FUTBOL: Colombia eludió la tarjeta roja, pero recibió la amarilla

Los dirigentes del fútbol colombiano se anotaron hoy una victoria al conservar la organización de la Copa América de selecciones, pero el torneo fue postergado para el año próximo y aún no tiene fecha de realización.

«Ha sido un triunfo de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF)», proclamó en Buenos Aires el presidente de esa institución, Alvaro Fina, en la conferencia de prensa en que el paraguayo Nicolás Leoz anunció la decisión de los dirigentes del fútbol sudamericano.

Fina expresó a enviados de la prensa colombiana su «profundo agradecimiento» a la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol). «Teníamos prácticamente una copa perdida», debido al secuestro el lunes del vicepresidente de la FCF, Hernán Mejía, que finalmente fue dejado en libertad el jueves.

«Tenemos que seguir luchando contra el terrorismo, los secuestro y la violencia. Me siento feliz de que el fútbol no diera pasaporte al terrorismo y la violencia», agregó. Los partidos ahora postergados debían disputarse entre el 11 y el 29 de julio.

«Nos han cambiado una tarjeta roja (de expulsión) por una amarilla (de amonestación)», dijo por su parte Carlos Antonio Vélez, director y comentarista de deportes de la colombiana Cadena RCN Televisión, al conocer el fallo de este sábado de la Conmebol.

La Conmebol, reunida en la capital argentina, optó por la salomónica solución de conceder a Colombia más tiempo para garantizar la seguridad del torneo y superar de ese modo la división manifestada entre las 10 federaciones nacionales que la integran.

La Confederación resolvió en primer lugar postergar el campeonato y, en segundo término, «ratificar» a Colombia como sede, anunció su presidente, Leoz.

Colombia hizo de la Copa América una causa nacional y movilizó su diplomacia para recuperar el campeonato internacional de fútbol más antiguo del mundo, que se disputa desde 1916 y que nunca ha logrado ganar.

El presidente Andrés Pastrana había calificado el viernes de «bofetada a nuestra hospitalidad y nuestra dignidad» la decisión de suspender la Copa en Colombia, tomada dos días antes.

También había afirmado que detrás de la decisión de la Conmebol había intereses de multinacionales de las telecomunicaciones, y que pediría que la selección colombiana no participara del campeonato si la Copa América se realizaba en otro país.

«Las opiniones estaban muy divididas» en la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), admitió Fina.

La FCF y la Conmebol establecerán posteriormente el calendario de la Copa, dijo Leoz. Extraoficialmente se comentó en Buenos Aires que el torneo puede disputarse en enero o febrero.

Pero nada puede asegurarse hasta que las federaciones nacionales comuniquen a la Conmebol sus fechas libres y hasta que se pronuncie la todopoderosa televisión, de la que dependen la mayoría de los ingresos que obtendrán los organizadores colombianos y la confederación.

Al menos cuatro federaciones sudamericanas deberán comenzar a principios de 2002 los preparativos para la participación de sus selecciones en la Copa Mundial de Fútbol de Japón y Corea del Sur, y los clubes disputarán varios torneos de ámbito regional.

La mayoría de las federaciones asociadas a la Conmebol se inclinaban a favor del pedido colombiano, aunque Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay proponían el cambio de sede.

Brasil se había declarado en condiciones de organizar la Copa América, en lugar de Colombia, y la capital uruguaya también se ofreció para albergar el torneo.

En cuanto a Argentina, su embajada en Bogotá había informado de amenazas contra la selección nacional de fútbol y el presidente de su federación, Humberto Grondona, insistió este sábado en la necesidad de escoger otra sede, antes de lograrse la solución definitiva.

Mejía, presidente del comité organizador de la Copa América en la central ciudad de Pereira, cuyo secuestro por las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia desencadenó la crisis, estuvo presente en la reunión de la Conmebol en Buenos Aires.

«Logramos que no nos la quitaran. Valió la pena (el viaje a Argentina) porque la Copa estaba prácticamente perdida», declaró.

«Entramos en un proceso complejo de manejar: la esperanza y la responsabilidad. Esperanza de que se realice la copa y responsabilidad para que los jugadores de otros países no se sientan inseguros de venir a jugar a Colombia» comentó en Bogotá el alcalde de esa ciudad, Atanas Mockus.

El delantero paraguayo José Cardozo había asegurado que sus compañeros se negaban a viajar a Colombia, y los jugadores uruguayos se preparaban para tomar decisión el próximo lunes.

John Maro Rodríguez, alcalde Cali, sede de la Copa jnto con Bogotá y otras cinco ciudades, recibió el acuerdo en la Conmebol como «una burla».

«No se olviden que no se fijo fecha. Hay dudas y falta de coherencia en la decisión, que es improcedente e injusta», declaró Rodríguez.

«El calendario no se ha definido y seguramente dependerá de cómo evolucione la situación colombiana. Las autoridades podemos hacer cosas pero también los colombianos deben hacer. Todo colombiano que tenga una familiar metido en la guerra puede hacer mucho para disuadirlo, para decirle todo lo que nos está costando la violencia», comentó Mockus.

«Esto es muy grave, porque yo tenía la esperanza en esos partidos desde el otro mes. Ahora ya no sé cómo voy a recuperar todo lo que metí en esta mercancía. Con eso pensaba pagar el estudio y algo de alimentación de los niños el resto de año», dijo en Bogotá Elcira Perea, vendedora de gorras, banderines y otros artículos conmemorativos de la Copa América.

Según Jorge Correa, de la FCF, se aguardaba que la Copa América generara 5.000 empleos directos en hoteles, transporte, obras públicas y comercio. (FIN/IPS/ff/cr ip/01

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