TRABAJO-JAPON: Aumenta riesgo de salud para las mujeres

Las cambiantes prácticas de empleo de Japón hicieron a las mujeres tan vulnerables como los hombres al estrés, la depresión y aun la muerte como resultado del trabajo excesivo, advirtieron grupos feministas y consejeros laborales.

Antes, las mujeres solían procurar ayuda de especialistas principalmente por problemas personales y familiares, pero actualmente cada vez más piden asesoramiento por cuestiones laborales.

«Antiguamente, sólo los hombres se preocupaban por problemas de trabajo, pero eso ya no es así», señaló Keiko Tani, directora de la Unión de Mujeres, un grupo feminista establecido en Tokio en 1995.

Sólo la organización de Tani recibió un total de 4.407 quejas de trabajadoras el año pasado, en su mayoría sobre acoso sexual, jornadas de trabajo demasiado largas y prepotencia de sus empleadores.

Actualmente, lo que se consideraba «la enfermedad del hombre asalariado» («karoshi», o muerte por trabajo excesivo), afecta también a las mujeres.

«Las trabajadoras encuentran cada vez más dificultades para sobrevivir como personas. Un motivo es que llevan la mayor carga de la larga recesión económica que obligó a las empresas japonesas a reducir su personal», observó Tani.

Un creciente número de empresas japonesas están abandonando políticas sociales como el sistema de promoción por antigüedad, las asignaciones para vivienda y la licencia paga, afirmó el Instituto de Administración del Trabajo.

Las empresas se basan cada vez más en empleados de tiempo parcial o trabajadores contratados que les envían compañías seleccionadoras, y la mayoría de ellos son mujeres.

Las mujeres constituyen en la actualidad 80 por ciento de los 10 millones de trabajadores de tiempo parcial de Japón, informó el Ministerio de Salud, Bienestar Social y Trabajo.

Esas empleadas trabajan tanto como sus colegas masculinos de tiempo completo, pero cobran por hora y no tienen beneficios como paga extraordinaria o indemnización por despido, señaló Tani.

Así mismo, las pocas trabajadoras de tiempo parcial que quedan son despedidas en proporción mucho mayor que los hombres.

El índice de desempleo cayó a 4,8 por ciento entre los hombres y 4,5 entre las mujeres, según estadísticas oficiales. Pero mientras el número de hombres desempleados disminuyó en 110.000 a 1,93 millones entre 2000 y 2001, el de mujeres desempleadas aumentó en 20.000 a 1,25 millones.

«He asesorado a varias mujeres que fueron despedidas por solicitar un ascenso, o que no obtuvieron ningún aumento salarial pese a haber trabajado en la misma empresa más de cinco años», dijo Tani.

Las estadísticas gubernamentales también indican que las víctimas femeninas del «karoshi» están en aumento, porque trabajan cada vez más para conservar sus empleos.

En 1998, nueve de cada 93 casos de muerte por trabajo excesivo correspondían a mujeres, mientras el año anterior la proporción era de uno a 73, pero analistas laborales afirman que la proporción actual de mujeres podría ser mucho mayor.

«Puede haber muchísimas mujeres que mueren por trabajar demasiado, pero no se sabe de ellas debido a las peculiaridades de la sociedad japonesa», dijo Sugio Furuya, del Centro de Seguridad Laboral de Japón, una organización no gubernamental (ONG).

Los familiares de las mujeres víctimas del «karoshi» se rehúsan a procurar una retribución porque, según las tradiciones sociales, los hombres deben cuidar de sus esposas e hijos.

«En general el hombre es renuente a pedir una compensación si sospecha que su esposa murió por trabajo excesivo, porque puede parecer que él descuidó sus deberes», explicó Furuya.

Estas mismas tradiciones sociales son la razón de que muchas trabajadoras sean tratadas peor que sus colegas masculinos. Ellas son vistas como meras ayudantes de los hombres, y no como sus iguales, señalaron activistas.

Esto ocurre a pesar de la ley revisada sobre Oportunidades Equitativas de Empleo de 1999, que reconoció el acoso sexual en el lugar de trabajo y obligó a las empresas nacionales a tratar a las mujeres igual que a los hombres.

Desde la aprobación de esa ley, aumentaron las muertes de mujeres por trabajo excesivo para ponerse a la par de los hombres, señaló Hiroshi Kawahito, de la Línea de Ayuda sobre Karoshi.

«Lo que las japonesas quieren es trabajar responsablemente y a la vez poder tener una vida fuera del trabajo. Esta es nuestra meta para el futuro», declaró Tani. (FIN/IPS/tra-en/sk/ccb/js/mlm/01

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