JAPON: Un ídolo de masas al frente del gobierno

El primer ministro Junichiro Koizumi es el nuevo ídolo del público japonés, que compra carteles con su imagen y discos con su música preferida y mira programas de televisión sobre su vida.

La nueva moda por este político de 60 años que usa el pelo largo y crió solo a sus dos hijos, incluye un espacio en la red de computadoras Internet, inaugurado por él mismo, que registró un millón de ingresos en su primer día.

Koizumi, del conservador Partido Democrático Liberal, se hizo cargo del gobierno el 26 de abril, en medio del descrédito de los políticos ante la opinión pública debido a una presistente recesión económica y a reiterados casos de corrupción.

Los analistas creen que la admiración del público por el nuevo primer ministro es una señal de que la tradicional rigidez política japonesa ha sido reemplazada por una nueva era.

Koizumi está revolucionando la política japonesa, dijo Kunihiko Okada, de la Escuela Matsushita de Política y Economía. «Su estilo impactante está más próximo a Occidente y la gente joven se identifica con él», sostuvo.

La semana pasada, el veterano político abrió su propio espacio de mensajes electrónicos en Internet al que llamó «Revista Gabinete de Correo Electrónico».

«Soy Koizumi, corazón de león», escribió el primer ministro en su primer mensaje. Se describió a sí mismo como «un servidor público de tiempo completo». «Desde que me convertí en líder, me siento como un pájaro enjaulado, porque siempre me siguen diez guardaespaldas», agregó.

«La idea de ese espacio es promover su encanto personal. Es una actitud completamente nueva» en Japón, opinó Keichi Katsura, profesor de medios masivos y comunicación de la Universidad de Ciencias de la Información de Tokio.

La «política Koizumi», como la definen algunos, se caracteriza por los debates televisados en vivo y las historias personales. La fórmula «funciona casi mágicamente en la gente», afirmó la analista política Rieko Ogawa, agregando que es «apropiada a los tiempos».

«Koizumi aparece cuando la autoestima de Japón está en su nivel más bajo y no aparecen ideales ni proyectos de futuro en los políticos. En ese aspecto, el sentido de oportunidad del primer ministro es perfecto», comentó.

Koizumi logró una aprobación de 85 por ciento en una encuesta de opinión realizada por medios de prensa la semana pasada. Es la imagen más favorable registrada por un gobernante japonés desde el fin de la segunda guerra mundial.

Las principales razones de la aprobación, según las respuestas recogidas en la encuesta, son que Koizumi «es capaz de reformar Japón», y que «habla claro y directo».

Una joven entrevistada en un programa televisivo sobre el gobernante lo calificó como «fenomenal».

La muchacha se sintió conmovida al saber, por la prensa, que Koizumi lagrimeó durante su encuentro con enfermos de lepra que ganaron un juicio contra la política gubernamental de aislar a las personas que padecen ese mal.

Algunos de sus seguidores van aún más lejos. «Tengo todas mis esperanzas depositadas en él. Koizumi y sus ministros son como dioses, pues están trabajando muy duro para reformar a Japón. Sé que no nos fallará», aseguró Masaru Okayama, propietario de una casa de comida rápida en el centro de Tokio.

Para este ciudadano fue clave la decisión del primer ministro de terminar con la lucha de facciones que caracterizó la política y los gobiernos japoneses durante décadas.

No obstante, los observadores consideran que las expectativas demasiado elevadas pueden conducir a actitudes extremistas.

Durante un debate parlamentario, Naoto Kan, jefe de la bancada del opositor Partido Democrático, lanzó una andanada de duros cuestionamientos a Koizumi que provocaron decenas de llamadas airadas del público. «No presionen al primer ministro», protestó un furioso ciudadano en el teléfono del despacho de Kan.

La nueva inclinación nacional por Koizumi crea aprensión en algunos analistas. «Si bien una actitud más personal es bienvenida en la política, el pueblo debe mantener una forma racional de examinar los hechos», advirtió Ogawa.

La gente tiende a ignorar aspectos esenciales del programa de gobierno del primer ministro, como su declarado deseo de modificar la Constitución de Paz japonesa para convertir a las Fuerzas de Autodefensa en un verdadero y legítimo ejército, explicó Ogawa.

«Esas medidas no son buenas para un país como Japón, que tiene un pasado agresor. Pero con la popularidad de Koizumi por los cielos, la gente podría aceptar cualquier cosa, y eso es reocupante», sostuvo.

La periodista, que aparece frecuentemente comentando noticias políticas en televisión, aseguró que ha recibido pocas ofertas desde que realizó algunas críticas al primer ministro. «La televisión no quiere perder espectadores, por eso no me consultan tan seguido como antes», precisó.

Las reformas económicas en curso, como el fin del apoyo financiero a las empresas en quiebra, generan consecuencias negativas, incluso el aumento del desempleo, y deberían ser estudiadas más profundamente, dijo Okada, de la Escuela Matsushita.

«Koizumi enfrentaría entonces una prueba difícil y la opinión pública podría resultar menos embelesada. La decepción podría producir efectos adversos en Japón, lo cual no es bueno en este momento», concluyó Okada. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/dc/aq/ip/01

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