/Integración y Desarrollo/ DESARROLLO: Mil millones sin vivienda adecuada en las ciudades

Más de 1.000 millones de habitantes de las ciudades del mundo carecen de vivienda adecuada, sostuvo el Centro de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (Hábitat) en sus dos primeros informes mundiales sobre la calidad de vida urbana.

«Por primera vez, las ciudades, más que los países, son utilizadas como unidad básica de análisis», dijo el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, al presentar el lunes los informes de Hábitat.

«El estado de las ciudades del mundo 2001» (http://www.unchs.org/Istanbul+5/statereport.htm) y el «Informe sobre asentamientos humanos 2001», (http://www.unchs.org/Istanbul+5/globalreport.htm), fueron difundidos dos días antes de una reunión evaluatoria de los logros alcanzados desde la Segunda Conferencia Mundial sobre Asentamientos Humanos en 1996.

La sesión especial de la Asamblea General de la ONU, denominada Estambul+5 o Cumbre de las Ciudades, se celebró entre el miércoles y el viernes en la sede del foro mundial en Nueva York, con representantes de las ciudades, organizaciones no gubernamenales, expertos y funcionarios internacionales.

«Las áreas urbanas del mundo son el hogar de más de la mitad de la humanidad: 3.000 millones de personas. El desarrollo urbano sustentable es uno de los desafíos más apremiantes de la comunidad humana en el siglo XXI», dijo Annan.

«Los sin techo viven en cajas de carbón junto a relucientes rascacielos ocupados por empresas cuyo presupuesto es superior al de muchos países», agregó la directora ejecutiva de Hábitat, Anna Kajumulo Tibaijuka.

El principal desafío de la comunidad mundial es lograr que la globalización y la urbanización beneficien a toda la población mundial y no solo a unos pocos, sostuvo Jay Moore, uno de los redactores de «El estado de las ciudades del mundo».

Moore agregó que la liberalización comercial y financiera sin salvaguardias adecuadas agravó la vulnerabilidad de la población urbana a las conmociones externas. En ese sentido, mencionó el sufrimiento de los pobres de Bangkok resultante de la crisis financiera de 1997 y 1998.

«Ciudades en un mundo en globalización: informe sobre asentamientos humanos» afirma que el modelo predominante de crecimiento y desarrollo, basado sobre la tecnología, magnificó las líneas de estratificación social entre personas, lugares y grupos humanos.

Las ciudades bullen de dinamismo y oportunidades, pero también de explotación, enfermedad y desempleo, dijo Annan.

Las condiciones de vivienda de una enorme parte de la población mundial, en particular en los países pobres, empeora, según estudios citados por ambos informes.

En países como Bangladesh, Nigeria y Rwanda cayó el ingreso real y creció el costo de vida, lo cual incrementó el número de viviendas inadecuadas, sobre todo en las áreas urbanas.

Los municipios de las ciudades de países industrializados cuentan con un ingreso promedio anual de 2.900 dólares por persona, casi 200 veces superior al de las ciudades africanas, de unos 14 dólares.

Según Hábitat, solo un tercio de las viviendas urbanas de Africa tienen agua potable. En Asia meridional, sudoriental y oriental, apenas 38 por ciento de las viviendas tienen acceso a redes de saneamiento.

En Europa, la exclusión social margina a las familias de bajos ingresos o de minorías étnicas. En América del Norte persisten los problemas de segregación en los barrios, discriminación en el mercado de viviendas y diferencias en la capacidad de costear una casa digna, pese al crecimiento económico de los últimos años.

Los objetivos tradicionales de la planificación y el desarrollo urbano, que concebían a las ciudades como maquinarias de crecimiento económico, resultan muy estrechos en la actualidad, sostienen los informes.

«Los planificadores deben considerar la feminización y la urbanización de la pobreza. La mayoría de los pobres del mundo son mujeres», dijo Tibaijuka.

Los centros urbanos albergan actualmente a la mitad de la población mundial. En 1800 sólo dos por ciento vivía en las ciudades.

«Carecemos de instituciones lo suficientemente buenas o rápidas para gobernar o controlar nuestras ciudades», dijo Moore.

«Las políticas deben orientarse a incrementar la capacidad constructiva, espcialmente a nivel local y de grupos de la sociedad civil», concluyó Tibaijuka. (FIN/IPS/mjs/aa/dc/mj/dv/01

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