El fracaso de una ofensiva del ejército de Sri Lanka contra los insurgentes Tigres por la Liberación de la Patria Tamil puede acelerar la reanudación de conversaciones de paz, según analistas.
La ofensiva lanzada por el ejército para recuperar territorio controlado por los Tigres en la provincia septentrional de Jaffna fue suspendida el sábado, tras cuatro días de combate en los cuales una fuerza gubernamental de casi 20.000 soldados sufrió fuertes bajas y debió abandonar sus posiciones originales.
El área que el ejército intentó recuperar fue ocupada en marzo y abril del año pasado por los guerrilleros separatistas, integrantes de la minoritaria etnia tamil, e incluye dos importantes bases militares.
Más de 200 soldados del gobierno murieron en los enfrentamientos, y unos 1.000 más resultaron heridos. El ejército afirmó mediante portavoces que no fue derrotado, ya que los Tigres sufrieron pérdidas similares y debieron suspender sus propios planes de lanzar una ofensiva.
El comentarista político Keethish Loganathan, del grupo privado de expertos Centro de Políticas Alternativas (CPA), sostuvo sin embargo que hubo «una indudable y grave derrota del ejército», y que eso «prueba que era falsa la creencia de muchos de que los Tigres se habían debilitado desde el año pasado».
«Eso subraya la necesidad de acordar un cese del fuego y reanudar las conversaciones de paz», añadió.
Este lunes llegó a Colombo el enviado de paz del gobierno de Noruega, Erik Solheim, para una visita de tres o cuatro días durante la cual se reunirá con la presidenta Chandrika Kumaratunga, con el principal líder opositor, Ranil Wickremasinghe, y con otros dirigentes políticos.
Solheim ha tratado en los últimos seis meses de lograr que se implementen conversaciones de paz entre la gobernante coalición Alianza del Pueblo y los Tigres, pero sus esfuerzos han chocado congra el endurecimiento de las posiciones de ambos bandos involucrados en el conflicto, que lleva 18 años.
La ofensiva del ejército comenzó pocas horas después de que el dirigente insurgente Velupillai Prabhakaran anunciara el miércoles la cuarta prórroga consecutiva de una tregua unilateral declarada por los Tigres el 24 de diciembre y extendida cada uno de los meses siguientes.
Los insurgentes aspiraban desde fines del año pasado a que el gobierno interrumpiera también las hostilidades, pero Kumaratunga insistió en que no era necesario un cese del fuego para reanudar el diálogo.
Todo indica que el ejército y la presidenta subestimaron la capacidad militar de los Tigres.
«Uno de los mayores problemas de los estrategas militares del gobierno es que cada vez que hay un respiro en el conflicto, piensan que el enemigo es débil», comentó un analista militar que no quiso ser identificado.
«Las autoridades creyeron que los Tigres pedían un cese del fuego desde una posición de debilidad», agregó.
El ejército cuenta con mayor poder de fuego que los insurgentes, pero no previó la capacidad de resistencia de los Tigres y pensó que podía avanzar con éxito en la paulatina recuperación de territorio ocupado que lleva a cabo desde el año pasado.
Ese avance fue posible mediante un aumento de 200 millones de dólares en el gasto militar del gobierno en 2000, que se destinó a la compra de tanques T-55, artillería de largo alcance, aviones y helicópteros de combate y lanzadores portátiles de múltiples misiles con un alcance de casi 10 kilómetros, capaces de causar grandes bajas en segundos.
El uso de ese nuevo equipo bélico permitió que el ejército mantuviera presión sobre los Tigres en Jaffna durante el año pasado, y fue por eso que muchos interpretaron la tregua unilateral anunciada por los insurgentes en diciembre como una muestra de debilidad.
«Parece que una falla de los servicios de Inteligencia militares condujo a creer que los Tigres estaban cada vez más débiles», comentó Loganathan.
El fracaso de la ofensiva gubernamental de la semana pasada pone una vez más en la agenda la futilidad de la estrategia del gobierno, basada en la guerra y en hablar desde posiciones de fuerza, por la cual Kumaratunga desea mantener conversaciones de paz sin cese del fuego, agregó.
Solheim trata de que las dos partes en conflicto acepten una propuesta de memorando de entendimiento que implica reducir las hostilidades y allanar el camino para el diálogo.
Ese memorando incluye el levantamiento del embargo gubernamental contra las áreas septentrionales controladas por los insurgentes, la liberación de prisioneros por parte de ambos bandos y facilidades para el desplazamiento de personas entre los teritorios controlados por Colombo y por los Tigres.
A comienzos de este año, Kumaratunga había declarado que era probable que este mes comenzaran conversaciones de paz en un país extranjero sin que mediara un cese del fuego.
Es probable que los últimos acontecimientos en el campo de batalla sean un factor de presión para que el gobierno cambie de actitud y acepte el memorando de entendimiento.
En estos días ha aumentado la demanda de paz por parte de una sociedad harta del conflicto, cuyas consecuencias incluyen más de 60.000 muertes y graves perjuicios para la economía del país.
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han instado al gobierno a lograr el cese de la guerra civil mediante una solución justa.
El Banco Central urgió este lunes a los partidos y las organizaciones de la sociedad civil a buscar juntos el fin del conflicto y garantizar una paz duradera mediante soluciones a los problemas de fondo que lo causaron, en su informe anual sobre balance y perspectivas de la economía.
«Parece que la gente común que ha sufrido en forma considerable a causa del conflicto desea con intensidad convivir y trabajar en un clima de paz y amistad», afirmó.
«Por lo tanto, la responsabilidad más importante de los dirigentes del país en la actualidad es forjar un consenso para restaurar la paz, el orden y el imperio de la ley», enfatizó.
Fue inusual que la institución se apartara de la consideración de datos económicos y expresara comentarios y sugerencias en relación con el conflicto.
Dirigentes de las cámaras de Comercio e Industria y otros hombres de negocios han formulado pedidos similares.
El gobierno buscó el aislamiento internacional de los Tigres mientras presionaba para que negociaran sin un cese del fuego, pero esa estrategia no ha dado resultado, opinó el comentarista político Jehan Perera, director del Consejo Nacional de Paz, una organización apoyada por el gobierno noruego.
Las autoridades sufrieron «reveses en ambos frentes. Los militares recibieron una paliza y algunos países aumentaron su simpatía por los insurgentes cuando el gobierno no respondió a su tergua de cuatro meses con medidas similares», señaló.
Perera regresó la semana pasada de un viaje a Jaffna, y aseguró que la mayoría de los habitantes de la región controlada por los Tigres ha aumentado su simpatía hacia los insurgentes.
Muchas personas que desean la paz y que no compartían las posiciones de los Tigres rechazan en la actualidad la actitud de Colombo ante la tregua y tienden a inclinarse hacia los insurgentes, afirmó.
«Cada vez más civiles se refieren a los Tigres como 'nuestros muchachos'», apuntó. (FIN/IPS/tra-eng/fs/js/mp/ip/01