/BOLETIN-DD HH/ TRABAJO: Globalización destruye seguridad

La globalización tiene efecto nefasto en la seguridad en el trabajo en países en desarrollo, como Brasil, al aumentar la actividad industrial perjudicial para la salud y el ambiente y por el crecimiento del sector informal, con escasa protección y sin seguro contra accidentes.

Las muertes en accidentes laborales en Brasil suman unas 4.000 cada año, lo cual equivale a 15 por cada 100.000 trabajadores asegurados, una de las tasas más elevadas del mundo y la mayor de América Latina y el Caribe.

Las estadísticas también indican que las enfermedades de origen laboral aumentaron en las últimas tres décadas de 4.000 a 40.000 casos anuales, en especial debido al surgimiento de las lesiones por esfuerzo repetitivo y del crecimiento de las afecciones auditivas.

Entre las principales cusas del agravamiento de esta situación se cuenta el crecimiento de las exportaciones industriales a países ricos, como el sector de aluminio, en que el uso de azufre y flúor sin los cuidados necesarios afecta la salud de los trabajadores y el ambiente, explican los expertos.

Otro cambio registrado en el campo de la seguridad laboral en Brasil refiere a la cantidad de accidentes por área.

El sector terciario o de servicios supera hoy, con 49,22 por ciento del total de casos, a la industria, que representa 44,16 por ciento, según datos de 1999 proporcionado por el Instituto de la Previsión Social.

Los especialistas explican que el fenómeno se debe a la mayor incidencia de los servicios en la economía y al gran aumento de las llamadas «enfermedades de oficina», como la lesión por esfuerzo repetitivo o el «mal de los dactilógrafos», que afecta a 45 por ciento de los bancarios de Río de Janeiro.

Sin embargo, para apreciar las consecuencias de la mundialización de la economía en materia de accidentes laborales en este país es preciso retirar el barniz optimista de las cifras gubernamentales, dicen los expertos.

La seguridad en el trabajo mejoró en forma apreciable en los últimos 30 años en la economía formal de Brasil, lo cual le permitió dejar atrás el temido primer lugar entre los países con mayor cantidad de accidentes laborales, para ocupar ahora el puesto número 15.

Los accidentes laborales alcanzaban a comienzos de la década del 90 a casi 15 por ciento de los trabajadores asegurados, mientras que en la actualidad sólo afecta a dos por ciento.

Sin embargo, no hay mucho para celebrar. Hoy existen unos 30 millones de trabajadores que no cuentan con ninguna protección por actuar en la economía informal, aunque son considerados en las estadísticas oficiales, mientras que sólo unos 23 millones están amparados por el seguro estatal.

Además, 42 por ciento de otras 17 millones de personas que trabajan en al economía formal tampoco disponen hoy de seguro de ningún tipo.

En cambio, en 1990 casi todos los trabajadores brasileños contaban con la protección de la previsión social contra accidentes.

Pero, mucho más grave que la falta de seguro es el hecho de que anualmente mueren unos 4.000 trabajadores en accidentes de trabajo.

«La situación es muy difícil. Sería preciso alterar las normas, que hoy no benefician a los empresarios que invierten en seguridad, y dar más recursos al gobierno para sus campañas de prevención y para aumentar el número de inspectores», dijo Jacques Sherique a IPS.

Sherique, presidente de la Asociación Brasileña de Prevención de Accidentes, agregó que «se debería estimular más a los médicos, técnicos e ingenieros que trabajan en seguridad laboral».

A pesar de ello «hemos mejorado, ya que en los años 80 se producían 25 muertes anuales por cada 100.000 trabajadores» asegurados, sostuvo.

En tanto, el costo monetario de los accidentes de trabajo se calcula en unos 10.000 millones de dólares al año, entre los cuales se cuentan 4.000 millones por pérdidas debido a la paralización de la producción y unos mil millones de dólares por pagos de seguro.

También se calcula alrededor de 2.000 millones de dólares por gastos del Estado para atender a los accidentados sin cobertura.

Sherique observó que una de las razones de la profundización del problema en la seguridad en el trabajo es la falta de campañas educativas.

Detalló que 66 por ciento de lo que se recauda por prima de seguros se destina a indemnizaciones y tratamientos de rehabilitación, mientras que sólo dos por ciento se vuelca en campañas de educación para prevenir accidentes.

A las empresas no les interesa invertir en campañas educativas, porque de cualquier manera tendrán que pagar entre uno y tres por ciento de su planilla de sueldos como prima del seguro contra accidentes de trabajo, comentó.

«Es una perversidad del modelo que aumenta la inseguridad del trabajador», sostuvo Sherique. (FIN/IPS/vg/dm/lb he/01

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