/BOLETIN-DD HH/ INFANCIA-MEXICO: 17.000 niños sometidos a explotación sexual

Unos 17.000 niños y niñas de México son víctimas de explotación sexual. Se ofrecen en las plazas o a través de catálogos, bailan en bares nocturnos, son fotografiados desnudos, muchos se drogan y casi ninguno tiene perspectivas de futuro.

«Me encontré a un señor que me dijo 'te doy 20 dólares si te vienes conmigo' y yo no sabía ni a qué. Ya luego me gustó ese ambiente porque era para poder andar bien comido y bien bebido», dijo un joven de 15 años en la ciudad de Tijuana, fronteriza con Estados Unidos.

Realidad cotidiana que conmueve cuando se conoce un crimen relacionado con el fenómeno, se descubre una banda de proxenetas, se publica un estudio o se realiza un foro, la explotación sexual de menores adquirió rango de «problema nacional».

Autoridades, políticos y expertos, reunidos el miércoles y el jueves en el centro turístico de Cancún, anunciaron el inicio de una «cruzada nacional» contra la explotación sexual de niños, lo que con otras palabras y en otros foros se viene prometiendo desde hace más de cinco años.

«Me pagan 100 pesos (11 dólares) por baile porque apenas me estoy dando a conocer, por el privado se cobran 150 (16 dólares). Ahora, si el cliente se quiere llevar a la chica tiene que pagar más. Es que Cancún es así, es para eso, por eso vienen tantos extranjeros», dijo una joven de 16 años que vive en el balneario.

La investigadora mexicana Elena Azaola realizó entrevistas como éstas entre septiembre de 1999 y junio pasado a decenas de niños, niñas y adolescentes, para su estudio «Niñas y niños víctimas de explotación sexual en México».

Azaola estuvo en Cancún, situado en el Caribe, Tijuana y Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos, Guadalajara, en el centro del país, Tapachula, en la frontera con Guatemala, y en Acapulco, balneario en el océano Pacífico.

En todos esos lugares, unos 5.000 niños son víctimas de explotación sexual. Acapulco constituye el caso más grave.

En las zonas de bares y discotecas de ese balneario, es posible observar a personas adultas acercándose a los turistas con fotografías de adolecentes en la mano para ofrecerles sus servicios sexuales.

La investigadora concluyó que la explotación sexual de menores en México es un fenómeno grave y en aumento.

«La prostitución funciona aquí día y noche, pero principalmente de noches», relató un joven de 17 años que sufre explotación sexual en Acapulco.

«También conozco de algunos chavos (jóvenes) que se han ido a vivir con americanos (estadounidenses). Ellos son los que más buscan a los menores para llevárselos y después soltarlos con algún dinero», agregó.

«Yo bailo dando shows en dos bares gays (de homosexuales). Me gusta mucho bailar, cantar. Imito a (la cantante mexicana) Thalía y (a la estadounidense) Madonna. En el ambiente gay tengo más amigos, ahí no me discriminan ni (me) ven feo», relató un joven de 16 años que todas las noches se viste de mujer para ofrecer servicios sexuales.

Para conseguir droga «llegué a conseguirles chavitos a los clientes (…). Los conseguía de la calle porque eran más económicos», dijo una prostituta y ex drogadicta de Ciudad Juárez.

«Siempre están parados en las esquinas como 15 chavos a partir de las 11 de la noche y vienen los carros (automóviles) por ellos y se hace el trato, si es de ir a un hotel, a la casa de la persona o los mismos chavos tienen un hotel a donde siempre van», relató un menor en Guadalajara.

El estudio de Azaola, que expone múltiples casos de explotación sexual y pornografía infantil en México, es el más completo de su tipo en este país.

Para algunos activistas de organizaciones humanitarias, el informe puso contra la pared a las autoridades, que en el pasado calificaban el problema de importante, pero nunca de grave.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) calculó que cada año un millón de niños se suman a las víctimas del comercio sexual en el mundo, actividad que genera ganancias anuales por unos siete billones de dólares.

Los 17.000 niños que en México sufren el problema parecen pocos, pero son suficientes como para «sacudir la conciencia» y obligarnos a actuar, dijo Teresa Aranda, directora del estatal Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia.

La «cruzada» incluye la discusión de reformas legales para endurecer el castigo de proxenetas y clientes, coordinar esfuerzos policiales, apoyar a las víctimas y realizar tareas de prevención, sobre todo en sectores pobres de los que surgen la mayoría de niños que luego son explotados.

Según Azaola, muy pocos casos de explotación sexual de menores «llegan a las instituciones de procuración de justicia y muy pocas veces éstas y otras instituciones actúan en contra de los explotadores y en beneficio de las víctimas».

«Tampoco encontramos programas de atención especialmente diseñados para las víctimas, que, por lo general, permanecen al margen de la vida ordinaria, de los servicios, de la atención y de la comprensión de la sociedad, que a menudo entiende poco lo que les ocurre a estos niños», añade.

Los estudios indican que en México se registran todas las variedades de la explotación sexual de menores: prostitución, pornografía infantil, tráfico de niños y turismo sexual.

De las 100 bandas dedicadas al tráfico de personas en México, al menos 10 se especializan en sacar menores del país con fines laborales y de explotación sexual, señaló Felipe de Jesús Preciado, jefe del Instituto Nacional de Migración.

«Los que vienen para acá vienen a buscarlo a uno. La primera vez estaba yo bien chico y me metí con un homosexual. El gringo nos tomó a tres chavos y nos empezó a decir que le gustaba esto y lo otro, nos dio 10 dólares a cada uno, pero le robamos», recordó un joven de 15 años en Tijuana.

«Cuando se necesita dinero es la forma más fácil, ir uno con un gay para que te pague bien», relató. (FIN/IPS/dc/mj/hd pr/01

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