EEUU: El secreto de Echelon

Una delegación del Parlamento Europeo solicitó sin éxito al gobierno de Estados Unidos información sobre presuntas actividades de espionaje industrial en perjuicio de la Unión Europea (UE).

Los parlamentarios de la UE visitaron Washington la semana pasada en busca de información oficial acerca de la supuesta red mundial de espionaje Echelon, basada en la supervisión de comunicaciones mediante teléfono, fax y correo electrónico.

La UE cree que Echelon vigila la actividad de satélites internacionales de telecomunicaciones, empleados para el tráfico de mensajes de compañías telefónicas en muchos países, y satélites usados para comunicaciones regionales y sistemas terrestres y submarinos de comunicaciones.

Se supone que esa red de espionaje, en la que participarían Canadá, Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda, selecciona comunicaciones al azar, y registra mediante programas informáticos las que contienen palabras clave.

La UE sostuvo en estudios dados a conocer el año pasado que Echelon se diferencia de muchos sistemas electrónicos de espionaje desarrollados en el pasado, porque su principal objetivo son comunicaciones no militares, que incluyen las de «gobiernos, organizaciones y empresas de casi todos los países».

Las autoridades estadounidenses niegan la existencia de Echelon, pero las de Australia han admitido que su Dirección de Señales de Defensa participa en esa red. El gobierno británico también ha sostenido en varias ocasiones que Echelon no existe.

La UE sospecha, sobre la base de varios testimonios calificados, que los datos recolectados mediante Echelon son proporcionados a firmas estadounidenses, y que éstas los emplean para tener ventaja sobre compañías europeas en la competencia por contratos.

El presidente de la delegación europea, Carlos Coelho, señaló que reuniones previstas de ese grupo con los departamentos de Estado y de Comercio de Estados Unidos fueron canceladas a último momento por los mismos.

Funcionarios de inteligencia estadounidenses se negaron a reunirse con la delegación, pese a que habían acordado hacerlo en contactos previos, añadió.

Por lo tanto, el grupo enviado por el Parlamento Europeo sólo se reunió con funcionarios del Departamento de Justicia y con algunos congresistas.

La portavoz de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés) de Estados Unidos, Anya Guilsher, aseguró que «no hubo compromiso alguno» de ese organismo con los europeos.

«La comunidad de inteligencia estadounidense ya ha dicho todo lo que puede decir sobre el asunto (de Echelon), y no está dispuesta a profundizar en la materia con una comisión extranjera», apuntó.

La Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por su sigla en inglés) de Estados Unidos confirmó en una declaración que se había rehusado a mantener reuniones con los parlamentarios europeos porque no tenía nada nuevo que decirles acerca de Echelon.

«Pensamos que el testimonio del general (Michael) Hayden (director de esa agencia) ante las comisiones de supervisión de tareas de inteligencia del Congreso, el año pasado, sintetizó la posición de la NSA sobre estos asuntos», explicó.

Hayden dijo a esas comisiones que su agencia sólo reúne información destinada a tareas oficiales de inteligencia fuera del país, y que sólo proporciona esa información a organismos autorizados del gobierno.

«Eso significa que la NSA no está autorizada a brindar datos de inteligencia a firmas privadas estadounidenses y no los brinda», enfatizó.

En los años 70, comisiones investigadoras del Congreso de Estados Unidos comprobaron que agencias del gobierno de ese país, entre ellas la NSA, habían realizado actividades indebidas de inteligencia en perjuicio de ciudadanos estadounidenses.

La parlamentaria estadounidense Cynthia McKinney informó en agosto a la sociedad de debate británica Unión de Oxford que Echelon se usaba para vigilar comunicaciones internacionales, y que el temor de la UE de que los datos recogidos se emplearan para espionaje empresarial tenían fundamento.

Información reunida mediante esa red de espionaje se utilizó para que la firma aeronáutica estadounidense Boeing mejorara la oferta de su competidora europea Airbus para proveer de aviones a Arabia Saudita, sostuvo.

«Boeing ganó un contrato de miles de millones de dólares gracias a información robada aportada por Echelon», aseguró.

El Parlamento Europeo se basó en testimonios como el de McKinney y en varias investigaciones para crear en 2000 una comisión de 36 integrantes, encargada de verificar la existencia de Echelon, determinar si ese sistema viola leyes de la UE sobre privacidad y establecer si es una amenaza a la industria europea.

La visita a Washington de la delegación encabezada por Coelho se realizó con la intención de reunir datos para el informe de esa comisión.

El anterior presidente de Estados Unidos, Bill Clinton (1992- 2000), ordenó a la NSA que informara al Congreso acerca de la cuestión de Echelon, pero la respuesta de la agencia fue vaga.

Los expertos afirman que casi todos los países más industrializados realizan actividades de espionaje que incluyen la intercepción de comunicaciones internacionales, y piensan que Echelon es el mayor programa para esas actividades, seguido por una red estatal rusa.

«Es probable que los europeos ya sepan más que suficiente sobre Echelon. No hay duda de que Estados Unidos usa el sistema para lograr ventajas comerciales, pero los países de la UE llevan a cabo actividades similares», afirmó el estadounidense William Blum, autor de investigaciones en la materia. (FIN/IPS/tra- eng/gm/aa/mp/ip if/01

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