MEXICO: Muerte de emigrantes acelera acuerdo con EEUU

México y Estados Unidos anunciaron hoy acciones para reforzar la seguridad en la frontera, con el fin de proteger la vida de personas que intentan ingresar ilegalmente en territorio estadounidense.

El canciller mexicano, Jorge Castañeda, sostuvo que Washington incluyó «por primera vez» las cuestiones migratorias en la agenda bilateral.

El acuerdo sin precedentes ya alcanzado se integrará en otro convenio más amplio, aún en proceso de negociación, que incluirá permisos temporales de trabajo a mexicanos en Estados Unidos y la regularización de la residencia en ese país de inmigrantes hoy indocumentados.

Según un comunicado presentado simultáneamente en la ciudad de México y en Washington, los gobiernos decidieron medidas inmediatas para evitar hechos como la muerte de 14 indocumentados mexicanos en el estadounidense desierto de Arizona, abandonados en mayo por traficantes de personas.

Estados Unidos revisará y, si es necesario, modificará sus operaciones de control fronterizo Guardian, Salvaguarda, Bloqueo y Río Grande, según el acuerdo. Expertos atribuyen las muertes a esas operaciones, pues obligan a los emigrantes a intentar el ingreso en Estados Unidos por las vías más peligrosas.

México, por su parte, se comprometió a disuadir con sus políticas y controles el ingreso de indocumentados en Estados Unidos.

La policía fronteriza mexicana será dotada de armas «no mortíferas», como rifles con balas de goma, para disuadir a los que intentan emigrar al país vecino, anunciaron las autoridades.

Los dos gobiernos indicaron que coordinarán esfuerzos «para atender los problemas que inciden en la seguridad fronteriza, a fin de reducir los riesgos que enfrentan los migrantes, las autoridades y las comunidades de la frontera».

Además, señalaron que otorgarán «la máxima prioridad al combate al tráfico de personas y de las organizaciones criminales» que ofrecen transporte ilegal a Estados Unidos.

Se calcula que 838 mexicanos cruzan cada día en busca de nuevas oportunidades la frontera con Estados Unidos, país donde viven 20 millones de personas nacidas en México o sus descendientes.

Desde enero, más de 157 personas murieron en el intento de ingresar en Estados Unidos, debido, principalmente, a que siguieron las rutas menos vigiladas, pero las más peligrosas, para atravesar la frontera de 3.200 kilómetros.

El 25 de mayo, los presidentes George W. Bush, de Estados Unidos, y Vicente Fox, de México, informaron, tras una conversación telefónica, que harían todo lo necesario para impedir tragedias en la frontera.

El anuncio de las acciones de seguridad fronteriza se adelantó, a pesar de que Castañeda aseguró el jueves que se aguardaría hasta alcanzar un acuerdo global que incluyera «visas permanentes para mexicanos, un programa de trabajadores huéspedes (temporales) y la legalización de los indocumentados hoy en Estados Unidos».

No se podía esperar más, pues estaba en juego la seguridad y la vida de personas, explicó el vicecanciller, Enrique Verduga.

Mientras Estados Unidos mantenga la visión policial para controlar la inmigración de mexicanos, es imposible poner fin a la muerte y al negocio de los traficantes de personas, advirtió el Colegio de la Frontera Norte, centro mexicano que estudia el fenómeno migratorio.

El estatal Consejo Nacional de Población de México advirtió, por su parte, que la emigración a Estados Unidos no cesará aunque instalen todos los controles y barreras posibles en la frontera.

Más allá de la búsqueda de trabajo, el pasaje de mexicanos hacia el norte también responde a los lazos con sus familiares residentes en Estados Unidos, apuntó.

El gobierno de Fox propuso a Bush abrir en 20 o 30 años la frontera entre México y Estados Unidos al tránsito de personas. La propuesta fue recibida con cautela.

No obstante las diferencias de visión sobre el fenómeno migratorio, Fox logró por primera vez que Estados Unidos discuta abiertamente el asunto y trate de concertar una política común.

Los problemas migratorios generaron varios roces entre los anteriores presidentes, el mexicano Ernesto Zedillo (1994-2000) y el estadounidense Bill Clinton (1993-2001), originados por acciones unilaterales de Washington, la muerte de emigrantes y violaciones de derechos humanos cometidas por funcionarios migratorias.

Ahora los dos países trabajan en equipo, declaró Fox. Ambos presidentes aseguran tener una relación estrecha.

Las negociaciones entre los dos gobiernos para crear un programa de trabajadores huéspedes generó críticas entre organizaciones no gubernamentales.

La Coalición Nacional por la Dignidad y la Amnistía de Indocumentados en Estados Unidos, que reúne a 250 organizaciones, advirtió el día 13 que se opondrá al programa, pues no otorgará derecho de residencia ni al seguro social a quienes se trasladan para satisfacer la demanda de mano de obra en ese país. (FIN/IPS/dc/mj/pr ip/01

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