar el cumplimiento del embargo de armas.

Ahora, los gobiernos alineados contra el régimen talibán en la región incluyen a Irán, Turquía, China, Rusia, India y las repúblicas de Asia central.

La reanudación del diálogo entre Pakistán y Estados Unidos se produce poco después de la publicación de dos importantes informes de sendos gabinetes de estrategia de Washington sobre Asia meridional.

El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales señaló que las aspiraciones internacionales de India y su necesidad de un vínculo más estrecho con Estados Unidos están inextricablemente ligadas a la resolución de sus problemas con Pakistán.

Mientras, la Institución Brooking consideró «la propagación de tecnología nuclear y de misiles» desde y hacia Asia meridional como «el área de mayor preocupación» de Washington.

El grupo opinó que Estados Unidos «debe renovar los contactos con los paquistaníes que comparten la preocupación de Washington por la difusión del islamismo radical, entre ellos algunos oficiales del ejército, intelectuales, profesionales y la mayor parte de los empresarios paquistaníes».

La administración de Bush parece sentirse cómoda con el actual régimen militar de Pakistán.

Este hecho quedó demostrado cuando le otorgó ayuda económica en marzo a través del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y también por su apoyo a la visión de «un Pakistán progresista, de musulmanes modernos y moderados» promovida por los militares.

Sin embargo, aunque el levantamiento parcial de las sanciones está en los planes de Washington, la cuestión es cuánto costará su «romance» con India a las relaciones con China y, en menor grado, con Pakistán. (FIN/IPS/tra-en/mh/js/mlm/ip/01

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