PAKISTAN: Opositores a la bomba atómica alzan la voz

Miles de pacifistas desafiaron al gobierno militar de Pakistán con una marcha de protesta por la principal avenida de la capital en ocasión del tercer aniversario de las primeras pruebas de armas nucleares.

«¡Queremos pan, no bombas!» y «¡Felicitaciones! Somos mendigos nuclearizados», decían algunas pancartas de los manifestantes, que exigieron el recorte del presupuesto de defensa y la asignación de más fondos para la salud y la educación.

El 28 de mayo de 1998, Pakistán efectuó una serie de ensayos nucleares, en respuesta a los que días antes había realizado su vecina y rival India y pese a su precaria condición económica y a la amenaza de sanciones internacionales.

El gobierno encabezado entonces por Nawaz Sharif argumentó que con las pruebas restauraría el equilibrio militar en Asia meridional.

«Si Pakistán es objeto de sanciones económicas, lo consideraré la voluntad de Dios y escogeré el camino de la autodependencia, que será nuestra salvación», declaró Sharif antes de las pruebas.

Sharif fue destituido por un incruento golpe militar el 12 de octubre de 1999, y actualmente vive en el exilio en Arabia Saudita.

Su promesa de «autodependencia» está lejos de cumplirse en un país en que, a pesar de su poder militar, buena parte de la población tiene dificultades diarias para alimentarse.

Pakistán es uno de los países más endeudados del mundo, con 35.000 millones de dólares de deuda externa. Los gastos de defensa y los servicios de la deuda externa suman más de 80 por ciento del presupuesto anual de Pakistán.

Como consecuencia, la mitad de los hombres y tres de cada cuatro mujeres son analfabetas, y 136 de cada 1.000 niños mueren antes de cumplir los cinco años.

Se calcula que las seis pruebas nucleares realizadas entre el 28 y el 30 de mayo de 1998 costaron el equivalente a 420 millones de dólares, señaló Asim Ajtar, del Comité de Ciudadanos por la Paz.

En contraste, la asignación total para el sector social suma apenas 220 millones de dólares, destacó Ajtar.

El Comité fue creado por profesores universitarios, periodistas, estudiantes y otros activistas poco después de las pruebas.

Al principio, el movimiento no llamó mucho la atención, pero comenzó a ganar adeptos ante el agravamiento de la situación económica.

Gran número de activistas llevaron el lunes una pancarta de 500 metros de largo, que contenía las firmas y mensajes de miles de personas que condenan las armas nucleareas y apoyan la paz en Asia meridional.

«Algunos defensores de las armas nucleares dijeron que su desarrollo podría reducir el presupuesto militar, ya que, al garantizarse la seguridad nacional, se necesitaría poco dinero para los salarios de los soldados. El resto podría volcarse a desarrollo y educación», recordó el pacifista Pervez Hoodhboy.

«Este argumento era tan sencillo y tan seductor que muchas personas bien intencionadas lo aceptaron», explicó Hoodhboy.

«¿Pero qué tuvimos desde entonces? Luego de las pruebas nucleares, muchos reclamaron con más urgencia que antes la compra de tanques de guerra, artillería, aviones, barcos y submarinos», añadió.

La discreta actitud del gobierno militar ante el nuevo aniversario se debe a que «Pakistán es completamente consciente de lo peligrosas que son las armas nucleares», dijo Maria Sultan, investigadora del Instituto de Estudios Estratégicos.

«Por eso, desde que se realizaron los ensayos, en lugar de expresar júbilo, Pakistán se comporta como una nación responsable, convertida en potencia nuclear sólo para demostrar su capacidad de disuasión», agregó Sultan.

A diferencia del pasado, no hubo este año ninguna ceremonia oficial para conmemorar la adopción de las armas nucleares.

En cambio, se difundió un mensaje del jefe del gobierno militar, Pervez Musharraf, que decía: «Hay un completo consenso sobre el plan estratégico nuclear de Pakistán y nada hará que la nación deje de fortalecer su seguridad».

Pakistán justifica sus ensayos nucleares con el argumento de que India ordenó primero una serie de explosiones, el 11 y 13 de mayo de 1998.

Desde las detonaciones, Pakistán es presionado por la comunidad internacional para firmar el Tratado de Prohibición Total de Ensayos Nucleares.

En febrero de 2000, Pakistán creó la Autoridad de Control y Comando Nuclear, con el objetivo de diseñar políticas de vigilancia en todas los organismos vinculados al desarrollo de esa tecnología.

Pero críticos sostienen que, al no haber un gobierno civil, falta el equilibrio necesario en todo centro de comando. El consenso entre expertos es imprescindible para promover la confianza, resolver conflictos e imponer los límites a las armas nucleares, argumentaron. (FIN/IPS/ni/js/ip/rp-mlm-mj/ip/01

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