ESPAÑA: País Vasco elige entre independentismo y autonomía

Los ciudadanos vascos decidirán este domingo en las urnas si serán gobernados por un frente independentista o por una coalición que acate la constitución española y defienda la permanencia del País Vasco como una de las 17 comunidades autónomas que integran España.

Las elecciones cubrirán las 75 plazas del parlamento autónomo que, a su vez, designará al presidente del gobierno del País Vasco, integrado por las provincias de Vizcaya, Guipúzcoa y Alava.

El gobernante y moderado Partido Nacionalista Vasco (PNV) se presenta aliado con su escisión, Eusko Alkartasuna, y, según la encuesta del oficial Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), podría lograr 29 diputados.

La alianza radical Euskal Herritarrok, que apoya y es respaldada por el grupo terrorista ETA, lograría ocho escaños, lo que dejaría al frente nacionalista a un voto de la mayoría absoluta, que es de 38 diputados, de acuerdo con la misma encuesta.

El PNV, Eusko Alkartasuna y Euskal Herritarrok reivindican el derecho a la autodeterminación y la independencia del País Vasco, pero los dos primeros no apoyan la violencia como arma política.

Por otro lado están el centroderechista Partido Popular, que gobierna España, y la principal fuerza de oposición, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

El Partido Popular y el PSOE tienen organización en toda España y están claramente definidos contra la independencia de cualquiera de las regiones o comunidades autónomas que la integran.

Además, firmaron un acuerdo de actuación común, que incluye la posible formación de un gobierno de coalición en el País Vasco. La encuesta del CIS otorga 22 diputados al Partido Popular y 14 al PSOE. O sea, entre ambos lograrían 36 escaños, dos menos que la mayoría absoluta.

Es en ese plano donde adquiere importancia el número de diputados que puedan obtener Euskal Herritarrok que, según el CIS, de 14 en la actualidad pasaría a tener ocho, y la coalición Izquierda Unida (basada en el Partido Comunista), que obtendría dos.

El bloque Partido Popular-PSOE podría designar el gobierno si recibiera el apoyo de Izquierda Unida, una eventualidad que se considera improbable.

Izquierda Unida, de acuerdo con su coordinador nacional, Gaspar Llamazares, prefiere participar en un gobierno de coalición con el PNV y Eusko Alkartasuna y el PSOE, excluyendo al Partido Popular.

En el otro frente, el PNV y Eusko Alkartasuna podrían reelegir al actual presidente vasco, Juan José Ibarretxe, si recibieran en el parlameno regional los votos de Euskal Herritarrok. Pero ese acuerdo conllevaría un abierto compromiso independentista y de tolerancia con ETA.

Quizás tuvo presente esas consideraciones el candidato socialista, Nicolás Redondo Terreros, al manifestar el viernes, horas antes de que se cerrase la campaña preelectoral, que «el PSOE dejará la puerta abierta, a ver quién llama».

Redondo Terreros añadió que si fuera el PNV quien llamase, ese partido tendría que optar «entre Estella y el Pacto de Jauría Enea».

El pacto de Estella, llamado también de Lizarra, agrupó al PNV, Eusko Alkartasuna, Euskal Herritarrok e Izquierda Unida, con una orientación independentista, más clara en unos y menos en otro, al amparo de la tregua que declaró ETA en 1999.

A fines de 2000, al romper ETA la tregua y reanudar los atentados y asesinatos, Izquierda Unida se retiró del pacto y las relaciones entre los otros partidos se enfriaron, aunque sin llegar a romperse.

Ahora, Redondo Terreros dice que si el PNV llama a la puerta de los socialistas, buscando apoyo para un gobierno de coalición, «tendrá que optar entre la autodeterminación y la autonomía».

O sea, entre reivindicar la independencia o aceptar que el País Vasco mantenga su condición de comunidad autónoma dentro de España.

Esa autonomía permite que el País Vasco tenga policía propia, que su gobierno recaude todos los impuestos y que gestione la educación, la sanidad, el ambiente y la economía. Para ser independiente sólo le faltaría tener su propio ejército, moneda y relaciones exteriores no subordinadas a Madrid.

Quienes apoyan la autonomía señalan que ésta puede ser perfeccionada, que a partir del próximo año, la moneda europea será el euro y no habrá monedas nacionales, y que a medio plazo la tendencia se orienta a la conformación de un ejército paneuropeo y al debilitamiento de los ejércitos nacionales.

Con estos antecedentes y la incógnita sobre el voto de los indecisos, que con un diputado más al frente autonomista (Partido Popular-PSOE) o al nacionalista podría facilitar la formación de un gobierno de uno u otro signo, los ciudadanos vascos viven este sábado como un día de reflexión, en el que está prohibida la propaganda electoral.

En las últimas horas del domingo se podrá saber si se impone la visión independentista o la autonomista, aunque se puede prever que en uno u otro caso lo será por escaso margen. (FIN/IPS/td/ff/ip/01

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