INDIA: Polémico apoyo a sistema nacional de defensa de EEUU

El apoyo del gobierno de India al sistema nacional de defensa contra misiles (NMD) de Estados Unidos dividió al espectro político local y podría aumentar la tensión en las relaciones con sus vecinos, en especial China y Pakistán.

El 1 de mayo, India recibió con calma el discurso del presidente estadounidense George W. Bush sobre el NMD, al que calificó de «significativo y trascendental esfuerzo». Fue el primer país en responder positivamente a la noticia.

Pero esta reacción contrasta drásticamente con la posición que históricamente tuvo Nueva Delhi respecto del NMD, al que criticó durante los últimos 15 años en varios foros multilaterales, como la Organización de las Naciones Unidas y la Conferencia sobre Desarme.

Hace menos de un año, el canciller Jaswant Singh dijo que el NMD era una estrategia «desestabilizadora», que derivaría en la «militarización del espacio exterior» y en una nueva carrera por armas nucleares.

El cambio de postura de India provocó críticas por parte de la oposición local, incluso del Partido del Congreso y la izquierda.

La gobernante Alianza Nacional Democrática, coalición de 21 partidos liderada por el derechista hindú Partido Bharatiya Janaya, no respondió oficialmente aún a la nueva posición tomada por la cancillería, ni omitió opinión sobre el NMD.

Varios indicios revelan serias diferencias respecto del NMD dentro del BJP y del gobierno. El último número de «Organiser», la publicación portavoz del grupo mayoritario dentro del BJP, incluye un artículo con duras críticas al anuncio de Bush.

Pero lo más grave es que el canciller Singh pasó por encima del asesor en seguridad nacional, Brajesh Mishra, confidente clave del primer ministro Atal Bijari Vajpayee, para tomar una posición sobre el NMD.

Al parecer, la oposición a Nueva Delhi será más fuerte esta vez que hace tres años, cuando el gobierno detonó cinco bombas nucleares en Pokharan, en el noroeste del país.

Entre los opositores se encuentran muchos que están a favor del uso de las armas nucleares y consideran la postura de Nueva Delhi una deplorable rendición de la soberanía india ante Estados Unidos.

También están aquellos que se oponen en general a las armas nucleares por principios morales, políticos o de seguridad. En India existe un importante y creciente movimiento pacifista, con presencia a nivel nacional y con apoyo tanto de intelectuales liberales como de grupos civiles y sindicatos.

Incluso aquellos indecisos sobre el tema se vieron obligados a tomar una posición ante el cambio en la política oficial. Muchos que se oponían a la carrera armamentista terminaron por aprobar los ensayos de 1998, creyendo que el rearme le daría al país más independencia en el campo internacional.

En lo interno, las armas nucleares pueden llegar a costar un gran número de víctimas económicas y sociales, y en lo externo, obstaculizarán la agenda de desarme mundial. Pero muchos creen que al menos lograrán que India esté en pie de igualdad con las grandes potencias, incluso el poderoso Estados Unidos.

Hoy este argumento no tiene efecto. India no está de pie, sino inclinada, suplicando a las potencias.

Los defensores del NMD esgrimen varios argumentos. El más importante es el de que India se benficiará mucho a un bajo costo si colabora con Estados Unidos.

El precio son simples palabras de respaldo, mientras los beneficios serán notorios: el ingreso al club de potencias nucleares, el levantamiento de las sanciones económicas por los ensayos en Pokharan, e incluso el apoyo estadounidense en la disputa con Pakistán por el territorio de Cachemira.

Este parece ser el cálculo que estuvo detrás de la decisión del canciller indio de aceptar el NMD y considerarlo sólo un rompimiento con la «ortodoxia nuclear».

Nueva Delhi especula que el cuestionamiento parcial de Bush a la noción de fuerza disuasiva nuclear de la guerra fría puede desembocar en un «nuevo orden de seguridad mundial», libre de lo que India considera la mayor «ortodoxia» de todas: el Tratado de No Proliferación nuclear, al que Nueva Delhi se resiste firmar.

Sin embargo, Bush no tiene intenciones de echar por la borda el tratado y tampoco está en contra del uso de armas nucleares con fines de disuasión. De hecho, el presidente subrayó que emplearía «nuevos conceptos de fuerza disuasiva».

India arriesga mucho al apoyar el NMD, aun dentro de ese cálculo de poder, puesto que pasará a ser vista por los países opuestos al proyecto (que son la mayoría), como «colaborador» de un plan peligroso.

El retiro de India de la agenda de desarme le hará perder influencia y credibilidad en el Sur, ya que antes se oponía a las armas nucleares y al hegemonismo.

También provocará hostilidad con China, considerada el principal objetivo del NMD, que ya había mostrado su preocupación por los ensayos misilísticos indios y por su creciente «compañerismo estratégico» con Estados Unidos.

Cabe esperar que a Estados Unidos no le baste el apoyo a su programa de misiles y trate de hacer de India un socio fiel, lo que significará el final de su condición de país no alineado.

Pero la decisión de Nueva Delhi no sólo podría ser perjudicial para sus relaciones con China, sino también con Pakistán. Islamabad mostró su malestar por la referencia de Bush a los «estados para quienes el terror y el chantaje son una forma de vida».

Pakistán está preocupado por lo que considera una actitud indulgente de Estados Unidos hacia India y el creciente acercamiento entre ambos países, que lo margina.

El aumento de la rivalidad indo-paquistaní puede agravar las tensiones en la volátil Asia meridonal, la región del mundo más propensa a un desastre nuclear. Estos dos países se amenazaron mutuamente en el conflicto de Kargil, hace dos años.

Con su apoyo al NMD, India podría granjearse el desprecio de los países considerados «hostiles» por Estados Unidos, esto es, Corea del Norte, Irán, Iraq y Libia. Nueva Delhi tradicionalmente rechazó esta categorización y mantiene relaciones diplomáticas normales con estas naciones.

Por otra parte, el deseado respaldo estadounidense a India en el conflicto cachemiro parece lejano. Washington no podrá ir más allá de manifestar su apoyo en principios generales, exhortando a no violar la Línea de Control y a poner fin a las incursiones militares en la frontera enemiga.

India no podrá beneficiarse tecnológicamente mucho del NMD, pues no tiene un lugar en su «escenario de defensa misilística». Estados Unidos estudia construir bases militares en el sur y este de Asia, en Europa y en Medio Oriente.

El apoyo indio a NMD, por tanto, podría comprometer seriamente sus intereses y su capacidad de maniobra, pues con ella da una bofetada a la causa del desarme mundial, en el que, además, descansa su propia seguridad. (FIN/IPS/tra-en/pb/js/rp/aq/ip/01

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