AMBIENTE: La enfermedad del Titicaca (*)

A mediana distancia de la bahía de la ciudad peruana de Puno, el verde esmeralda que cubre las aguas del Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, induce a los turistas a utilizar sus cámaras fotográficas o filmadoras.

Pero ese verde idílico es engañoso, pues, en realidad, es el síntoma de una grave enfermedad ecológica.

Tampoco es atractivo de cerca, pues huele mal. El verde vegetal que flota sobre el lago compartido por Bolivia y Perú tiene de tres a cuatro centímetros de espesor y está formado por un alga del tamaño de una lenteja, que se ha propagado explosivamente.

La alfombra de «lentejitas» absorbe los nutrientes, impide el paso de la luz solar al fondo de las aguas y no permite la vida de los peces y otros animales, según advirtió hace seis años la peruana Universidad Nacional del Altiplano, la primera entidad que reaccionó ante el problema.

La proliferacion de las «lentejitas» es culpa del hombre: prosperan desde hace 12 años gracias a los nutrientes contenidos en los desechos líquidos que Puno vierte en el lago.

El lago Titicaca esta ubicado a 3.810 metros de altura sobre el nivel del mar y sus aguas son bombardeadas por 12 colectores de desague de Puno, la ciudad más grande de la zona, con más de 130.000 habitantes.

Unicamente 45 por ciento de los flujos de desagüe de la localidad son conducidos a la planta de tratamiento de aguas servidas de El Espinar. El resto se descarga directamente en el lago.

El problema se agrava en las temporadas de lluvia, cuando la basura de la ciudad es arrastrada hacia las aguas, debido al inadecuado sistema de drenaje pluvial.

Las algas no son el único problema ecológico en el lago Titicaca, pues en otras zonas de esta gigantesca masa de agua de 8.100 kilómetros cuadrados las empresas mineras arrojan relaves (escoria y desechos) que matan la flora y la fauna.

Entre agosto y octubre, un crucero de investigación científica peruano-boliviana, con ayuda de expertos de otros países, midió en diversos puntos del lago el impacto ambiental de los relaves mineros y de los desechos liquidos urbanos.

El informe del Proyecto Especial Binacional Lago Titicaca (PELT) arroja resultados alarmantes y confirma que el problema se ha agravado en los últimos cuatro años.

El ingeniero Raúl Marañón, responsable de la misión investigadora, consignó en su informe que la biomasa, que hace una década se estimada en 91.000 toneladas métricas, es ahora de 49.000 toneladas.

«Obviamente, estas cifras son globales, pero en las áreas con presencia de lentejitas o en que se arrojan relaves mineros, la fauna ictiológica casi ha desaparecido, con grave problema para la población, que tradicionalmente dependió de su captura para su sustento y alimentación», comentó Marañón.

«El problema no es sólo la disminución del potencial pesquero, sino también porque significa una peligrosa alteración del equilibrio del ecosistema», agregó.

El informe del PELT determinó al gobierno peruano a completar el sistema de alcantarillado de Puno y a considerar un proyecto para el tratamiento a la totalidad de las aguas servidas, que serán destinadas al riego de los pastizales altiplánicos, donde crece el «ichu», una dura y pobre gramínea.

Así mismo, las autoridades de Bolivia y Perú se comprometieron a aumentar el control de las actividades mineras, para impedir que los relaves sean arrojados al lago. (FIN/IPS/al/ff/en/01) —— (*) Esta información fue publicada originalmente por el multimedios Tierramérica (www.tierramerica.net) —-

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