La vida de miles de campesinos cubanos está dando un giro de 180 grados gracias al aprovechamiento del sol y de otras fuentes de energía renovables, debido a que el sistema de electrificación convencional no llega hasta sus predios.
Fuentes del Centro Nacional de Investigaciones de Energía Solar (CIES), asentado en Santiago de Cuba, a 967 kilómetros de La Habana, anunciaron a comienzos de este mes que unas 2.000 escuelas rurales de todo el país tendrán electricidad este año, por medio de paneles fotovoltaicos que utilizan la energía solar.
«Hasta allí sólo se puede llegar a lomo de mula y con buen tiempo, no hay otro modo», comentó a IPS René Camacho, un veterano periodista de Santiago y buen conocedor de las intrincadas regiones montañosas del oriente de Cuba.
Cada panel fotovoltaico acumula energía suficiente para alimentar un televisor, un vídeo y dos lámparas, equipamiento que las escuelas recibirán junto con la electricidad, además de que reserva un margen de carga para días nublados.
Entre los establecimientos beneficiados, incluidos en un plan gubernamental para mejorar el sistema educativo con medios audiovisuales, se cuentan 128 con dos o tres alumnos y 21 con apenas uno.
Equipos solares similares serán también instalados en unos 300 consultorios médicos y seis hospitales construidos en la zona montañosa del oriente cubano, que permitirán dar energía suficiente para aparatos de refrigeración y radios, entre otros electrodomésticos.
Los especialistas destacan entre las bondades del sistema que su operación no es ruidosa ni emisora de gases contaminantes, con gran beneficio para el ambiente.
Los equipos utilizados son estáticos, sin partes móviles, lo cual les concede alta confiabilidad, y además son modulares, por tanto sirven para pequeñas o para grandes demandas de energía.
Expertos cubanos aseguraron que las celdas fotovoltaicas, parte de las cuales son de fabricación doméstica, permiten electrificar viviendas, instalaciones médicas de campaña y hasta medios de seguridad, como boyas y faros, y dispositivos de defensa.
Una central fotovoltaica creada por especialistas del CIES y construida con aportes financieros de la organización no gubernamental Sol para Cuba, de Austria, ilumina desde hace cuatro años a una apartada comunidad santiaguera.
La energía producida allí abastece el alumbrado de unas 32 viviendas y locales públicos de la localidad, además de permitir el funcionamiento en el círculo social de un televisor a color de 25 pulgadas, un congelador y una radio-grabadora.
Se estima que el potencial de energía solar en la isla alcanza unas 5.000 kilocalorías por metro cuadrado al día, en tanto se estudia la capacidad energética del viento, que, aunque en menor medida, también comenzó a incorporarse al sistema eléctrico.
En la provincia oriental de Granma fue conectado hace dos años a la red eléctrica nacional el primer aerogenerador fabricado en Cuba, con capacidad para producir diariamente unos 40 kilovatios por hora. El proyecto incluye otros cuatro aparatos de generación eléctrica de este tipo.
En tanto, en Turiguanó, provincia de Ciego de Avila, distante 461 kilómetros de La Habana, se construye el primer parque eólico del país, en el que fueron montados dos generadores de corriente capaces de producir 450 kilovatios por hora.
Cuba cuenta para el uso de la energía eólica con apoyo en equipamientos de varias organizaciones no gubernamentales de Alemania, Dinamarca y España, que figuran entre los países más avanzados en el desarrollo de la llamada energía verde.
Un informe de la organización ecologista internacional Greenpeace señaló que en los próximos 20 años pueden instalarse parques eólicos con capacidad para generar casi un millón de megavatios, lo cual evitaría la emisión a la atmósfera de al menos 232 millones de toneladas de dióxido de carbono hasta 2010.
El consumo de energía eléctrica, cuya red cubre entre 95 y 96 por ciento de los 11 millones de cubanos, se redujo de manera considerable a mediados de la década del 90, como consecuencia de la crisis económica de Cuba provocada por la desaparición del campo socialista europeo y de la Unión Soviética.
Sin embargo, a fines de los años 90 comenzó un proceso de recuperación, que llevó el consumo en 1998 a 10.608 gigavatios hora. Un gigavatio equivale a 1.000 millones de vatios.
El consumo promedio mensual por núcleo familiar ese mismo año fue de 117,7 kilovatios hora.
Las principales fuentes energéticas de Cuba son los hidrocarburos y la biomasa cañera, utilizada en el consumo de los propios ingenios de la agroindustria azucarera, sector estratégico de la economía cubana.
El potencial de la biomasa cañera en una cosecha de siete millones de toneladas de azúcar se calcula en unos 17 millones de toneladas de bagazo disponible y en unos cuatro millones de residuos agrícolas recuperables, ambos equivalentes a casi cuatro millones de toneladas de fuel oil.
La actual zafra azucarera finalizada entre abril y mayo, aunque en algunos ingenios se prolongó hasta este mes, podría sumar 3,3 millones de toneladas, 400.000 menos de las previstas por las autoridades cubanas. (FIN/IPS/pg/dm/en/01