JAPON-CHINA: Se agrava la guerra comercial

La decisión de China de imponer aranceles de 100 por ciento a varios productos japoneses a partir de hoy intensificó la guerra comercial con Tokio, el socio más importante de Beijing en Asia en materia económica.

«La decisión de China es lamentable y debería anularse de inmediato», declaró el ministro japonés de Industria y Comercio, Takeo Hiranumasaid.

Los empresarios japoneses que invirtieron millones de dólares en China para aprovechar su abundante mano de obra barata y su proximidad con Japón exigieron una rápida solución a la disputa comercial.

La medida de Beijing fue una represalia por la decisión de Japón en abril de imponer restricciones transitorias a algunos productos agrícolas chinos (hongos, puerros y juncos para esteras) bajo la forma de aranceles de importación hasta 266 por ciento.

Al no lograr que Japón levantara las restricciones, China anunció a comienzos de este mes limitaciones a la importación de automóviles japoneses.

Y esta semana sorprendió a Japón al anunciar que los aranceles de importación también se aplicarían a los teléfonos móviles y acondicionadores de aire japoneses.

El Consejo de Estado de China justificó su decisión acusando al gobierno japonés de imponer «límites injustos a las exportaciones de China».

«Pese a la vehemente oposición del gobierno chino, Japón impuso sanciones injustas y tratamiento discriminatorio a varias de nuestras exportaciones, y obstruyó así el desarrollo saludable de las relaciones comerciales bilaterales», declaró la cancillería china, citada por la agencia de noticias Xinhua.

Japón presentó una fuerte protesta y exigió que Beijing revocara la medida de inmediato.

«Esperamos que el gobierno japonés ponga fin a la disputa lo antes posible», expresó Tomoichi Shirokawa, director de Sino Imports, un vendedor mayorista de textiles que obtiene 80 por ciento de sus suministros de China.

«La selección de productos (restringidos) incluye a los más prestigiosos productos tecnológicos de Japón y representa un gran golpe al orgullo nacional», declaró Ryoju Ishhii, un comentarista político.

Ryoju opinó que, a través de la última restricción, Beijing también expresó su descontento por cuestiones extracomerciales, como la aceptación en Japón de un texto escolar de historia que resta importancia a las atrocidades cometidas por los japoneses en China durante la guerra.

Así mismo, la decisión reflejaría la indignación de Beijing porque Tokio otorgó la visa a un ex presidente de Taiwan, su «provincia renegada», para que recibiera tratamiento médico en Japón.

La actual disputa afecta las relaciones de Japón con el resto de Asia, observó Ruan Wei, una analista del Instituto de Investigaciones Norinchukin, un gabinete de estrategia privado.

«Aunque creo que la tensión no se extenderá al resto de Asia, no hay duda de que el descontento de China constituye una prueba para la capacidad de Japón de implementar la reforma estructural y aumentar las importaciones de Asia», dijo.

Pequeñas y medianas empresas de Japón han realizado fuertes inversiones en Asia, lo que aportó importante tecnología y maquinaria a la región y ayudó a aumentar la calidad de las exportaciones asiáticas a Japón.

China es el mayor socio comercial asiático de Japón, pero el crecimiento del intercambio bilateral es favorable a China, mientras Japón tiene actualmente un déficit comercial de 12.000 millones de dólares.

Aunque la medida de represalia de China tensó las relaciones entre ambos países, el impacto cuantitativo no es considerable, porque los productos escogidos por Beijing representan apenas una fracción del comercio bilateral.

Por ejemplo, las cifras referentes a los primeros cuatro meses del año revelan que la exportación de vehículos japoneses a China representa apenas dos por ciento del total.

Hiroshi Okuda, presidente de la Asociación del Automóvil de Japón, observó que las restricciones no perjudicarán a los fabricantes de automóviles japoneses, porque la exportación de vehículos acabados a China es muy limitada.

De todos modos, Hiroshi urge a China a rever su decisión.

Tomoo Marukawa, experto en relaciones económicas entre Japón y China de la Universidad de Tokio, predijo que el gobierno japonés no cederá a la presión de Beijing.

«No creo que Japón retire su salvaguarda transitoria sobre hortalizas», dijo.

El gobernante Partido Liberal Democrático depende del voto de los campesinos, que ejercen gran presión para obtener medidas de protección que les permitan sobrevivir a las importaciones baratas de otros países asiáticos, señaló.

Además, Tokio también es presionado para mostrarse más fuerte en las relaciones exteriores, una consideración importante en vísperas de las elecciones de la cámara alta, el mes próximo.

Pero si la guerra comercial se amplía a productos como autopartes, entonces las cosas se pondrían muy difíciles para Japón y se perjudicarían sus relaciones comerciales con el resto de Asia, advirtió Marukawa. (FIN/IPS/tra-en/sk/ral/mlm/if/01

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