Internet puede ser un instrumento muy útil para los países en desarrollo, si éstos dejan de ser simples consumidores de información para convertirse en activos productores de sitios de alta calidad, señaló un experto cubano.
El sociólogo José Ramón Vidal, especialista en materia de la red mundial de computadoras, sostuvo que el verdadero reto para el Sur es la formación de «personas cultas y con capacidad analítica», más allá del acceso a las tecnologías, tan deficitario en los países en desarrollo.
«Lo decisivo en la era digital no son los artefactos tecnológicos, por muy importantes e impresionantes que éstos sean», dijo Vidal a IPS, al comentar su trabajo «Redes Digitales: ¿Interactuamos o seguimos transmitiendo?».
El estudio, que expone la experiencia cubana de uso de Internet para divulgar información «sobre la isla y desde la isla», fue presentado en el II Congreso Internacional de Cultura y Desarrollo, realizado en La Habana del 4 al 7 de este mes.
Vidal, también doctor en Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna, de Tenerife, España, consideró esencial «los contenidos y aplicaciones que las tecnologías posibilitan compartir y utilizar, y las personas que generan y consumen esos contenidos».
Distintas estadísticas señalan que hasta el año pasado menos de 10 por ciento de la población mundial accedía a Internet y que, de esa minoría, sólo cuatro de cada 100 usuarios residían en América Latina y uno de cada 100 en Africa o en Medio Oriente.
La Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT) calcula que 62 por ciento de las líneas telefónicas del mundo se encuentran en 23 países industrializados. También el Norte concentra 97 por ciento de los servicios de Internet.
En cualquier caso, Vidal entiende que el reto planteado por la brecha digital entre ricos y pobres va mucho más allá de la búsqueda de recursos nacionales para el acceso a las tecnologías de punta y de la ampliación de la cobertura telefónica.
El experto cubano asegura que, pese a la «interconectividad y el carácter potencialmente interactivo de las redes digitales», a través de ellas «se intenta perpetuar, con nuevos afeites y disfraces, el viejo modelo transmisivo de comunicación».
Además, en la red de computadoras «se jerarquizan los sitios web en los portales informativos, según patrones selectivos, se legitiman las informaciones provenientes de las fuentes «establecidas» y se desvalorizan las visiones alternativas».
«Internet, que prometía ser un espacio plural, participativo y desjerarquizado, reproduce cada vez más el orden dominante, incluyendo por supuesto el creciente dominio de la lógica de mercado en su estructuración y funcionamiento», apuntó Vidal.
A su juicio, la salida no es estancarse en la denuncia de las diferencias, por válida que resulte, ni caer en la «demonización de las tecnologías, como si estas inevitablemente condujeran a incrementar la dependencia del Sur».
«Tomar al toro por los cuernos», propone Vidal, quien es profesor de la Universidad de La Habana y asesor de la Agencia de Información para el Desarrollo del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
Para el experto, la inversión en la educación y formación cultural de la población crea las bases para la valoración en su justa medida de lo propio y de lo ajeno, para poderlo desechar o asimilar en interés propio.
Al mismo tiempo, puntualizó que «no basta con ser un consumidor crítico de lo generado por otros (y colocado en Internet), sino que hay que ser un generador creativo de contenidos que expresen nuestros intereses e identidades».
El reto consiste en tener presencia en la red mundial de computadoras, con sitios y portales informativos de calidad, diseñados de tal forma que sean encontrados por los «robots buscadores» y que resulten atractivos para los potenciales usuarios.
Más allá de la presencia de empresas y organismos nacionales, Vidal estimula la potenciación de sitios web de la sociedad civil y la participación de los ciudadanos en las listas de discusión o en la creación de listas que respondan a una agenda propia.
En ese camino, Cuba ha empezado a acumular una experiencia que podría ser tomada en consideración por otros países con condiciones económicas similares, precisó Vidal.
Fuentes del Ministerio de la Informática y las Comunicaciones indicaron que a comienzos de abril existían 314 sitios cubanos en Internet y unas 16.000 páginas web elaboradas en la isla, con más de 50 millones de accesos mensuales.
Los medios de información cubanos, monopolizados por el Estado, tienen hasta el momento más de 71 sitios, mientras que el portal oficial de la isla (www.cuba.cu) acumuló el año pasado 22 millones de visitas.
El gobierno socialista de Fidel Castro, como parte de su estrategia de «informatización de la sociedad», destinó este año más de 10 millones de dólares para la compra de unas 20.000 computadoras con tecnología de punta para el sistema educacional.
Escuelas de nivel medio y universidades ampliaron sus capacidades para especialidades vinculadas a la informática y el gobierno completó una red de 300 unidades del llamado Joven Club de Computación, que llega a todos los municipios del país.
Las autoridades explican que, ante la imposibilidad de satisfacer las demandas de computadoras y de la conexión a Internet de forma particular, promueven las fórmulas comunitarias, que permiten el acceso cada vez de un mayor número de personas.
En Cuba se calcula que existen unas 10 computadoras por cada 1.000 habitantes, dato difícil de precisar, según los expertos, y hay 60.000 cuentas de correo electrónico, casi el doble de las contabilizadas a mediados del pasado año.
Una cantidad importante de buzones electrónicos carecen de salida internacional y el contrato de muchos usuarios de correos no incluye la conexión a Internet, aunque sí a obtener la información que se coloca en Intranet, una red de computadoras de acceso previamente definido.
La organización no gubernamental Reporteros sin Fronteras, con sede en París, y grupos disidentes dentro de la isla han acusado al gobierno de Castro de limitar con fines políticos el acceso de sus ciudadanos al libre flujo de información que circula por la red mundial de computadoras.
En cambio, La Habana sostiene que sus limitaciones se deben a condiciones técnicas y económicas.
Cuba no se recupera aún de la severa crisis económica iniciada en 1990, tras la desaparición de la Unión Soviética, y sufre el impacto de las sanciones económicas impuestas en su contra por Estados Unidos desde hace cuatro décadas.
Sin embargo, Vidal apunta que su país está en condiciones de beneficiarse de la revolución digital.
La tesis del experto se sustenta en que Cuba, con más de 11,1 millones de habitantes, cuenta con 700.000 graduados universitarios, una población sin analfabetismo y una alta escolaridad promedio.
A ello se suma que «el país ha contado con programas y políticas nacionales para impulsar la introducción y mejor uso de estas tecnologías», añadió. (FIN/IPS/da/dm/cr/01