JAPON-EEUU: Koizumi enfrenta prueba diplomática en Washington

El popular primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, enfrentará este fin de semana su primera prueba diplomática, cuando se reúna en Washington con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush.

Los analistan no prevén grandes problemas en la cumbre entre los mandatarios de las dos mayores potencias económicas del mundo, y pronostican que la visita servirá para fortalecer las relaciones bilaterales.

«Koizumi y Bush tienen tendencias similares y se llevarán bien», opinó Takeshi Inoguchi, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Tokio.

Ambos mandatarios tienen una personalidad informal, que estimula un diálogo abierto y franco. «Tienen mucho en común en ese sentido. No creo que la visita presente problemas», agregó Inoguchi.

Koizumi partirá este viernes hacia Washington y se reunirá con Bush el sábado en Camp David. El domingo visitará Gran Bretaña, donde se encontrará con el reelecto primer ministro Tony Blair, y de allí viajará a París para reunirse con el presidente francés Jacques Chirac el 3 de julio, antes de regresar a Japón el día 4.

Estas visitas se consideran el debut diplomático del primer ministro de 60 años de edad, quien todavía debe hacerse de un nombre en círculos internacionales.

Su gira también es una forma de preparación para la cumbre del Grupo de los Ocho (formado por los siete países más industrializados y Rusia), que comenzará el 20 de julio en Italia.

La posición de Koizumi contra el sistema político cayó bien en Estados Unidos y otros países occidentales decepcionados por el estilo diplomático de la última serie de líderes conservadores del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD).

El nuevo primer ministro japonés también pertenece al PLD, pero su campaña se basó en una plataforma de cambio y reforma del sistema político tradicional.

«Koizumi representa una imagen nueva, porque cree en la franqueza, y esto cae bien a los extranjeros», explicó Aiko Igarashi, profesor de política nacional de la Universidad de Rokkyo.

Koizumi será el primer jefe de gobierno japonés en ser recibido por un presidente de Estados Unidos en Camp David en su primera visita a ese país, lo cual es una señal de la calurosa bienvenida que prevén los medios de prensa japoneses.

Los anfitriones extranjeros de Koizumi saben bien del amplio respaldo de que goza entre los japoneses, como lo demostraron las elecciones metropolitanas de Tokio la semana pasada, en las que 53 de los 55 candidatos del PLD ganaron escaños.

Otro punto a favor de Koizumi es su lucha contra la arraigada política de facciones dentro del PLD, que promueve intereses creados y obstaculiza las necesarias reformas estructurales, según analistas.

Así mismo, se prevé que su nuevo paquete de reformas -que incluye el reembolso de préstamos bancarios por trillones de yenes pese a sus consecuencias negativas, como el aumento del desempleo- también caerá bien a los líderes occidentales.

«Hasta su personalidad individual es atractiva. La condición de no fumador del primer ministro, su amor por la ópera occidental y su especial relación con sus hijos ayudará a Japón a presentar un nuevo rostro al mundo», comentó Igarashi.

Pero los analistas se preguntan si Koizumi logrará pasar su prueba internacional basándose únicamente en su personalidad.

Durante su visita a Estados Unidos, el primer ministro discutirá importantes asuntos económicos, de seguridad y ambientales, anunció la cancillería.

Washington pretende que Koizumi confirme la aceptación por Japón de su programa nacional de defensa antimisiles, criticado por Rusia, China y varios países europeos.

Otro punto problemático de la cumbre con Bush será el rechazo de éste al protocolo de Kyoto sobre cambio climático, que establece objetivos de reducción de las emisiones de «gases de invernadero» para distintos países.

Estados Unidos es responsable de 25 por ciento de esas emisiones, causantes del recalentamiento de la atmósfera terrestre.

La medida de Bush fue criticada por muchos países europeos y en desarrollo. La Unión Europea y organizaciones ambientalistas presionan a Tokio para que también rechace la actitud de Washington frente al protocolo y así quizá fuerce a Bush a cumplir con los objetivos de reducción.

Por otra parte, Koizumi prometió este mes tratar de reducir la presencia de militares estadounidenses en la base de Okinawa, cuyos residentes protestan por los trastornos que causa en esa prefectura sureña la presencia de 47.000 efectivos, o 75 por ciento de todos los soldados estadounidenses en Japón.

Sin embargo, el primer ministro no confirmó su intención de tratar ese tema en Washington.

En declaraciones a la prensa, se limitó a decir que el asunto de las bases militares, así como el protocolo de Kyoto y el programa antimisiles, son cuestiones delicadas y que Japón debe procurar el entendimiento y la ayuda de Washington.

Koizumi no permitirá que esos problemas arruinen su cumbre con Bush, opinó Inoguchi.

«El primer ministro se esfuerza por desarrollar buenas relaciones y eso es lo que logrará. El resto queda para después», dijo el analista. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/mlm/ip/01

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