YUGOSLAVIA: Inmigrantes chinos abandonan Serbia en tropel

Los inmigrantes chinos abandonan Serbia en tropel sólo cinco años después de que el gobierno yugoslavo, encabezado entonces por Slobodan Milosevic, los invitara a radicarse.

En el mejor momento de las relaciones entre Belgrado y Beijing, unos 100.000 chinos residían en Serbia, la mayor de las dos repúblicas que conforman Yugoslavia. Pero esa población se redujo a apenas 20.000 personas en los últimos seis meses, tras la caída de Milosevic.

«Según nuestros datos, hay 16.000 chinos en Serbia y el número sigue reduciéndose», dijo Hong Shen, presidente de la Asociación de Residentes Chinos de Serbia. «Es muy fuerte la sensación de que ya no somos bienvenidos aquí».

Belgrado y Beijing fortalecieron sus lazos de amistad a partir de una visita a China de la influyente esposa de Milosevic, Mira Markovic, realizada en el período más duro de las manifestaciones antigubernamentales en Serbia, entre 1996 y 1997.

Tras su retorno a Yugoslavia, Markovic elogió la combinación china de estructura política marxista y economía de mercado libre, afirmando que la misma podía ser un modelo para Serbia.

El país vivía por entonces una tregua entre las dos rondas de sanciones internacionales que desde 1990 arruinaron su economía.

China se opuso hace dos años a los bombardeos aéreos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Serbia, cuando ésta luchaba contra los rebeldes de la minoría albanesa de la provincia de Kosovo.

El impacto de una bomba de la OTAN en la embajada de China en Belgrado, en mayo de 1999, que causó la muerte a dos ciudadanos chinos e hirió a 20, acercó aún más a los dos países.

En diciembre del mismo año, Beijing entregó un préstamo de 300 millones de dólares a Yugoslavia, gracias al cual Milosevic pudo evitar una inminente crisis financiera.

«Miles de chinos llegaron a Serbia a partir de 1996», comentó una fuente policial a IPS.

Chinos residentes en el deteriorado vecindario Block 70 Nuevo Belgrado explicaron que fueron atraídos por avisos publicados en la prensa china para atraer inmigrantes a Serbia.

Ninguno advirtió que esa publicidad era pagada por el gobierno serbio desde 1996. «Los avisos decían 'Serbia, la tierra de las oportunidades' o 'Serbia, la puerta de entrada a Europa'», dijo Liu Ma, un tendero de 25 años de Block 70. «Pero cuando llegamos vimos la pobreza».

Varios inmigrantes chinos trabajan como comerciantes minoristas en un gran mercado de ropa y de otros productos de bajo precio que venden a los empobrecidos serbios.

El flujo migratorio fue propiciado por las flexibles regulaciones de visas que rigen entre los dos países. Según estimaciones extraoficiales, 300 chinos por semana solicitaban permisos de residencia de tres meses, a un costo de 200 dólares.

Los comerciantes chinos contrataban a empleados serbios para que los ayudaran a regatear con los clientes. Muchos de ellos debieron afrontar intolerancia y abusos racistas.

«La cantidad de chinos era muy grande, pero ahora son menos», comentó Ljuba Milenkovic, propietario de un bar en el ruinoso centro comercial de Block 70.

«A los serbios no les gustan los chinos. Se cuidan entre ellos, y cuando ocurre algún incidente no llaman a la policía. Viven en un mundo aparte. Eso pone nerviosa a la gente», dijo Milenkovic.

Los serbios «nos asociaban con Milosevic y su esposa. A veces la gente era hostil con nosotros precisamente a causa de Milosevic», señaló Wang Yuan, integrante de la Asociación de Residentes Chinos.

Muchos chinos tuvieron una «amarga decepción» cuando vieron la pobreza de Serbia, y algunos intentaron el ingreso ilegal a la rica Europa occidental, indicó Wang.

Varios de ellos «fueron víctimas de organizaciones ilegales que les prometían llevarlos a Europa, y en consecuencia tuvieron experiencias terribles», agregó, sin dar más detalles.

Los funcionarios de migración de Europa occidental creen que Serbia fue un importante centro de la inmigración ilegal durante el gobierno de Milosevic, y que los colaboradores del presidente se llevaban la mejor parte del producto del contrabando de personas.

Para ingresar ilegalmente a los países de la Unión Europea (UE), los chinos llegados a Serbia debían pagar decenas de miles de dólares a organizaciones de traficantes de personas.

Dos soldados del ejército yugoslavo fueron arrestados el año pasado en Montenegro —el otro país que integra la Federación de Yugoslavia- cuando intentaban llevar a 25 ciudadanos chinos hasta la costa, para embarcarlos a Italia.

Desde las costas de Montenegro sobre el mar Adriático, los inmigrantes son trasladados en lanchas a motor hasta Italia, puerta de entrada a la UE.

Tras la muerte por asfixia en Gran Bretaña de 58 inmigrantes ilegales chinos que viajaban en la caja de un camión,

La investigación judicial abierta en Gran Bretaña sobre la muerte por asfixia de 58 inmigrantes irregulares chinos que viajaban en un contenedor acoplado a un camión reveló que las víctimas procedían de Yugoslavia.

El actual gobierno de Vojislav Kostunica afirma que no tiene nada contra los chinos, pero la grave crisis económica deja poco espacio para el gran número de inmigrantes de esa nacionalidad.

«No echaremos a nadie de Serbia, pero debemos recordar que no hay empleos para nuestro pueblo», advirtió el ministro de Justicia Vladan Batic. (FIN/IPS/tra-en/vpz/mn/dc-ff/ip/01

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